Las estulticias del quirinista Omar Garfias
Álvaro Aragón Ayala
Opinadores que se dicen de talla “nacional” e incluso que se autonombran “intelectuales” y “analistas”, escriben, ocultando su vocación política, su perfil priista y su paso como colaboradores y funcionarios públicos de los gobiernos estatales más corruptos, una y mil leyendas sobre Sinaloa y el narcotráfico y plantean preguntas que enganchan, rayando en la exageración y la estupidez y acertando en algunas opiniones, aciertos que no significan que tengan razón. Poseen una visión sobrepolitizada, ajustada a sus intereses, sobre la violencia y la criminalidad en Sinaloa.
Es el caso del ex funcionario del gobierno de Jesús Aguilar Padilla y de Quirino Ordaz Coppel, Omar Garfias Reyes, asesor, hoy por hoy, de la dirigente estatal del PRI, diputada Paola Garate. Empotrado, metido de lleno en la criminalización de Sinaloa, dibuja un estado de desastre. Sus preguntas inductivas conducen al imaginario colectivo a creer que en Sinaloa es el narco quien dicta las normas de la convivencia diaria y fija las reglas del ejercicio de gobierno.
Con toda la intención de “acorralar” en un presunto análisis al gobernador Rubén Rocha Moya, en su columna “Por dónde empezar” cuestiona: “¿Podemos ser una sociedad que no sea dominada por el crimen organizado? ¿Cuál es el nivel de control del crimen organizado sobre el gobierno?” “¿Se debe empezar por descapturar el Estado? ¿Cuál es el nivel de control del crimen organizado sobre las instituciones políticas, el congreso, los partidos, el Supremo Tribunal de Justicia?, ¿Qué regulaciones jurídicas específicas deberían implementarse para obstaculizar la injerencia en elecciones y designaciones?”
EL ENOJO DEL PRIISTA
En Reforma, el priista Omar Garfias logró que le publicaran el artículo titulado ¿”Que será de Sinaloa”?, del que recogimos tres opiniones que a nuestro juicio – percepción que ya es calificada de subjetiva y absurda para efectos de la gobernabilidad-, podrían ser tomados como rutas en el enfrentamiento que libran dos grupos armados, sólo si se encajona a Sinaloa como una ínsula en juego que el Estado Mexicano estaría dispuesto a “regalárselo” al crimen organizado para que cese la escalada de violencia.
Escribimos bajo el título “Las tres rutas en la terminación del conflicto armado en Culiacán”:
“En este diferendo armado, desde el exterior del conflicto, a juicio del periodista Omar Garfias, que abordó el mismo tema, pero con agregados un tanto galácticos, se visualizan tres escenarios o rutas para disminuir la crisis:
El primero es que Sinaloa vuelva a la pax narca. Un grupo dominaría el territorio y ya no necesitaría desaparecer y matar tanto, aunque si lo suficiente para imponer sus decisiones. Sería la concreción de un narco-estado
El segundo escenario es una pax narca con limitaciones o imposiciones gubernamentales al grupo triunfador. El gobierno o el Estado recobraría su capacidad de aplicar la ley higienizando algunos eslabones de la cadena de impartición de justicia, e impondría zonas intocables y tipos de delitos que no deberían perpetrarse: ni atrocidades, ni producción de drogas sintéticas mortales.
La tercera ruta o escenario es el triunfo del gobierno o del Estado Mexicano sobre los grupos armados o la descaptura de Sinaloa que traería como consecuencia la limpieza de las fuerzas de seguridad; el saneamiento y la autonomización de la Fiscalía Estatal, la conformación de un plan de relanzamiento económico y la implementación de una política social que construya infraestructura básica de vivienda, servicios urbanos, educación, salud y empleos.
Omar Garfias Reyes, a quien erróneamente lo calificamos como periodista -fue secretario de desarrollo Social en el gobierno del corrupto Quirino Ordaz Coppel y ha ostentó cargos en otras administraciones priistas- al leer el artículo lo calificó de un plagio y amenazó, como todo aquel que se cree “dueño de la verdad”, a proceder legalmente, sin reparar que un primer artículo, retomado de otro, se elabora con el propósito de desarrollar otros diagnósticos más apegados a la realidad, despojándolos del interés político
UNA PORQUERÍA, El RESTO DEL ARTICULO
Desde su óptica partidista, para efectos de dañar la imagen de Sinaloa y su gobierno, Omar Garfias plantea que “no hay desabasto en el global mercado de narcóticos. El negocio sigue funcionando. Esto indicaría que la disputa por el centro y sur de Sinaloa no es por un terreno para la operación, sino por un simbólico centro de poder, por dejar claro de quién es la casa, quien manda en la tierra común”.
Sentado, pues, desde la poltrona priista, sin aportar datos duros ni de dónde sacó la mafufada de que “no hay desbasto global en el mercado de narcóticos”, plantea, lo que a su entender es una hipótesis -que no lo es; más bien es una elucubración- para explicar -dijo- “las dificultades para solucionar un arreglo entre las partes”, a contracorriente de la real intención del gobierno mexicano y de los estadounidenses, que, salvo prueba en contrario, espera que los grupos en disputa se exterminen o debiliten para después entrar a controlar la zona con toda la fuerza del Estado eliminando o deteniendo a los objetivos prioritarios.
Omar Garfias siempre criminaliza Sinaloa, lo describe como una entidad con vacío de autoridad, donde los narcos -hipotetiza- es posible que se repartan territorios y ganancias, no así el ser reconocido como el “chacaloso”, el único jefe, “es mucho muy difícil. La cohabitación de espacios es posible, dar muestras públicas de subordinación y rendición es mucho más difícil”.
El contenido del articulo mantiene, hasta el final, la tendencia de la criminalización de Sinaloa. De la narrativa de los artículos ¿ “Por dónde empezar?” y ¿”Qué será de Sinaloa” ?, se podrían jalar los hilos para dar con el o los autores de la conspiración informativa/periodística que desde las catacumbas del PRI y de otros partidos o de los bunkers de exgobernadores encumbrados, como Quirino Ordaz Coppel, se habría de desplegar para sembrar la idea de un gobierno derrotado, sumido en el fracaso que debe ser sustituido por otro. De que se mece la cuna, se mece..