¿Cómo puede México aprovechar su red de tratados comerciales y detonar mercados?

Juan Carlos Izaza

En la era actual de la globalización económica, México se encuentra en una posición estratégica para capitalizar la multiplicidad de tratados de libre comercio que ha forjado con diversas naciones alrededor del mundo. De acuerdo con datos de la Secretaría de Economía, México ha ratificado 14 Tratados de Libre Comercio (TLCs) con 50 países, así como 30 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) con 31 naciones o regiones económicas.

Estos acuerdos no solo representan la apertura de mercados internacionales para los productos mexicanos, sino que también ofrecen una ventana de oportunidad para la atracción de inversión extranjera directa (IED) a territorio mexicano. Al considerar el fenómeno del nearshoring, donde las empresas buscan reubicar sus operaciones comerciales más cerca de sus mercados finales, México emerge como un destino ideal para la expansión empresarial en diversas industrias.

Aprovechar plenamente esta red de tratados implica una reevaluación de las estrategias comerciales y de inversión del país. México debe adoptar un enfoque proactivo para identificar y capitalizar las oportunidades comerciales emergentes, aprovechando su posición geográfica privilegiada y su mano de obra calificada. Al mirar más allá de las fronteras nacionales y considerar los tratados de libre comercio como una plataforma para el crecimiento económico sostenible, México puede diversificar su base exportadora y fortalecer su competitividad en el mercado global.

Asimismo, al fomentar una cultura empresarial que valore la innovación y la colaboración internacional, México cuenta con todos los elementos para convertirse en un centro regional comercial en sectores clave. De entre las más de 50 naciones con las que nuestro país mantiene lazos comerciales, podemos destacar 3 casos que, de ser impulsados, pueden ser altamente beneficiosos para México: la Unión Europea, Japón e Israel.

El caso de la Unión Europea

A partir de la pandemia de Covid-19, la comunidad europea se ha convertido en un aliado de peso para México. En 2020, la Unión Europea se convertía en nuestro tercer socio comercial más importante (solo después de los Estados Unidos y de China); para el cierre de 2023, según datos de la Balanza Comercial de Mercancías de México, el comercio con la UE ascendió a 211 millones de dólares (-mdd- por lo que concierne a compras internacionales). En estas compras destacan, sobre todo, las de maquinaria especializada para la producción de alimentos, bebidas y farmacéuticos.

Una creciente oportunidad se presenta en este último rubro, que, para 2021, representó 6.1% del PIB nacional, ya que tan solo en 2022 se contabilizaron 922 empresas nacionales y multinacionales especializadas en la manufactura de fármacos y aparatos médicos y ortopédicos. Otros sectores que pueden beneficiarse con Europa son el de componentes electrónicos, el sector agroindustrial, el sector aeronáutico/aeroespacial, entre muchos otros.

El caso de Japón y los gigantes asiáticos

En 2023, México importó lo equivalente a más de 20,000 mdd de Japón y el flujo de IED fue de más de 2,000 mdd. La relación comercial entre México y Japón, además de ser centenaria, es verdaderamente recíproca, pues los capitales japoneses están utilizando a México como puerta para consolidarse en los mercados norte y latinoamericano; al mismo tiempo, inversionistas de nuestro país ven en Japón un trampolín para la región Asia-Pacifico (Corea del Sur, Filipinas, Taiwán, Indonesia, etc.).

Sin duda el sector que a lo largo de los años ha sido clave para la inversión nipona es el automotriz, siendo un ejemplo claro el de Nissan Motors, que ya hoy ha generado 15,000 empleos tanto en plantas de ensamble como en agencias, contando además con 280 convenios de exportación a diferentes partes del mundo, enviando automóviles fabricados en enormes plantas como la que se tiene en Aguascalientes. Otras fabricantes también han aprovechado esto, tal es el caso de Mazda, Honda o Toyota, quienes han abierto plantas de ensamble y fabricación de autopartes en el estado de Guanajuato.

Según lo dicho por Noriteru Fukushima, embajador de Japón en México, este 2024 las empresas niponas “podrían invertir entre 3,000 y 4,000 millones de dólares”. Otros sectores que podrían seguir esta curva y beneficiarse del flujo de inversión son el sector electrónico, mecánico, el de telecomunicaciones e incluso el del transporte.

El caso de Israel

Es imposible hablar de la relación comercial bilateral México–Medio Oriente sin incluir a Israel, quien es nuestro mayor aliado en la región. En 2023, México le compró lo equivalente a más de 1,000 mdd, sobre todo en maquinaria electrónica, teléfonos celulares y componentes eléctricos. Tras la llegada del nearshoring, muchos mercados han buscado la manera de replicar el éxito de las empresas chinas que han llegado a la frontera norte, y el israelí no es la excepción, pues al menos una decena de empresarios estaría en planes de establecerse en México este 2024. Y es que, para Israel, nuestro país es el destino idóneo para implementar muchas de las innovaciones tecnológicas que allá se han desarrollado, por ejemplo, aquellas en materia de seguridad alimentaria, distribución hídrica y energías renovables. El llamado “Israelshoring”, en palabras de Sony Chalouh, presidente de la Cámara de Comercio México–Israel, es una oportunidad magnífica para aprovechar el potencial que ambos países tienen, y amplificarlo dada la cercanía de México con los mercados en todo el continente americano.

Oportunidades de desarrollo a largo plazo

En última instancia, el análisis y la explotación efectiva de los tratados de libre comercio no solo impulsarán el desarrollo económico de México, sino que también promoverán la integración y la cooperación internacional en beneficio mutuo y, de remate, propiciarán el desarrollo de las regiones y de sus habitantes.

En resumen, el aprovechamiento efectivo de los tratados de libre comercio por parte de México no sólo representa una oportunidad para impulsar el crecimiento económico en el corto plazo, sino que también establece las bases para oportunidades duraderas en el comercio exterior.

Al invertir en la expansión de su presencia global y fomentar alianzas estratégicas con otras naciones, México contará con las bases para cultivar relaciones comerciales sólidas que perduren a lo largo del tiempo y abran nuevas vías de desarrollo económico y comercial. Esto no solo beneficiará a la economía mexicana en los próximos años, sino que también sentará las bases para un futuro sostenible en el ámbito del comercio internacional.

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