Guardia Nacional. ¿Es tan relevante como nos dicen?
Armando Vargas
Inegi acaba de publicar la edición 2024 del Censo Nacional de Seguridad Pública Federal (CNSPF), que permite conocer la gestión y desempeño de la Guardia Nacional en materia de seguridad pública. Los datos confirman el crecimiento organizacional de dicha corporación desde una perspectiva militarizada, pues su personal se ha duplicado desde 2019, mientras que casi 80% del mismo proviene de la Secretaría de la Defensa Nacional y otro 10% de la Marina. No cabe duda, la militarización de la seguridad pública a nivel federal avanza como una aplanadora en México.
¿Qué tan relevante es la GN? ¿Abona sustancialmente a la construcción de seguridad como tanto presume el presidente López Obrador? Tres datos del CNSPF sobre la prevención del delito, la contención o reacción ante el crimen organizado y la procuración de justicia indican que la GN es irrelevante, principalmente si los comparamos con la información homóloga del Censo Nacional de Seguridad Pública Estatal 2024.
En primer lugar, en cuanto a la prevención del crimen, en 2023 la GN realizó 101,187 patrullajes a nivel nacional; actividad clave en materia de prevención situacional del delito si se realiza de manera estratégica. Sin embargo, la cantidad de patrullajes se redujo de manera abrupta en comparación de 2022, casi 90%. Además, en 2023, la GN apenas realizó 1.7% de los patrullajes realizados en el país. La prevención situacional del delito, al menos desde el punto de vista policial, recae esencialmente en las instituciones locales de seguridad pública, mismas que en 2024 llevaron a cabo más de 5 millones de patrullajes.
En segundo lugar, en lo que se refiere a la contención o reacción ante el crimen, está el número de enfrentamientos en los que participaron elementos de la GN. Los enfrentamientos son aquellos eventos en donde la GN, de manera individual o en conjunto con otras autoridades, hizo uso de la fuerza contra grupos de civiles armados en el marco de sus actividades policiales o con la finalidad de repeler una agresión por parte de los mismos. La GN apenas participó en 211 enfrentamientos, es decir, 24.7% de los enfrentamientos totales.
El resto, 667, estuvo a cargo de las instituciones estatales de seguridad pública. A pesar del discurso oficial, que sostiene que los militares son más efectivos en el combate al crimen organizado, una realidad es que la GN no hace frente al mismo; son las instituciones más endebles las que, a pesar de todo, salen a contener la violencia.
Finalmente, en términos de procuración de justicia, están las puestas a disposición ante ministerios públicos o juzgados cívicos, de personas que cometen un delito o una falta administrativa, respectivamente. En 2023, las puestas a disposición realizadas por la GN incrementaron 27.5%. Cabría esperar un aumento derivado del incremento de personal capacitado. Empero, en términos absolutos, la GN apenas realizó 3,588 puestas a disposición de personas. Esto representa 0.8% de las puestas a disposición realizadas en 2023. El 99.2% restante estuvo a cargo de instituciones estatales de seguridad pública, a pesar de que el personal adscrito a las mismas se redujo dramáticamente 37% en comparación de 2022. En otras palabras, la GN prácticamente no detiene a los criminales o infractores civiles.
A nivel nacional, la GN hace poco, pero muy poco, en materia de prevención del crimen, combate a los grupos del crimen organizado y procuración de justicia. Es difícil pensar que la supuesta reducción de los homicidios dolosos responde a dicho quehacer, como insiste López Obrador. La realidad es que las acciones sustantivas en materia de seguridad pública están a cargo de las instituciones estatales, sin contar todo aquello que realizan las instituciones municipales a pesar de la precariedad institucional en la que se encuentran.
Por supuesto, es ilusorio pensar que la GN puede hacerse cargo de la seguridad pública del país. Es materialmente imposible. Teóricamente indeseable. La violencia cuenta con etiologías y dinámicas regionales que una corporación federal no puede entender o atender por sí misma. Un problema local requiere instituciones locales fuertes para mitigarlo; con recursos, personal, competencias y herramientas.
El fortalecimiento institucional de la GN continuará, pero si la próxima administración pretende construir un proceso de pacificación es necesario hacer dos cosas: I) recuperar a las instituciones locales de seguridad pública, estatales y municipales, ubicándolas en un lugar central dentro de la política de seguridad, tanto a nivel narrativo como operativo, buscando incrementar el impacto positivos de todas aquellas acciones que hoy están realizando como pueden, y ii) focalizar la intervención de la GN, convertirla en un auténtico instrumento de apoyo, con tareas exclusivas y complementarias, bien definidas. El cambio de gobierno, otra vez, representa una ventana de oportunidad, pero necesitamos que la visión técnica prevalezca, o al menos coexista, con la perspectiva política de la seguridad pública.