Rocha, dictadura a ultranza; Claudia Sheinbaum abraza proyecto feminista
Álvaro Aragón Ayala
Sinaloa es el principal estado del país que gobernado por un morenista hechizo, no puro, no encaja en la concepción demócrata, humanista y feminista que Claudia Sheinbaum Pardo proyecta imprimir a su administración federal. Rubén Rocha Moya ejerce el mando como si fuera una reencarnación enanizada de Adolfo Hitler o José Stalin, quienes consolidaron por medio del terror regímenes dictatoriales.
La información que obra entre los colaboradores más cercanos a Claudia Sheinbaum, describe que, del total de gobernadores de Morena en funciones, es Rubén Rocha el “menos confiable y el más complicado y caprichoso”, además de que constituyó una verdadera dictadura estatal que violenta los derechos humanos de la población. En sí, el mandatario convirtió Sinaloa en un verdadero infierno.
Rubén Rocha orienta todos sus actos a construir “fantasmas” o enemigos para justificar la represión política y judicial y eliminar cualquier voz disidente o cualquier actor político que no congenie con su proyecto personal absolutista. Por conducto de su secretario general de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, califica como “enemigos del Estado” a periodistas críticos y dirigentes de colectivos de la sociedad civil.
Emprendió una criminal cacería contra directivos universitarios, inventándole delitos y dándoles trato de criminales, para justificar la persecución y el linchamiento público. Sin embargo, la conspiración política y judicial contra las autoridades de la Universidad Autónoma de Sinaloa topa con los tribunales federales que han dictado sentencias desmontando todos los procesos penales rochistas.
Como todo dictador, utiliza millones de pesos del presupuesto público para comprar la línea editorial de los medios de comunicación, pues considera que el controlar la narrativa de los hechos y la construcción de escenarios falsos es uno de los pilares fundamentales de su poder. Usa a la prensa para maquillar su imagen, ocultar las corruptelas gubernamentales y linchar a quienes se opongan a sus designios.
Rocha Moya gusta de glorificarse a sí mismo, a inventar su “pasado”, presentándose como el mesiánico que manipula la opinión pública, que puede destruir a quienes él desee con la lealtad por dinero de los medios y la desinformación que generan. Al mismo tiempo que promueve el culto a su personalidad y la sumisión de los periodistas, desencadena de manera furiosa ataques para deshonrar ciudadanos, instituciones y agrupaciones políticas y civiles.
El gobernador insiste en controlar, por la vía de la persecución política y judicial a la Universidad Autónoma de Sinaloa, y pretende eliminar la disidencia, planeando domeñar a los futuros diputados del PAN, PRI, PVEM y del MC, unos con dinero, alquilándolos, y otros amenazándolos con armarles expedientes judiciales o “levantarlos”. La política del terror de Rubén Rocha busca acallar las voces no domadas en el Congreso Local.
Dueño plenipotenciario de su territorio, Rubén Rocha controla las armas, el Poder Ejecutivo depositado en su persona, el Poder Judicial y el Poder Legislativo, en donde la mayoría morenista se impone en número, pero no en argumentación política. El dominio de las instituciones le permite actuar sin restricción legal y elaborar leyes “a modo”, violando la Constitución General de la República.
Rubén Rocha implementó un gobierno que brinda protección a acosadores, sistema que logró consolidar nombrando a María Teresa Guerra Ochoa titular de la Secretaría de las Mujeres, para dominar de ahí a los colectivos feministas o silenciarlos. Tere Guerra constituía un riesgo para el gobernador ya que en una primera instancia “defendió” a la Jueza Ana Karina Aragón Kutiño quien denunció a Enrique Inzunza Cázarez por delitos sexuales.
Tere Guerra andaba “suelta” y Rubén Rocha la controló, le otorgó un cargo público, y a Enrique Inzunza lo convirtió en secretario general de Gobierno y después lo impuso, contra la oposición incluso de Claudia Sheinbaum, candidato al Senado de la República. En la Semujeres, La Tere no escuchó los reclamos de justicia de las mujeres víctimas de la violencia y apagó las manifestaciones y se dispone a operar, como diputada pluri, una “guerra verbal” contra los opositores al gobernador.
A diferencia de Rubén Rocha que no escucha a nadie, menos a las mujeres, Claudia Sheinbaum mandó un mensaje a los gobernadores que protegen a acosadores y atropellan los derechos humanos al encabezar en el patio central de la Universidad del Claustro de Sor Juana, ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México, un evento donde acompañada de colectivos de activistas y feministas, recibió el bastón de las mujeres, insistiendo en que su proyecto de nación será feminista.