Se puede, claro que se puede

Benjamín Bojórquez Olea

Cuén fue un caudal de bondad, de generosidad, de altruismo, hombre útil para Sinaloa, satanizarlo como lo hacen algunos medios de prensa impresa como Noroeste muestra la crueldad despiadada, ya que no puede defenderse ante esos señalamientos que solo buscan minimizar su muerte y su prestigio

Somos seres humanos, y por tal motivo, tenemos sentimientos. El asesinato del originario del municipio de Badiraguato, Sinaloa, ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, ex presidente municipal de la capital del tomate Culiacán, ex diputado local y ex funcionario de primer nivel en el estado, además líder moral y fundador del Partido Sinaloense y actual diputado federal electo por la vía de representación proporcional, Héctor Melesio Cuén Ojeda, me obliga a generalizar el comportamiento social no solo de nuestra entidad, sino de los acontecimientos más ruines en toda nuestra humanidad.

Su muerte ha calado hasta los huesos a la comunidad universitaria y ha generado un sinfín de hipótesis, en donde abundan los todólogos, sin embargo, las conveniencias sociales y políticas de unos y otros en sus distintos puntos de vista, peor aún, a como les va en la feria, sin lugar a duda, las versiones de este hecho atroz desestabilizan la función pública y desacreditan a la política con un alto margen de digcleridad, escarnio y escozor generalizado.

Buscamos los cambios, pero también les tenemos pavor. Entonces, ¿es posible cambiar y hacer justicia ante este tipo de sucesos que nos marcan como sociedad? Aunque a algunos les cuesta hasta estrenar zapatos nuevos, la vida se mueve sutilmente entre la estabilidad y la mutación.

Los tiempos de cambio evocan preguntas sobre el cambio. Valoramos el cambio, lo deseamos y le tenemos pavor. Estos días, Proteo, el Dios de la mitología griega —del cual deriva el adjetivo proteo, que implica la habilidad de cambiar de forma a voluntad.

Las tragedias griegas siempre terminan con la muerte, pero para los griegos no representaban una catástrofe, sino una manera de ver las cosas, una forma de introspección y de recordarnos que no somos dioses ni somos omnipotentes. Que vivimos en constante cambio y que somos mortales.

En una sociedad donde cada vez nos hacemos menos caso los unos a los otros, tener una o varias personas de confianza con las que poder compartir momentos únicos es un gran valor para nuestra felicidad y para lograr ser mejores personas. Por supuesto, no hago referencia a los “amigos” que podamos tener en redes sociales como Facebook o similares, sino a amigos de verdad, de esos que se cuentan con los dedos de una mano y sobran dedos.

Los amigos de verdad surgen en las más inimaginables situaciones y contextos. Es necesario que seamos conscientes de la importancia de cuidar las amistades para generar ese dinamismo que nos aporta los planes en común con un colega, o esas charlas interminables donde hablamos sobre cualquier cosa. Los amigos se hacen antes.

Por supuesto, a veces es difícil llegar a ser muy bueno en lo que uno práctica. Por ejemplo, yo soy aficionado a la lectura, al dominó, al billar, al basquetbol y juego esporádicamente unas cuantas partidas de las ya mencionadas actividades que realizo no con mucha frecuencia, pero sé que sería muy poco realista pensar que en 5 o 10 años voy a ser tan bueno sobre todo mis hobbys que requieren fuerza física.

Al final, jugar al dominó, así como cualquier otra afición, es un goce y no deja de serlo porque pierda unas cuantas partidas contra jugadores mejores que yo. Debemos anteponer el goce del aprendizaje por encima de cuestiones personales.

Cuén fue un caudal de bondad, de generosidad, de altruismo, hombre útil para Sinaloa, satanizarlo como lo hacen algunos medios de prensa impresa como Noroeste muestra la crueldad despiadada, ya que no puede defenderse ante esos señalamientos que solo buscan minimizar su muerte y su prestigio.

GOTITAS DE AGUA:

Empezando, por verbigracia, por dispensar un trato amable y jovial con los compañeros que tuviste la oportunidad y afinidad de compartir el pan y la sal en la política, para crear un clima de cercanía, cariño y lucha social.

Para ser felices y ser mejores personas debemos caminar hacia unos hábitos que nos motiven y nos mantengan activados. Si somos felices con lo que hacemos los demás lo notan. Que Dios le de luz en el eterno oriente al maestro en ciencias Héctor Melesio Cuén Ojeda.

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