Kamala Harris: ¿La nueva esperanza demócrata?
Alfredo Paredes
Tras el “intento de asesinato”, aún en curso de investigación, la encrucijada que se cernía sobre el Partido Demócrata entre “To Biden or not to Biden” (si se permite el parafraseo), los ecos de los llamados a declinar, que se venían arrastrando desde el primer debate, resonaban aún con más fuerza y la preocupación aumentaba entre candidatos, líderes, personalidades y sus bases tradicionales de apoyo.
Y es que ese evento detonador cambiaba el contexto completamente. Trump se mantuvo fiel a su esencia, desplegó sus recursos de mercadotecnia y fascino a sus huestes clientelares, indudablemente. Sin embargo, terminó desperdiciando gran parte del capital generado para consolidar y afirmar su triunfo al término de la Convención Republicana entre los electores fluctuantes e indecisos.
Las dudas e incertidumbre aumentaron cuando el presidente Biden reportó una nueva condición de Covid-19 y al mismo tiempo que las preocupaciones por su salud, las especulaciones sobre su posible relevo empezaron a desbordarse.
Finalmente, el desenlace esperado, manifestado y reiterado en las encuestas y sondeos de opinión se confirmaba, dejaría de lado su candidatura mientras hacia un llamado a apoyar a la vicepresidenta Kamala Harris como la mejor opción para suplirlo.
Al presidente se le reconocen más de 50 años de trabajo en el servicio público, una trayectoria de dedicación, esfuerzo y en constante evolución que ahora en su declinación mostraba nuevamente su compromiso con la sociedad americana, la nación, el partido, sus seguidores y los grupos de presión al interior de su partido.
Se requiere valor, honestidad e integridad para hacerse a un costado y dejar el camino libre, ceder y conceder a las voces divergentes y Biden hizo eso, la decisión es cruda, es personal, sin duda dolorosa, es admitir que se tiene toda la voluntad pero que la fuerza merma, que las capacidades se compactan y que lo mejor es que sea otro quien termine de construir el legado histórico que deseamos.
Ahora bien, en efecto esta decisión inédita sirve para calmar las agitadas aguas demócratas también pone en la mesa diversas preocupaciones. En primer lugar, habrá que negociar, dialogar, consensar y, urgentemente, consolidar la unidad interna del partido pues además de Kamala Harris existen muchas otras figuras con credenciales, apoyo, habilidades y recursos para competir no solo como compañeros de formula sino por la candidatura misma.
Por supuesto también debe diseñarse y establecerse un procedimiento incluyente, democrático, legal, transparente e imparcial que satisfaga a todos los delegados convocados a lo que será una Convención Demócrata muy atractiva, interesante e inédita.
Vienen días de cierta tensión, debates, largas y complejas discusiones, un largo desfile de liderazgos que se someterán a escrutinios, menciones, activismo político de base y mediático, pronunciamientos de apoyo, propuestas y exposiciones de ideas, modelos, perspectivas de que hacer y cómo mejorar la calidad de vida, pero -pragmática y concretamente- en torno a un tema central: como derrotar a Donald Trump.
Kamala Harris ofrece una alternativa fresca, dinámica, renovada y resulta una oferta atractiva ante muchos segmentos electorales. Encuestas previas ya la ubicaban como una de las punteras ante una posible sustitución y aunque ya muchos líderes de gran peso específico se han pronunciado por ella; no la tiene fácil, también está obligada a enfrentar una competencia compleja que será la primera gran prueba de su capacidad para unificar a las diversas realidades, regiones, intereses y grupos demócratas.
Sin duda la contienda electoral tendrá un tono más intenso, se abre la posibilidad nuevamente de tener la primera presidenta de los Estados Unidos eso -por si solo- ya representa un cambio radical, interesante, disruptivo.
La posible postulación de una mujer pone en el debate muchas de las objeciones y los puntos críticos de Trump y seguramente obliga a un profundo ajuste de estrategias republicanas. Aunque el camino ya no se ve tan fácil como se esperaba lo cierto es que los demócratas tendrán que remontar, desplegar todo su conocimiento y experiencia -sobre todo en estados clave- e ir a fondo con una actitud mas agresiva, contundente, empoderada y en esos puntos Kamala Harris luce como una muy buena alternativa.
Sin duda la contienda electoral tendrá un tono más intenso, se abre la posibilidad nuevamente de tener la primera presidenta de los Estados Unidos eso -por si solo- ya representa un cambio radical, interesante, disruptivo.
La posible postulación de una mujer pone en el debate muchas de las objeciones y los puntos críticos de Trump y seguramente obliga a un profundo ajuste de estrategias republicanas. Aunque el camino ya no se ve tan fácil como se esperaba lo cierto es que los demócratas tendrán que remontar, desplegar todo su conocimiento y experiencia -sobre todo en estados clave- e ir a fondo con una actitud mas agresiva, contundente, empoderada y en esos puntos Kamala Harris luce como una muy buena alternativa.