De Vicente Picos sepultó proyecto de reelección de Gildardo Leyva

Los especialistas en análisis y meta-análisis políticos y sociales descubrieron en Vicente Picos Orduño, ex candidato del PVEM a la alcaldía de El Fuerte, una personalidad que encarna al “pueblo” con características que oscilan entre lo urbano, lo rural y lo serrano, un vocablo llano, franco y su facilidad para relacionarse con toda clase de personas. Vicente Picos, quien abrevó de la experiencia de un zorro de la política, el ex alcalde de El Fuerte, Emilio Alvarez Ibarra, trasladó su capital político al Partido Movimiento de Regeneración Nacional, colapsando el proyecto de reelección del presidente Gildardo Leyva que, a casi un año de gestión, ya es repudiando por la población. Picos tiene sus raíces en pleno corazón de El Fuerte y Gildardo Leyva lo tenía en los límites de este municipio, allá en el Valle de El Carrizo, dónde es famoso por sus actos de rapiñaje en perjuicio de los socios de uno de los módulos de riego, de dónde sacó para construirse una lujosa mansión en Los Mochis y desde donde se “desprendió” a la cabecera municipal fortense para atender una taquería propiedad del ex munícipe Eleazar Rubio Ayala, quién lo inició en la política. Gildardo Leyva, cuya residencia oficial se ubica en Los Mochis, es producto del psunami López Obradorista que llevó al poder a personajes de la más baja ralea que actúan con prepotencia y atropellan los derechos humanos y sociales de la población y que pierden el tiempo en fenomenales borracheras en vez de atender las necesidades de las comunidades. Nadie llegó a imaginar que el empleado de la taquería de Eleazar Rubio llegaría a convertirse en el alcalde más odiado de El Fuerte.

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