Universitarios en lucha

Ernesto Hernández Norzagaray

Muchos de ellos llegan desde el amanecer y se van hasta que concluyen las largas audiencias del rector Jesús Madueña ante el juez de control en la sede del Centro Regional de Justicia y se esperan para escucharlo a él y a los abogados universitarios que han hecho de la defensa un compromiso con su institución.

Soportan estoicamente los rayos del sol inclemente en estos días veraniegos y lo hacen convencidos de que están del lado de lo justo y que vale la pena permanecer en la plancha judicial para demostrarle con su presencia al gobernador y al juez de control que el rector Madueña “no está solo”.

Y, sorprende, que en esas condiciones adversas esos cientos de funcionarios, académicos, trabajadores administrativos, intendentes y estudiantes en ciertos momentos para sacudirse el cansancio haya tiempo para convertir esa larga espera en una fiesta, como se les ve en un video nocturno bailando sincronizadamente la pegajosa pieza musical: No rompas más mi pobre corazón del grupo Caballo Dorado.

Sus detractores organizados en el llamado Movimiento Democrático Universitario (MDU) explican esa capacidad de movilización bajo las premisas que es “bajo presión y amenazas”, “otorgamiento de prebendas y plazas”, es decir, no aceptan, que la mayoría de ellos pudieran estar convencidos de que la persecución contra el rector y, otros funcionarios, tiene una motivación política más que un interés de llevar a la Universidad a un estadio superior.

Y no lo pueden ver, porque la lógica de los integrantes del MDU es también política, está inscrito en las coordenadas de captura de la casa Rosalina para el gobierno morenista o, mejor, para el gobierno rochista-morenista y, quizá, eso explique, que el activismo en contra no crezca más allá de un pequeño grupo de académicos y administrativos activos y jubilados.

En tanto, el sector que respalda al rector tiene una amplia capacidad de movilización en todo el estado y se ve en cada una de las audiencias cuando llegan universitarios y permanecen con espíritu combativo.

No sé si esa manifestación reiterada es lo que ha dilatado la decisión que dice el rector ya está tomada y el juez de control no se decide, porque no saben, lo que pueda provocar en materia de gobernabilidad por lo que están midiendo cada minuto, cómo también lo hace la contraparte universitaria. El viernes se constató cuando el juez ante el asunto de la “compra millonaria de las tortillas” solo se le vinculó a proceso y no como se esperaba que se le inhabilitara como rector.

Ya lo dijo el rector, en caso de que finalmente se decidan hacerlo y lo inhabiliten, Robespierre Lizárraga, hoy secretario general de la Universidad, convocaría extraordinariamente al Consejo Universitario para que ponga en marcha un calendario de movilización en todo el estado, lo que pronosticaría un escenario que podría derivar en una confrontación con las fuerzas del orden público y eso, quizá es lo que le preocupa al gobernador, porque seguro no le gustaría terminar como un represor.

Sin embargo, estamos en el filo de la navaja y el gobernador debe poner por encima de sus obsesiones garantizar la gobernabilidad del estado.

En tanto, el proceso judicial es escenario de acusaciones de la fiscalía y argumentos de defensa de la Universidad, la atmósfera y los ánimos están calientes, y eso no es una buena noticia, pero si es una oportunidad para hacer un alto en el camino.

El gobernador ya perdió, aunque inhabilite al rector Madueña Molina, porque la UAS está unificada bajo su liderazgo y los miembros de la MDU no lograron abrir un hueco en la Universidad, sobre todo porque la mayoría de ellos son desconocidos para las nuevas generaciones y el discurso barroco no es aquel que sacudió a los universitarios en la lucha de los setenta por la autonomía universitaria o por la integridad de inicios de los ochenta.

Se ha hecho un mal diagnóstico de la Universidad y, además, viene con mucha carga emocional, lo que ha llevado a una estrategia enfocada en lo mediático y lo jurídico, buscando debilitar su imagen y someter a los líderes universitarios, pero lo único que ha provocado es el resultado inverso alrededor de su rector.

Y ahí siguen estos universitarios cansados, molestos y por momentos festivos en la plancha de la fiscalía, con sus techumbres, su protesta, sus diálogos, su solidaridad, sus comidas y hasta su fiesta en defensa de la autonomía universitaria.

Al tiempo.

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