El oficio de mentir y la agenda de la ultraderecha

María Margarita Free del Castillo

Del análisis del quehacer periodístico de los soldados del PRI, aquellos que sostuvieron la campaña de difamación y calumnias contra el candidato (hoy gobernador electo) Rubén Rocha Moya y sus aliados, se desprende una transmutación informativa hacia la ultraderecha con el uso de un manual para desinformar y promover en Sinaloa una agenda anti-Rocha, anti-Morena y anti-Manuel López Obrador. 

La conversión de quienes le apostaron al proyecto de Mario Zamora Gastélum, candidato de la alianza PRI-PAN-PRD, no es casual: obedece a una estrategia que intenta, ya, antes del arranque del gobierno sinaloense de la Cuarta Transformación, debilitar o restarle credibilidad a Rocha Moya y los miembros del futuro gabinete estatal. 

Quienes bogan en la agenda de la ultraderecha son los mismos personajes que navegaron en el 2010 en el barco informativo de Mario López Valdez, abanderado del PAN-PRD-Convergencia, y que integraron el equipo “externo” de comunicación en la campaña del 2016 a favor de Quirino Ordaz Coppel, en aquellos días candidato del PRI-PVEM al gobierno de Sinaloa. 

En la jornada electoral del 2018 realizaron una engañosa y “tímida” incursión en Morena, pero sus intereses “periodísticos” los orientó a apoyar al candidato independiente al Senado de la República, Manuel Clouthier Carrillo, trepados a la vez a nivel estatal en la “Operación Berlín”, conspiración informativa nacional contra Andrés Manuel López Obrador.  

Ana Luz Ruelas Mojardín, graduada en el oficio de mentir, recrea un escenario autoritario para concluir, desde la perspectiva de la ultraderecha, que “quienes quieran subirse al carro de la 4T en Sinaloa, tiene ahí la prueba patente sobre el tipo de régimen que se está construyendo, y no deben llamarse engañados si terminan siendo cómplices de uno de los giros más autoritarios y perniciosos de la historia de México”.  

“Muchos hombres y mujeres de nuestra generación, luchadores por la democracia y con prestigio profesional, caen poco a poco en la complacencia frente a ese proyecto que quiere convertir a México en una tiranía como la de Rusia o Turquía ¿Qué necesidad tienen?”, dice. 

La opinión de Ana Luz Ruelas Mojardín es por mera “casualidad” la misma versión que divulgan contra el gobierno de la Cuarta Transformación el representante plenipotenciario de la ultraderecha en México, Claudio X- González, Marko Cortez, del PAN, Alejandro Moreno Cárdenas del PRI y los militantes y dirigentes del desprestigiado partido español VOX  

Otro especialista en la mentira, Arturo Santamaría Gómez, a quien Manuel Clouthier calificó como “amanuense” (el que escribe lo que le dictan) del ex gobernador Juan S. Millán, ajustado a la misma agenda de Ana Luz Ruelas, dice que la 4T “es un tutifruti ideológico y político (…) una mezcolanza de intereses, trayectorias y objetivos diferentes”.  

Santamaría compara al gobierno de Andrés Manuel López Obrador con los gobiernos del PRI y del PAN, desde Manuel Ávila Camacho a Vicente Fox y Felipe Calderón, y señala que a diferencia de ellos “con Morena la cohesión ideológica ya no existe ni en el partido ni en el gabinete presidencial. Se impone un desnudo pragmatismo. Y parece que sucede lo mismo en todos los gobiernos estatales de Morena. Pero para que el popurrí ideológico y político funcione se necesita una figura de mando hacia adentro muy fuerte, incluso autoritaria, como es Andrés Manuel López Obrador”. 

En los nombres que ha manejado el doctor Rocha para integrar su gabinete, para Santamaría Gómez “solo hay una personalidad claramente de izquierda: la Tere Guerra” ¿Y los demás? ¿No hay más políticos de izquierda contemplados para formar parte del equipo de trabajo de Rubén Rocha Moya? En Héctor Cuén Ojeda, el “amanuense” de Juan Millán, ve una personalidad que quizá, dice, desboque sus deseos de convertirse en Senador y luego en candidato al gobierno de Sinaloa ¿Es esto un pecado? No, al contrario: obligaría a Cuén a trabajar en la institucionalidad y a poner el mayor esfuerzo para sacar adelante los programas de la Cuarta Transformación y a obedecer las directrices de Rocha Moya. 

María Teresa Guerra Ochoa, a quien Rocha mencionó como futura titular del Instituto Sinaloense de la Mujer, baraja cuatro oficios: la de política con trayectoria en el PRD, partido del que ya fue diputada local; luchadora en pro de los derechos de la mujer; abogada laborista, no penal y la de periodista. En el 2010 fracasó en su intento por convertirse en candidata al gobierno de Sinaloa y declinó por Mario López Valdez que triunfó bajo las siglas del PAN-PRD-Convergencia. En las elecciones posteriores le cerraron las puertas de candidaturas en el PRD y Morena. 

Si lugar a dudas, el Instituto Sinaloense de la Mujer sería una plataforma que aprovecharía Tere Guerra para desbocarse y buscar convertirse en candidata al Senado de la República y después en candidata al gobierno de Sinaloa. Es su plan y aspiración a los que no ha capitulado.   

Aspirar a buscar posiciones políticas es justo, legitimo, siempre y cuando se cumpla a cabalidad con el trabajo encomendado. En la dinámica de la Cuarta Transformación o del gobierno de Rocha Moya no solo Cuén Ojeda buscaría cumplir con las metas y el ritmo de trabajo que le imponga el mandatario estatal, sino otros secretarios o directores o jefes de área, bajo el entendido de que su desempeño sería un requisito indispensable para que se les tome en cuenta en la promoción política o para que se les considere idóneos para ocupar futuros cargos de elección popular. 

La “miopía estratégica” de Santamaría no le permite ver a otras mujeres de izquierda en el gabinete de Rocha, como Graciela Domínguez Nava, o a personajes como Jaime Montes Salas mencionado como virtual secretario de agricultura y otros más que lucharon por sacar al PRI del Tercer Piso del Gobierno del Estado.  

La agenda de Arturo Santamaría Gómez radica en la narrativa para atacar a la Cuarta Transformación, para poner en duda la capacidad de liderazgo de Rocha y en su pretensión de desacreditar a personajes políticos no afines con su forma de ser y hacer. 

Arturo Santamaría apela a la polarización separando a la única izquierdista, según él, Teresa Guerra Ochoa, de quienes forman el tutifruti, el popurrí o la mezcolanza que, a su juicio, existen en el seno de Morena y en el futuro gabinete rochista. Ojo: En periodismo y en política las casualidades no existen: la de Santamaría es la misma agenda informativa-periodística que usa la ultraderecha, el PAN, el PRI y el partido español VOX para intentar desbarrancar la Cuarta Transformación. Es la agenda de la mentira.

Con información de Mujeres por Sinaloa

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