Gabinete: ¿Cómo engañar a Rubén Rocha?
Álvaro Aragón Ayala
En el proceso para la integración de su gabinete el gobernador electo Rubén Rocha Moya difícilmente podrá ser engañado porque conoce a toda la clase política y administrativa de los gobiernos priistas y a los grupos y personajes que acuerpa Morena, el PAN, PAS, PT y otros partidos políticos.
En una primera instancia, la convocatoria rochista es hacer del quehacer público la mejor forma de acortar las desigualdades y de trabajar por la reconciliación social con los grupos más necesitados sin descuidar el rescate y fortalecimiento de los sectores productivos.
¿Quiénes son los ciudadanos que reúnen las cualidades para trabajar en un proyecto de reingeniería gubernamental por la transformación de Sinaloa?
Desde ya, Rocha Moya ubica a los miembros de la nomenclatura o los llamados grupos de poder que promueven mediáticamente a tal o cual personaje para que sea tomado en cuenta a la hora de la integración de su gabinete.
Sabe si las cualidades de las que se les dota en las “maniobras” periodísticas son ciertas o falsas porque identifica con claridad las fortalezas y debilidades no únicamente de los promovidos sino también de los promoventes.
El futuro gobernador de Sinaloa no es un novato. Ocupó cargos de asesoría en varios gobiernos estatales sin comprometer ni perder su esencia izquierdista y está al corriente de los orígenes y a que establo político pertenece cada uno de los mencionados en el tejemaneje informativo y lo que buscarán en el gobierno si él decide incorporarlos a su gabinete.
En pocas palabras: distingue todo tipo de personajes bien intencionados y a los pelafustanes que pujan en las entrañas del poder; sabe cómo se mueven y como se articulan y equilibran los andamiajes de la función pública. Comprende lo que le quieren decir porque lee bien entre líneas y capta los mensajes codificados que le envían los amanuenses de los promoventes.
Del PRI, Rocha Moya conoce a todos. Del gobierno de Leopoldo Sánchez Celis para acá no hay personaje que no identifique plenamente ya sea por sus fortalezas o por sus negativos o por estar anclados a los grupos políticos o económicos de la entidad.
Igual se percata de los personajes que ambulan en el PAN, PT y el PRD y otros partidos. En la campaña se amalgamó con el Partido Sinaloense porque encontró ahí parte de su prosapia universitaria y a personajes que al igual que él comparten el anhelo de transformar Sinaloa.
En Morena ubica a la perfección a sus grupos y a sus liderazgos, unos reales y otros de mesa café o de Facebook. Ubica a los cazapleitos y sabelotodo y a aquellos que ejercen dominio sobre tal o cual grupo y entiende cómo se desenvuelven y, sobre todo, reconoce a los que tienen capacidades para la función pública y a quienes nacieron únicamente para criticar u “orientar” la conducta de los funcionarios públicos, pero carecen de las cualidades y conocimientos para ocupar cargos en el gobierno.
Entonces ¿Cómo engañar a Rubén Rocha? ¿Cómo treparse en su gabinete sin reunir la experiencia ni las capacidades para acortar las desigualdades, trabajar por la reconciliación y la transformación de Sinaloa? ¿En qué parte del conglomerado social, político y administrativo se encuentran los personajes que el gobernador electo necesita para transformar Sinaloa?
Rocha necesita a los mejores hombres y mujeres para gobernar Sinaloa, ese Sinaloa que requiere diálogo y construcción de acuerdos para salvar diferencias; liderazgos nuevos y con marcada experiencia, funcionarios cercanos a la ciudadanía, estadistas, pero, sobre todo, seres humanos que vivan y sientan también el dolor de la injusticia, del desequilibrio, de la falta de oportunidades. A Sinaloa le urgen funcionarios públicos humanistas.
Y la lectura gubernamental-qurinista es que las cosas andan tan mal que la reingeniería que proyecta emprender Rubén Rocha Moya para transformar Sinaloa tiene la figura de una gigantesca escoba o del instrumento político y legal que se llama cese de personajes que se amamantan de áreas claves, despidos que son urgentes para procesar los primeros actos contra la corrupción y la simulación gubernamental.
La transformación va en serio e iniciará con quitar de tajo lo que no sirve o ha servido solamente para tapar las corruptelas gubernamentales…