Nieto, sucesión 2024, reglas de lealtad, grupo cerrado, adversos

 Carlos Ramírez

La lista de invitados a la boda del titular de la Unidad de Inteligencia Financiera prendió los focos de alarma en el tablero de la sucesión presidencial de 2024. La pluralidad de asistentes dejó ver la deslealtad de Santiago Nieto Castillo al discurso amigo-enemigo del presidente de la república y fijó el criterio central de la lealtad como un factor central en la decisión.

El modelo del tapado centralizaba la decisión en la figura del presidente saliente hasta la víspera de la nominación y a partir de ahí había una vigilancia política sobre las lealtades. El candidato Lázaro Cárdenas respondió a más del 100% a la garantía de lealtad al presidente Calles, pero al segundo año de su gobierno lo exilió.

López Portillo mandó al expresidente Echeverría al otro lado del planeta como embajador en las islas Fiji. De la Madrid encarceló a Díaz Serrano como mensaje de ruptura con López Portillo. Colosio pactó con Manuel Camacho Solís, ya como la figura contraria a Salinas y rompió la regla de la lealtad a Salinas. Zedillo encarceló a Raúl Salinas de Gortari para romper con el expresidente Carlos y separarse de las sospechas del asesinato. Todos los candidatos juraron lealtad al presidente saliente.

A la hora de operar el proceso de selección del candidato presidencial del partido en el poder, los presidentes definen tres condiciones inflexibles de continuidad: personal, de proyecto y de grupo. En la personal, todos los presidentes tienen cuando menos una exigencia por encima de todas: la lealtad.

La frivolidad característica de Nieto ignoró las reglas mínimas de la lealtad política: los enemigos de mis amigos no deben ser mis amigos, en tanto que los enemigos de mis enemigos son mis amigos. En la lista de invitados de Nieto había por lo menos un par de adversarios criticados de manera permanente por el presidente de la República, entre los que sobresalía el director de El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz. El mensaje de Nieto fue un desdén público al discurso presidencial de caracterización de adversarios irreconciliables.

El encarcelamiento de Emilio Lozoya Austin después de la frivolidad de cenar en el Hunan fue entendida como una burla a la oportunidad de libertad controlada a cambio de revelaciones de corrupción que nunca configuraron expedienté probatorio. Varios funcionarios le dieron una lectura correcta a ese encarcelamiento como castigo a la traición de confianzas.

En este sentido, el incidente de la boda de Nieto se colocó en el centro de los mensajes políticos que tienen que ver con los grupos alrededor de los precandidatos presidenciales lopezobradoristas. La decisión inmediata de la jefa capitalina Claudia Sheinbaum de cesar de manera fulminante a su secretaria de Turismo, Paola Félix Díaz, constituyó una señal de entendimiento de las reglas de la lealtad, en tanto que el aviso del líder senatorial Ricardo Monreal de cachar a Nieto como asesor de la Cámara deberá clarificarse si fue decisión personal o negociada con el presidente López Obrador para evitar traiciones mayores del extitular de la UIF.

Las circunstancias de competencia por la sucesión presidencial tres años antes de las elecciones le permitirá al Gran Elector poner a prueba las tres condiciones indispensables para conceder la candidatura sucesoria y analizar comportamientos de los aspirantes en circunstancias de crisis al interior del grupo gobernante.

El cese fulminante de Nieto dejó en claro que los alineamientos y lealtades no pueden ser flexibilizados, en tanto que la fuerza política-electoral de Morena no subió en las pasadas elecciones de junio y que la cohesión del grupo gobernante debe ser pétrea y a toda prueba. Una foto de Ealy Ortiz con Nieto en la boda iba a representar una victoria política sobre el presidente López Obrador de uno de los cinco adversarios mañaneros y desvirtuaría el discurso de honestidad y exclusión del jefe del Ejecutivo.

En este sentido, el menor de los pecados iba a ser la boda fastuosa en el extranjero y con más de trescientos invitados; el punto central del escándalo fue la impericia política de Nieto para no entender la lógica de los adversarios presidenciales y las lealtades.

Con información de indicador Político

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