La Constitución como agenda de campaña 2024 de AMLO
Carlos Ramírez
Poca reacción hubo en el medio político nacional el fin de semana hacia uno de los anuncios políticos más importantes del 2024 de elección presidencial: la cancelación de la ceremonia protocolaria de exaltación de la Constitución de 1917 por parte de los tres poderes de la Unión en el Teatro de la República de Querétaro, la decisión del presidente López Obrador de realizar el Día de la Constitución en Palacio Nacional, la exaltación de la Constitución de 1857 por encima de la vigente de 1917 y el anuncio de que ahí daría a conocer su agenda de propuestas de reformas constitucionales para la próxima administración enmarcadas en la campaña presidencial.
Los tiempos políticos le permiten al presidente de la República –como a sus antecesores– utilizar la plataforma política presidencial para apoyar al candidato oficial, como ocurrió en los tiempos del viejo PRI, pero también en el corto ciclo panista. Lo significativo del anuncio presidencial del fin de semana estuvo en el hecho de que el presidente saliente López Obrador ya sin respetar protocolos asume una parte importante de definición del proyecto de continuidad de la 4-T que enarbola su candidata Claudia Sheinbaum Pardo.
El entrelazamiento entre la agenda política del sexto año de gobierno y la agenda electoral de la candidata de Morena tiene más implicaciones que las derivadas del hecho de que el presidente saliente estaría definiendo la agenda electoral de la abanderada oficial; el punto central radica en el hecho de que la zona definición de la agenda electoral de la candidata de Morena regresa el control político y de proyecto de la elección presidencial el círculo de poder de Palacio Nacional. Y si es más que obvio que Sheinbaum es la candidata del presidente saliente, los que ya quedó muy claro es que habrá, como nunca y de manera explícita, una continuidad de proyecto presidencial.
En el pasado priísta era más que obvia la relación de continuidad entre el presidente saliente y el presidente entrante a partir de las circunstancias que habrían decidido el perfil del sucesor seleccionado, aunque con algunos indicios de posicionamientos personales del sucesor, un poco o bastante para evitar la mala impresión de un candidato sin perfil propio, y registrando aquí el hecho de que el 6 de marzo de 1994 el candidato salinista oficial Luis Donaldo Colosio decidió plantear su propia propuesta de gobierno pasando por un relativo deslindamiento crítico del Gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
El anuncio del presidente López Obrador fijó cuando menos un mensaje muy claro: la continuidad de proyecto se resolvería en un período político muy breve que correría del anuncio de reformas como banderas de campaña del 5 de Febrero a las elecciones del 3 de junio y de ahí a la toma de posición del Congreso el 1 de septiembre y el primer mes legislativo habría de debatir las leyes de prioridad presidencial: la reforma judicial, la reforma electoral, la reforma salarial y la reforma de pensiones, de tal manera que la nueva presidenta –Sheinbaum, en el segundo pensamiento de López Obrador– tome posesión el 1 de octubre ya con una agenda procesada y si se puede aprobada.
El anuncio de las cuatro reformas constitucionales lo hará el presidente en la ceremonia constitucional del 5 de febrero, pero en Palacio Nacional y no en Querétaro y en el contexto de la Constitución de 1857 y no la de 1917. Este reacomodo de tiempos políticos que hará el presidente estaría rompiendo con todo el protocolo de las ceremonias de Estado con la presencia de los tres poderes de la Unión y la de La Constitución que daría como una formalidad de dimensión político-electoral.
De todas las ceremonias que obligaban a la presencia de los tres poderes de la Unión, la de la Constitución era clave por ser el proyecto de régimen de Estado bajo el mandato de una Carta Magna. Lo que falta por saber es si los otros dos poderes, el legislativo y el judicial, estarían invitados de manera formal a la nueva ceremonia constitucional sobre la Carta de 1857 y para conocer las iniciativas de reforma constitucional que están enmarcadas en la campaña presidencial de Morena, o si el legislativo y el judicial seguirán con el protocolo y se reunirán sin el Ejecutivo como jefe del Estado en Querétaro para exaltar la Constitución de 1917.
En conclusión, la ceremonia protocolaria de Estado sobre la Constitución vigente de 1917 será de campaña electoral de Morena y en el contexto de la Constitución de 1857.