La pobreza, principal reto de México

Héctor Melesio Cuén Ojeda

La pobreza extrema y la pobreza en general, es el principal reto que afronta todo gobierno en este momento, sobre todo a raíz de la pandemia del Covid-19. De poco sirve presumir cualquier logro en alguna materia pública específica, si no se avanza o se avanza poco en la reducción de los parámetros que presenta la llamada pobreza multidimensional diagnósticada de manera permanente en nuestro país por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Actualmente, a nivel nacional el 40% de la población vive en pobreza laboral (ingreso inferior al valor monetario de la canasta alimentaria) y en Sinaloa esta lamentable realidad alcanza al 30% de la población.

Cada trimestre tanto el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) como el Coneval, de manera prácticamente sincronizada, publican la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) y el Indice de Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP), que juntos nos permiten conocer la evolución de la ocupación laboral y la precariedad del ingreso, principales referentes para proyectar el futuro de las condiciones de pobreza.

Grosso modo, al tercer trimestre del 2022, la situación nacional que tenemos es la siguiente:

La Población Económicamente Activa (la llamada PEA, mexicanos de 15 años o más que trabajan o buscan trabajar) del país fue de 59.5 millones de personas, 1.2 millones más que en el tercer trimestre del año anterior. La PEA representó 59.9 % de la población de 15 años y más.

La población desocupada (que no encuentra empleo formal ni informal) fue de dos millones de personas. Por lo tanro la Tasa de Desocupación correspondiente que tenemos fue de 3.4 % de la PEA, cifra menor a la del mismo periodo de un año antes (4.2 %).

En el tercer trimestre de 2022, la población subocupada (con necesidad de trabajar más tiempo, un trabajo complementario o ampliar su horario) fue de 4.6 millones de personas y representó una tasa de 8.1 % de la población ocupada, porcentaje inferior al del tercer trimestre de 2021 (12.9 %).

Y para el caso de nuestro estado de Sinaloa, tenemos que en el tercer trimestre de 2022 la Población Económicamente Activa (PEA), es decir, la que la semana pasada a la entrevista se encontraba ocupada o desocupada, fue de 1,414,126, una cifra con 66 708 personas más que en el mismo periodo del año anterior.

Según sexo, la PEA masculina sinaloense fue de 857 907, un aumento de 43 198 hombres. Y la PEA femenina de 556 219, esto es, 23 510 mujeres más que en el tercer trimestre de 2021.

En el tercer trimestre de 2022, la tasa de participación económica fue de 57.9 % de la población sinaloense en edad para trabajar, cifra superior en 1.3 puntos porcentuales a la del tercer trimestre de 2021.

La población desocupada, es decir es aquella que no contaba con trabajo pero buscó uno en el último mes, fue de 3.3 % de la PEA. Para los hombres, 96.6 % de la PEA se mantuvo ocupado y 3.4 % desocupado. De la PEA femenina, 96.8 % se mantuvo con una ocupación y 3.2 % no.

Como se puede apreciar, tan sólo en el rubro de capital humano, el potencial de Sinaloa es envidiable, además contamos con una población en edad de trabajar total (15 años o más) de 2.5 millones de personas. Y si bien en nuestro estado los salarios formales registrados ante el Instituto Méxicano del Seguro Social (IMSS) efectivamente son de los más bajos a nivel nacional (presionados a la baja por el empleo agrícola), en lo que respecta al nivel de ingreso-gasto de los hogares medido por el INEGI, Sinaloa ocupa el quinto lugar nacional, debido a que hay una incidencia significativa de recursos informales o no bancarizados que complementan el ingreso total o real de los sinaloenses. Además, también en este rubro tienen su impacto los más de mil millones de dólares anuales de remeses que recibe Sinaloa.

Todos estos datos fortalecen nuestra convicción para insistir en que no hay mejor política para combatir y erradicar la pobreza que generar empleos de calidad y bien remunerados. Los subsidios gubernamentales sin duda son valiosos, pero representan sólo una solución de coyuntura y no de estructura. Las ventajas comparativas de Sinaloa son envidiables y no me cansaré de decir que sus mejores años están por venir.

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