El espantapájaros del presupuesto alternativo no ablandó a Morena
Carlos Ramírez
A partir de la realidad de las cifras de votos en la Cámara de Diputados, la oposición estuvo amagando con un presupuesto alternativo inviable contra la mayoría absoluta de la alianza Morena-PT-Verde y en realidad perdió oportunidades para negociar algunas propuestas propias.
Lo grave del asunto fue que la alianza opositora PRI-PAN-PRD-Coparmex tampoco entendió ni atendió la gravedad de la crisis económica y entre sus sugerencias –que no fueron sino eso: menciones de algunos ajustes– nada había que se pudiera parecer, de lejos, algún programa de reactivación de la economía o ajustes estructurales al precario y confuso modelo de desarrollo productivo de la mayoría morenista.
Los datos que se tienen del presupuesto alternativo de la alianza opositora apenas jalaron la atención a rubros de gastos el planteamiento general y oscuro de adecuación en los ingresos y, en el fondo, dibujaron el regreso al populismo presupuestal de subsidios priístas para el control político que reventaron la economía en 1982.
La alianza opositora tuvo la oportunidad de reformar el modelo de desarrollo neoliberal del gobierno salinista y revertir sus reformas constitucionales que liquidaron el modelo social productivo posrevolucionario, privatizaron el campo y el ejido, mercadizaron el gasto del Estado, desmantelaron el sector paraestatal y desindustrializaron las cadenas productivas para convertir a México en una economía de suministro y en creciente maquilización del Tratado de Comercio Libre.
La clave del debate sobre el ingreso-gasto y el modelo de desarrollo que se reconfigura cada año con la política económica ha estado en el presupuesto como eje del modelo de desarrollo. La alianza oximorónica PRI-PAN-PRD-Coparmex ha terminado, de manera paradójica, por reforzar del proyecto neoliberal salinista de mercado que desarticuló el proyecto nacionalista que sobrevivió hasta finales de 1982.
Aquí se ha escrito que la alianza PAN-PRI resultó funcional para ambos partidos desde 1982 por la incorporación de los tres pilares ideológicos del PAN –bien común, Estado subsidiario y solidarismo– como nuevo eje ideológico-político-económico del PRI de Salinas de Gortari que iba a ser reformulado con la reforma político-democrática que iban a preparar Luis Donaldo Colosio y Manuel Camacho Solís.
Los mensajes neoliberales del PRI han estado a la luz del día con la oposición a la propuesta política del presidente López Obrador de recuperar la preponderancia del Estado en los sectores eléctrico y petrolero y la atención a sectores vulnerables. La razón se localiza en que la actual dirigencia del PRI está dominada por los intereses ideológico-económicos de Carlos Salinas de Gortari y las reformas neoliberales del Pacto por México de Enrique Peña Nieto y el apoyo del PAN y del PRD poscardenista.
En este sentido, la propuesta presupuestal y de desarrollo del presidente López Obrador choca con los intereses neoliberales de la coalición PRI-PAN-PRD-Coparmex. Y ahí se observa la verdadera disputa por el proyecto de desarrollo de la nación entre la propuesta popular y de Estado de Morena y la oposición neoliberal de la alianza opositora.
Dominado por el peso ideológico de la Coparmex y del empresario Claudio X. González, la alianza opositora en realidad carece de autonomía política, ideológica y económica para presentarse como alternativa real a la mayoría morenista y al discurso lopezobradorista.
Los ajustes en la distribución del gasto que propone la alianza opositora neoliberal no alcanzan para redefinir el modelo de desarrollo ni para corregir las reformas constitucionales salinistas y peñistas que privatizaron la economía del Estado, además de ser insuficientes para regresar a los viejos subsidios del pasado que contribuyeron a tasas de déficit presupuestal de hasta 14%. Además, la alianza opositora no supo aprovechar la experiencia legislativa de sus diputados para construir una verdadera alternativa de política económica/modelo de desarrollo/Estado productivo.
De ahí el escenario de que la propuesta presupuestal presidencial será aprobada en fast track y de nueva cuenta la oposición en 44% de fuerza real habrá perdido la oportunidad para plantear el debate de proyectos de desarrollo.
Con información de indicador Político