¿Y el Rocha?
Felipe Guerrero Bojórquez
Es una pregunta que en forma de creativos memes circula profusamente por todo Sinaloa y el país. Hasta divertidas canciones se han compuesto para darle tonalidad a un tema que al mismo tiempo es serio y profundo. Se trata de la reacción del pueblo ante la violencia imparable y el activismo impune de parte de la delincuencia organizada.
No es que el gobernador Rubén Rocha se ande escondiendo o haya desaparecido físicamente de Sinaloa, sino que la pregunta tiene que ver con la actuación de su gobierno de frente a la batalla que libran los mayos y los chapitos, no sólo para dominar las plazas en Sinaloa, sino para vengar afrentas que tienen como raíz los troncos familiares: Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” e Ismael Zambada “El Mayo”.
¿Y el Rocha? es un reclamo de la sociedad sinaloense que bien pudo darse en otro período gubernamental, cuando la “pax narca” se imponía por acuerdo entre los grupos del crimen organizado para realizar sus actividades con el menos escándalo posible.
Ellos, los jefes del narco, permearon al gobierno, controlando principalmente a los mandos policiacos y luego patrocinando campañas políticas para decidir también desde puestos gubernamentales. El fenómeno no es de ahora, sino de décadas donde los acuerdos tácitos prevalecieron y por lo tanto las reglas de no meterse con gente inocente, niños y mujeres. Pero todo ha cambiado, porque el relevo generacional al interior de los grupos del narcotráfico rompió moldes y privilegió los negocios por encima de cualquier escrúpulo. Y el gobierno, los partidos, algunos políticos también pagaron las consecuencias de su laxitud y de haber aceptado dinero mal habido por tal de conquistar el poder.
Hoy la “pax narca” se ha roto. No de parte del gobierno, sino por la propia ruptura de los grupos delictivos que ha exhibido a los niveles de gobierno por su incapacidad de combatir al monstruo que dejaron crecer y con quienes, de algún modo u otro, hicieron compromisos.
Ahora resulta que lo que ocurre en Sinaloa es responsabilidad de los Estados Unidos; que ellos provocaron la guerra al detener o secuestrar a Ismael -“El Mayo”‘- Zambada, según declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, al que sólo le faltó agregar que tan a gusto que estábamos y que lo que hicieron los gringos fue alterar la “paz” que vivíamos al provocar a los muchachos para que se pelearan.
Culpar a los Estados Unidos de lo que el gobierno ha fomentado, tolerado y dejado crecer, es tratar de escudarse para evadir una de las responsabilidades centrales de todo gobierno como es la seguridad. Por eso ante el ambiente violento que vivimos la gente se pregunta: ¿Y el Rocha? Es una pregunta que reclama y que cuestiona la actuación del gobierno ante la confrontación violenta de los grupos criminales, y que hoy al gobernador Rubén Rocha le ha tocado enfrentar.
No es que el gobierno rochista no se preocupe ahora por la situación imperante, sino que el enmarañado de complicidades históricas acota el margen de maniobra para enfrentarse directamente a cualquiera de los grupos, a parte de que la política de abrazos no balazos impone la idea de que las fuerzas policiacas oficiales solo intervienen para que a nadie le pase nada, incluyendo a los delincuentes “porque también son seres humanos”.
¿Y el Rocha? Es un meme imparable que corre hasta en las oficinas de gobierno. Es el sentimiento de la gente traducido en comicidad corrosiva, en reclamo burlesco y, en el fondo, en exigencia seria. Es algo desde luego que debiera preocupar al gobernador, porque no se trata de “los adversarios” sino de una manifestación popular. ¿Y de dónde salió el meme? Fuenteovejuna. Esa es la lección.