AMLO: mejor que Dinamarca ¡gulp!
José Luis López Duarte
En el marco de un país complemente dividido y cada vez más polarizado, ayer Andrés Manuel López Obrador rindió su sexto informe como presidente de la república, donde dibujó un país “lleno de dicha y dulzura” y satisfecho por que deja un relevo en su gobierno que representa la continuidad y más de lo mismo.
El México que deja es el México encaminado en la “igualdad”, la “justicia” y el “bienestar” de todos, según él, cuando realiza un balance absolutamente mentiroso/triunfalista, como el pastel al que sólo le falta su cereza.
López obrador no evaluó ni sopesó nada, simplemente habló de sus conquistas, de los cambios, que, según él, había logrado, tanto que, en su país, no hay nada que lamentar pues existe una gran carretera que hay que seguir, para consolidar el proyecto de la 4T para las próximas décadas.
En realidad lo que vimos ayer fue al presidente de la República que no ve el país que deja, lacerado, lastimado e incluso herido, ya que su fanatismo no les permite ver o su cinismo les impide reconocer.
Cómo es posible que en los últimos tres meses, después de las elecciones del 2 de junio hayan desatado la batalla mas brutal en contra de la democracia, las instituciones y el estado de derecho, al tomar por asalto el Congreso de la Unión, aplastar la escasa pluralidad y pretender dinamitar la autonomía del poder judicial.
Como si se tratara de una operación “Blitzkrieg” (relámpago) como la que operaron los nazis cuando empezó la invasión a Europa, para desmantelar los pesos y contrapesos de los equilibrios políticos que había construido la sociedad y los cimientos de un auténtico estado de derecho.
Y todo por montar un gobierno mas centralista y mas antidemocrático que el que prevaleció en la época del PRI, del régimen del partido único de estado, “La dictadura perfecta”, como la titularía el escritor Mario Vargas Llosa.
Un gobierno completamente autócrata y apuntalado por un ejercito cebado en las prebendas y canonjías del poder, sí, pero también del poder cómplice para las arbitrariedades, injusticias y abusos de poder.
Afortunadamente con todo y el triunfalismo que presumen el gobierno y la 4T, hay factores de resistencia que están definidos a oponerse y dar la lucha que se tenga que dar, empezando porque prevalezca la división de poderes y el estado de derecho, que están mucho mas allá por encima de su correlación de fuerzas, que creen que con eso les basta.
Los jueces y tribunales federales, la justicia de la nación, esta reaccionando ante ese avasallamiento que han hecho y no les permitirán, como en el 2022, que pasen por encima de la constitución general de la república.
Ya hay reacciones de los voceros del poder de la 4T, que amenazan con pasar por encima del poder constitucional establecido, y así como en el 2022 tampoco lo podrán hacer rompiendo todos los convenios internacionales de México con el mundo, que implicaría la acción de tribunales internacionales.
Las cosas no son tan simples ni tan burdas como festinan los de la 4T y si se rompen esas reglas, puede ser más catastrófica la ruptura.
El mundo ha cambiado al de hace 40 años, prácticamente todas las guerras actuales son políticas y esas se libran multilateralmente, con aliados y apoyos. No es tan simple querer hacer lo que se quiera, la soberanía como antes ya no existe, hoy tiene otra dimensión y es mas compleja.