INSABI, vacunas, rezagos y corrupción
Mauricio Flores
No hablemos de las vacunas para influenza o para Covid 19 y sus nuevas variantes, para las cuales no se calculó suficiente presupuesto para su compra y ahora el subsecretario Hugo López Gatell “solicita atentamente” a los jóvenes que dejen su lugar para las personas de la tercera edad. Más allá de esa supina estupidez en el diseño de políticas de salud, le cuento otra: para el 3 de enero, es decir, en el segundo día hábil del próximo año, cuando los proveedores de 600 tipos de medicamentos genéricos deben empezar hacer entregas a los almacenes del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar, esto conforme a las licitación consolidad E115… pero a estas fechas, a 20 días para hacer los envíos, el instituto a cargo de Juan Ferrer aún no da fallos para designar ganadores, con lo que se repite el mismo cuadro de desorganización administrativa y opacidad que ha caracterizado una entidad que supuestamente estaba orientada a generar un servicio gratuito que superara con creces al finado Seguro Popular.
De hecho, el INSABI licitó 20 vacunas pero sólo adjudicó sólo 13, quedando sin comprar -como si fueran rollos de papel higiénico o lápices- 7 vacunas del cuadro básico para prevenir enfermedades que ya habían sido desterradas de México durante el período neoliberal.
En cuanto al actual plan de compra de medicamentos genéricos, desde omeprazol, ácido acetil salicílico o metformina, el INSABI iniciará 2023 con niveles de suministro del 2/3 del total de piezas licitadas y distribuidas durante 2022 es decir un rezago de casi 33%, un nivel de rezago que pese a ser grande es menor a lo que inició este año con 40% de medicamentos y material de curación no abastecido a clínicas y hospitales públicos adscritos al sistema de compras consolidadas, conforme a las cifras del Instituto Farmacéutico México (INEFAM) que dirige Enrique Martínez y preside José Carlos Ferreyra.
Si bien hay una mejora en los niveles de compra, no se trata de un nivel de abasto como para que el secretario de salud, Jorge Alcocer, diga “misión cumplida” o para que Andrés Manuel López Obrador asegure que el país cuenta con un sistema médico equivalente al de Dinamarca: el neoliberal Seguro Popular registro en 2018 un desabasto del 2% pues el suministro del 98% de medicamentos e insumos a través de las subastas consolidadas orquestada por un grupo de 150 expertos del Instituto Mexicano del Seguro Social que se constituyó desde el gobierno de Vicente Fox y que se consolidó durante el sexenio de Enrique Peña.
En tanto que la compra actual de medicamentos de especialidad o patente, de proveedor único, ya quedó concluida bajo el modelo de asignación directa como se ha hecho habitualmente… pero con la salvedad ahora de que los fallos no son dados a conocer públicamente.
UNOPS, sólo a cobrar
Por cierto la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), aquí representada por Giuseppe Mancinelli, que cobró 150 millones de dólares presuntamente para realizar la compra internacional de medicamentos e insumos a mejores precios, garantizando su entrega a tiempo y desterrando la corrupción, sencillamente ya no participa en la licitación de genéricos E115 ni siquiera en la de genéricos. La UNOPS, cuya jefa mundial Grete Faremo fue despedida en alas de un escándalo de corrupción y favoritismo, actualmente sólo se dedica a administrar los contratos de suministro que efectuó a finales de 2021 y concretó en 2022, a pagar cuando puede; sus directivos, la pasan bien, poseen una bonita oficina en Lomas de Chapultepec de la Ciudad de México, tienen viáticos y, lo mejor, poseen inmunidad diplomática y no pueden ser responsabilizados de los efectos que su falta de eficiencia causó a miles de enfermos en el país pues así lo dispuso el contrato que en 2020 firmó Juan Ferrer con esa organización.
Compra con los cuates
Los ahorros prometidos nunca aparecieron en el nuevo sistema de compra. El INEFAM estima que entre 2019 y 2022, tanto por desorganización, compra en tramos por urgencia al fallar el suministro de la compra consolidada e inflación propia de los medicamentos, el INSABI pagó este año en promedio casi 30% más que antes.
Sin embargo, existen expedientes tortuosos en los que la corrupción muestra su fea cara: a mediados de noviembre, INSABI inició la licitación en Compranet para la compra consolidada de la ropa médica desechable y material de curación para hospitales y clínicas públicas por mil millones de pesos aproximadamente, pero aparecieron los signos de manipulación en las ofertas económicas que buscarían “acomodar los números” a favor de competidores específicos, en este caso a dos empresas ligadas a Comercializador Brever de Adán López Vallejo y para las empresas que se prestara a “ayudar” al suministro a cambio de “aportar” 15% del valor del contrato o, en todo caso, aceptaran ser subcontratistas de Brever si dejaban “ayudar” a través de Compranet.
Y ese estratagema, se sabe, sigue corriendo y operando en las actuales licitaciones del INSABI.