Escala la persecución…
Jaziel Trasviña Osorio.
La historia es conocida: en la Navidad de 1170, en su castillo de Normandía, el rey Enrique II, furioso por las excomuniones dictadas por el arzobispo Thomas Becket en contra de varios obispos leales a él, exclamó: “¿No hay nadie que me libre de este fastidioso cura?”. Tras escucharlo, cuatro nobles viajaron a Canterbury y asesinaron a Becket. Cuando estalló el escándalo, el rey insistió en que nunca había dado la orden, que todo había sido un malentendido.
El órgano de información oficial del gobierno opera la criminalización y el descrédito público de universitarios y actores políticos divulgando mentiras y medias verdades, acciones que pudiera desembocar en atentados a la vida de las personas o en daños a su patrimonio. Contra el Rector de la UAS, Jesús Madueña Molina, se interpuso una denuncia penal ante la Fiscalía general de Justicia del Estado por “abuso de autoridad” dada su defensa férrea a la autonomía universitaria.
Contra dirigentes agrícolas que reclaman mejores precios de garantía de sus cosechas se montó también una aparatosa campaña de descrédito. Merary Villegas, dirigente de Morena, los calificó de seudolíderes, y el diputado Serapio Vargas los invitó a una reunión e inmediatamente sale a la luz la comunicación oficial de que las manifestaciones que tenían programadas los campesinos y los agricultores habían sido sofocadas, que habían quedado sin efecto.
Contra Héctor Melesio Cuén Ojeda, fundador del PAS, principal impulsor de la campaña de Rubén Rocha Moya –hoy gobernador de Sinaloa- y su familia, se fabricó y montó una denuncia de enriquecimiento inexplicable y los voceros del gobierno lo criminalizan poniendo en riesgo la seguridad de él y a su familia. Aunque todo mundo sabe que detrás de la criminalización y la difamación de la familia Cuén existen móviles políticos e inexplicables deseos de venganza.
La especificidad de la persecución subyace en la implementación de acciones y políticas con claro abuso de autoridad y poder –uso de los órganos de gobierno- emprendidas por el Estado, inclusive a través de su propia normativa. La persecución es afín al concepto de violaciones graves y sistemáticas a los derechos humanos, puesto que se basa en suprimir los derechos fundamentales. Se ha establecido que los actos persecutorios guardan similtud con los crímenes de lesa humanidad y genocidio.