Tres lecciones para defender la democracia

Karolina Gilas

En 2023 la balanza política global se ha inclinado de manera alarmante hacia el autoritarismo, superando en número a las democracias por primera vez en más de dos décadas. El Informe de Democracia 2024, de Varieties of Democracy (V-Dem), destaca una alarmante regresión: los avances democráticos, cultivados meticulosamente a lo largo de 35 años, se han evaporado, dejando la democracia global en un estado similar al de 1986. Sólo 29% de la población mundial disfruta de los beneficios de vivir en democracias, mientras que un 43% reside en naciones en transición hacia formas de autoritarismo.

Este deterioro democrático, evidenciado en numerosos estudios, muestra patrones inquietantemente similares. Los clásicos golpes de Estado, caracterizados por la captura abrupta del poder, son cosa del pasado. Hoy, la erosión democrática ocurre cuando liderazgos democráticamente electos socavan las instituciones desde dentro, siguiendo un guion que parece extraído de un “manual del pequeño dictador”.

Este manual detalla tres estrategias principales para el desmantelamiento subrepticio, pero efectivo, de las democracias. La primera de ellas consiste en obtener el control de los medios, censurando voces críticas y promoviendo plataformas afines al régimen para controlar la narrativa pública. Esta maniobra no sólo limita el acceso a información diversa y crítica, sino que también minimiza el escrutinio público sobre el gobierno.

La segunda se enfoca en debilitar los controles y equilibrios, especialmente el Poder Judicial, para concentrar más poder en el Ejecutivo. La manipulación del nombramiento de jueces, la reforma de estructuras judiciales y establecimiento de órganos y procedimientos (internos o externos) para controlar el comportamiento de los juzgadores son esfuerzos dirigidos a socavar la separación de poderes e independencia judicial, pilares de cualquier democracia.

Bolsonaro. Socavar las instituciones. Foto: @bolsonaro.tv

La tercera y última estrategia busca polarizar y desinformar a la población, minando las organizaciones civiles y académicas. Fomentar la polarización sirve para consolidar la base de apoyo del gobierno y neutralizar a la oposición, etiquetándola como enemiga del Estado. La represión de voces disidentes prepara el terreno para cambios autoritarios.

Sin embargo, pese a la efectividad de estas estrategias, existen ejemplos inspiradores de resistencia y recuperación democrática, como Brasil y Polonia. En Brasil, tras la derrota de Jair Bolsonaro en 2022, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha implementado medidas para fortalecer las instituciones democráticas y combatir la desinformación. En Polonia la pérdida de las elecciones por el partido Ley y Justicia (PiS) en 2023 ha llevado al surgimiento de un nuevo gobierno que inmediatamente inició la reversión de algunas reformas que debilitaban la democracia. Estos casos ofrecen (también tres) lecciones esperanzadoras ante el panorama de retrocesos democráticos y nos enseñan que las democracias pueden resistir cuando sus ciudadanías e instituciones electorales resistan.

Primero, la movilización de la sociedad civil y la acción ciudadana han sido clave para enfrentar la erosión democrática en ambos países. En Polonia las protestas masivas contra las reformas judiciales y en defensa de los derechos civiles, particularmente los derechos de las mujeres, han demostrado la fuerza de la sociedad civil. En Brasil las movilizaciones en defensa de la Amazonía y los derechos humanos también reflejaron un compromiso activo con los valores democráticos.

Segundo, la resistencia de las instituciones democráticas a los intentos de erosión y su papel en la promoción de la recuperación democrática han sido fundamentales. En Polonia, pese a las presiones, el Tribunal Supremo y otras instituciones judiciales han tratado de resistir las reformas que comprometen su independencia. La Unión Europea ha jugado un papel importante, imponiendo sanciones, exigiendo el respeto a los principios democráticos y otorgando apoyo a las instituciones bajo amenaza. En Brasil el Tribunal Supremo Federal y el Tribunal Superior Electoral han jugado un papel crucial en la defensa de la democracia, asegurando el respeto a la Constitución y la integridad del proceso electoral.

Tercero, Brasil y Polonia han mostrado que es posible recuperarse de la erosión democrática a través del voto ciudadano. Las elecciones en Brasil en 2022, que resultaron en la derrota de Bolsonaro, fueron posibles gracias a una sociedad movilizada y consciente de la importancia de la democracia y a un sistema electoral robusto y transparente, capaz de procesar y reflejar la voluntad popular a pesar de las tensiones y desafíos políticos.

En Polonia la derrota del PiS ilustra la importancia de la movilización ciudadana y la colaboración entre partidos de oposición. Pese a los desafíos al Estado de derecho y a la independencia judicial, el sistema electoral polaco mantuvo la capacidad para asegurar una expresión libre y justa de la voluntad popular, mientras que los partidos de la oposición lograron sobreponerse a las diferencias para generar una sola y clara opción en favor de la democracia.

Bukele. Debilitamiento de controles y equilibrios. Foto: @presidencia.gob.sv.

Los casos de Brasil y Polonia demuestran cómo la erosión democrática puede surgir de desafíos a la independencia judicial, el control de los medios, la polarización política y el debilitamiento de las instituciones. Sin embargo, también evidencian que la recuperación es posible gracias a la combinación de instituciones democráticas capaces de sostener elecciones libres y competidas, una sociedad civil activa y una oposición unida.

Mientras la ciudadanía mantenga un compromiso con los valores democráticos y las instituciones electorales permanezcan resilientes, la democracia prevalecerá.

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