Guasave: la guerra digital y de papel

José Luis López Duarte

En 3 semanas cumplirá un año el Dr. Martín Ahumada en el gobierno de Guasave, tiempo en el que pareciera no fueron los problemas de los guasavenses lo más notable, sino los conflictos con su antecesora, diputada Aurelia Leal, que son los más fáciles de resolver y que, como si existiera un corto circuito, cualquier asunto entre aquella y esta administración revienta en los medios de comunicación, cual lucha fratricida, cuando debiera ser un proceso inteligente de conciliación, armonía y trabajo conjunto, porque ambos proceden de una misma fuerza política y, lo más importante, desde el gobierno municipal y el Congreso del Estado tendrían que trabajar mancomunadamente por la sociedad guasavense.

Generalmente en la política, y creo que en todos los conflictos en la vida, las partes tienden a magnificar lo que les afecta y casi siempre está primero el conflicto que la conciliación, por eso llega a ocurrir que cosas muy pequeñas se hacen grandes y algo que se puede resolver permanece y a veces se olvida, pero el pleito prevalece.

En el caso de Guasave, específicamente la expresidenta Aurelia Leal, vivió y sufrió muchas diferencias y agravios desde que empezó MORENA a gobernar Sinaloa y Guasave, con las diferentes corrientes de ese partido en el municipio y en el estado, de tal manera que se acumularon hasta que cuando llegaba el final de su trienio, esa confrontación continuó en su sucesión que la bloquearon con todo para que no fuera diputada, después de suscribir acuerdos para esa transición, a tal grado que la definición de si llegaba al Congreso como diputada ya no dependía de aquellos acuerdos internos de MORENA, sino de los fallos judiciales de los tribunales electorales.

Muchas diferencias, conflictos, reyertas y deslealtades sufrió Aurelia Leal, que cuando llegó el Dr. Martín Ahumada a la presidencia de Guasave, sin deberla ni temerla cayó en la “olla de grillos” y conflictos de MORENA y quedó preso de ellos y ahora subsisten y se reflejan en una guerra digital y de papel que parece interminable y que es notable que a los guasavenses importa muy poco.

Por eso sería deseable, más allá de todas las diferencias, incluso errores de las partes, que Aurelia Leal y el Dr. Martín Ahumada buscaran un acercamiento para encontrar una conciliación, aunque fuera, como escribió alguna vez el Dr. Gilberto López Zepeda, en su corrido “Surutato”, que una parte dice “arreglen sus diferencias con sumas y restas, y algunos descuentos”.

Porque al final, entre Aurelia Leal y Martín Ahumada no existen diferencias y han sido víctimas de la vorágine de conflictos que arrastra MORENA desde que ganó la presidencia de la república, de los que Aurelia Leal fue, en buena medida, parte y víctima por sus diferencias con el entonces Senador Rubén Rocha y el ahora diputado Feliciano Castro, líder del Congreso de Sinaloa, con quienes disputó diversos problemas en Guasave y la candidatura de Aurelia Leal, que debiera razonarse que ni Martín Ahumada ni Guasave lo merecen, y ambos necesitan apoyo.

¿Qué caso tiene tanto pleito y acusaciones que ni ellos entienden, mucho menos la sociedad guasavense?
Yo por eso no me cansaré de insistir en los errores en los que ha incurrido MORENA, específicamente el gobierno estatal, que no pudieron hacer mecanismos de entrega – recepción, un mecanismo para que los que se van dejen las cuentas claras y los que lleguen después no se estén quejando y cargando “cuentas mochas”.

Pero no lo hicieron, y por eso cuando el Congreso discute lo que pasó hace dos años después, se convierte en un circo y un “garrote” para la Auditoría Superior del Estado, los diputados y el gobernador, para apalear a quien quieran, al mismo tiempo que la sociedad sinaloense queda “más enredada que un chihuil”, como dirían en el Cerro Cabezón de Guasave.

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