López Gatell: el premio a un charlatán

Roberto Rock

Cinco años después de que se soñó salvador de la patria, Hugo López Gatell estaba reducido a un modesto empleo en el Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán”, similar al que desempeñó ahí mismo casi 30 años antes.  

Es un apestado en su gremio; encara al menos tres denuncias penales de homicidio por su controvertido desempeño en el manejo de la pandemia. Reportado con depresión y paranoia, según fuentes del sector, fue designado por la presidenta Claudia Sheinbaum representante ante la Organización Mundial de la Salud (OMS)…, un cargo que no existe.

 En febrero de 2022, a propuesta del presidente López Obrador y con el aval del Senado, la diplomática Francisca Méndez fue nombrada representante permanente de México ante los organismos de la ONU con sede en Ginebra, entre ellos la OMS. La estructura de esta entidad no se rige por representantes nacionales. Aparentemente, la función de López Gatell Ramírez equivaldrá a una agregaduría de embajada, una especie de refugio dorado.  

Gatell
Hugo López-Gatell fue nombrado representante de México ante la OMS / Foto: Victoria Valtierra Ruvalcaba / Cuartoscuro.com

Ello buscaría cerrar el episodio protagonizado por este médico con meritorios posgrados, al que sin embargo siempre se le atribuyó carencia de escrúpulos, como lo demostró con una permanente conspiración para relevar a su tutor y secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, un reconocido reumatólogo-inmunólogo cuyo puesto lo debía a que había atendido a dos familiares cercanos de López Obrador, pero que carecía de experiencia en el servicio público.

Cuando no pudo derrocar a AlcocerLópez Gatell cabildeó para concentrar en su subsecretaría una veintena de atribuciones adicionales, incluido el control de Cofepris, lo que le atrajo imputaciones de corrupción. Y confabuló la separación de su principal crítica, la también subsecretaria Assa Cristina Laurell, la verdadera artífice de las becas para la tercera de edad durante el gobierno de AMLO en la capital del país, siendo ella titular de Salud local. 

El propio Alcocer, entonces de 74 años,  propuso a López Gatell como vocero de la estrategia contra la epidemia por el Covid-19. Esto desató su ambición, que gustaba de nutrir con la historia de su abuelo, un judío-catalán republicano que combatió a Franco- “gatell” en hebreo significa “gato”. El barniz progresista se extendía a sus estudios primarios en el Colegio Madrid, fundado por refugiados españoles, y no mucho más. Su juventud lo halló tocando la flauta en un grupo llamado “Cantera” y soñando con interpretar rock. Fue un “rockstar”, pero de otra forma, promovido por el exvocero presidencial Jesús Ramírez y su colaborador Jenaro Villamil. 

López Obrador aprovechó la ambición, la subordinación ciega y la locuacidad de López Gatell para alinearlo con las falsedades que buscó imponer Palacio en el manejo de la pandemia; entre ellas, desalentar el uso de cubrebocas, evitar el aislamiento y determinar proyecciones de víctimas que al final arrojaron una demasía en fallecimientos (808 mil personas), en mortalidad de personal sanitario y en porcentaje de decesos en hospitales públicos por falta de insumos más básicos. Todo según cifras oficiales de la ONU

El legado de López Gatell es más profundo: retrasó la llegada de vacunas fabricadas en Estados Unidos y Europa, para sujetarse el atavismo ideológico de Palacio en favor de la rusa “Sputnik”,  la cubana “Abdalá”, e inventar la mexicana “Patria”, o falsos respiradores del Conahcyt… 

Su nombre estará siempre ligado a una tragedia cuya dimensión pudo ser menor, y permanecerá  en la memoria de millones recordando a sus muertos. Para los más benévolos será el charlatán de la pandemia. El farsante que alguna vez dijo “yo no soy político”, para luego postularse como gobernante de la capital del país, alcalde, diputado… 

Anheló un lugar en la historia. Lo logró. Sólo que ese lugar apesta.  

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