Sensato llamado
Fernando Martínez González
La semana pasada el presidente de la American Society of México, Larry Rubin, a nombre de los empresarios norteamericanos establecidos en México, que han apostado por nuestro país, generando empleo y bienestar, con importantes inversiones en distintos rublos, pidieron comedidamente al presidente López Obrador que la reforma judicial se discuta con mayor apertura, escuchando a quienes como ellos han actuado con plena confianza en el estado de derecho de México.
Coincidiendo con otras voces de diferentes sectores, los inversionistas norteamericanos piden que la reforma judicial, en vías de aprobación, se vea con objetividad por el daño que podría ocasionar para el desarrollo económico y social del país.
Y ya estamos viendo los primeros indicios de una contracción económica en nuestro país con la cancelación de proyectos importantes de inversión, la depreciación del peso, y un clima de desconfianza que en nada ayuda para el inicio del nuevo gobierno que encabezará la doctora Sheinbaum a partir del 1 de octubre.
El clima de estabilidad se está afectando con las declaraciones del presidente contra los Estados Unidos, llamándolos injerencistas por enviar señales de justa preocupación por la afectación a las relaciones comerciales con su principal socio comercial, cuando hemos sido testigos que el presidente ha opinado en diferentes ocasiones sobre asuntos internos de aquel país.
No se debe ignorar la opinión de los 4 más importantes bancos internacionales, las más prestigiadas calificadoras y sobre todo la inconformidad de grandes sectores de nuestra sociedad, quienes han alzado la voz ante la gran confrontación y polarización que esta reforma ha generado. Sabemos que el “pueblo bueno” no la conoce ni la comprende en cuanto a sus alcances. Ni siquiera los integrantes del nuevo congreso que se instaló el pasado 1 de septiembre, los nuevos diputados y la mayoría de los senadores la han leído. No la conocen, así de sencillo.
Hemos visto como las presiones de los sectores más duros de Morena se hacen notar y tal parece que su finalidad es impedir que la presidenta electa tenga márgenes de maniobra para desactivar el conflicto, haciendo que Sheinbaum tome posiciones más radicales. En este supuesto se inscriben las posiciones asumidas hace unos días por dos de los colaboradores más sensatos de la presidenta electa. Juan Ramón de la Fuente y Marcelo Ebrard, que expresaron críticas fuera de lugar, a las posiciones del embajador Ken Salazar y a un editorial del importante periódico The Washington Post.
Estamos ante la decisión final que este miércoles conoceremos, cuando se someta a votación la iniciativa de reforma, y los diputados y senadores den cuenta de su decisión final. Sólo les falta a los del oficialismo un voto en el senado para lograr la mayoría calificada. Los senadores del PRI, PAN y MC, así como Manlio Fabio Beltrones, senador sin partido, han declarado que ninguno votará a favor. Veremos si al final se sostienen, no vaya a ser que surja el judas que venda su voto a favor de Morena, con lo que se lograría la aprobación.
Se ha denunciado por parte de los senadores del bloque opositor, que en los últimos días ha habido presiones e intentos desesperados por convencer al senador que les falta, pero hasta el momento no lo han logrado. Esperemos que los ofrecimientos, por jugosos que sean, no se impongan, aún cuando todo tipo de amenazas se están armando por el oficialismo para doblar al legislador necesario. Si finalmente surgiera el judas traidor, cargará con un enorme desprestigio en todo el país, lo que arruinaría su carrera política. La cuenta regresiva ha dado inicio y la expectación a nivel nacional es muy grande.