La conspiración morenista contra Rubén Rocha y la furia de la familia Sánchez

Álvaro Aragón Ayala

En la ruta de la sucesión 2027, el gobierno de Rubén Rocha Moya armó ya, al interior de Morena, algunos frentes en su contra que, si bien no le presentarán batalla frontal, directa, le pegarán de manera “silenciosa” en su línea de flotación, allá en la ciudad de México, en Morena y la presidencia de México, para desacreditar su quehacer gubernamental y disminuir su influencia en la toma de la decisión final. Los opositores morenistas poseen tres armas filosas para cortar el cuello político del mandatario estatal.

Hay analistas, pues, que precisan que “el mejor escenario para el gobernador Rubén Rocha en su intento por dejar sucesor era que Claudia Sheinbaum hubiera perdido la presidencia de la República. Los gobernadores de Morena hubieran sido virreyes en sus estados”, pero, en esa misma línea, aclaran que en la sucesión es el gobernador quien marca la pauta, aunque, preguntan “¿será el gran elector?”, y explican que todo depende “de la debilidad o la fuerza que tenga Claudia Sheinbaum como presidenta”
La demostración de que el escenario se complicará son los round de sombra o “tiros de calentamiento” en los que Rubén Rocha recibió dos golpes directos de la familia Sánchez: uno de la diputada federal, Merary Villegas Sánchez, a quien el gobernador censuró por querer volver a la dirigencia estatal de Morena y porque presionó para que a su mamá le dieran una candidatura de una diputación local y el otro asestado por la madre de Merary, la diputada local María Victoria Sánchez Peña, quien acusó al compadre del gobernador, Manuel Guerrero -El Mani-, de “afectar a la gente”.

Contra los planes del gobernador de dejar en la presidencia estatal de Morena a Manuel Guerrero, Merary Villegas tomó posesión de nuevo como dirigente del partido guinda y aseguró que “nunca ha traicionado los principios de Morena” y aclaró que no es que regrese como la representante estatal, sino que solicitó una licencia, mientras estaba en campaña, pero “sigo siendo la presidenta Ejecutiva del Comité Estatal”.

Se mostró sorprendida de las acusaciones del gobernador Rubén Rocha hacia su persona, puesto que ya le había dicho que la iba a recibir en esta semana, “pero a través de los medios me entero que no está con los mejores ánimos de recibirme y espero que dialoguemos”.

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La diputada local María Victoria Sánchez Peña reveló que “aquí tal parece que lo que está a discusión es un puesto para el señor Manuel Guerrero, su compadre”, y dijo que no entiende cuál es el problema que Villegas Sánchez siga al frente del Comité Ejecutivo Estatal del partido cuando Guerrero Verdugo es el secretario general, pese a que no logró una diputación por la vía plurinominal.

“Manuel Guerrero iba en la lista de pluris. Contra él me he subido a tribuna a decir que es un fraudeador, que es una persona que afecta a la gente porque se apropia de los predios como es Miguel Gutiérrez y que también iba en la lista o una Cinthia Valenzuela que ahí está en las regidurías cuando hace dos meses se subía a tribuna a decir que el licenciado Manuel López Obrador era un fiasco, era de lo peor”, puntualizó.

Sánchez Peña manifestó que a ella tampoco la recibió el gobernador del estado desde que inició el proceso electoral, no obstante que en múltiples ocasiones le solicitó audiencia, pero no para pedirle una candidatura, sino para gestionar diversos asuntos que tiene que ver con los problemas de la ciudadanía.
Contra la versión del gobernador, sostuvo que ella sigue siendo militante de Morena y participó como candidata externa del Partido del Trabajo porque ha sido una fuerza política aliada que siempre ha apoyado a la Cuarta Transformación y que desconoce en esta ocasión por qué no se concretó la alianza a nivel local.

El escarceo político es pues un primer “tiro de calentamiento”. El de la familia Sánchez es un frente opositor en ciernes que el gobernador puede domar por dos años cediéndole a Victoria Sánchez algún cargo en el gobierno estatal o en el ayuntamiento de Culiacán o metiéndola a la “nómina secreta” ya que se quedará sin chamba al dejar la diputación local, aunque las Sánchez “picarán piedra” rumbo al 2027 en la ciudad de México porque aquí en Sinaloa Rubén Rocha no las quiere. Las masca, pero no las traga.

La verdadera oposición morenista contra Rocha es la que sincroniza una correlación de fuerzas que converge en el proyecto estatal de Imelda Castro Castro, una “rival de cuidado”, con mucho potencial, que se mueve como pulpo en su tinta en el Senado de la República y que goza del aprecio de Claudia Sheinbaum, presidenta electa de la República. En este grupo, en la que varios diputados locales figuran como aliados -Minerva Sánchez y Manuel Luque, entre otros- ya se mencionan las tres armas filosas con las que pueden degollar de un tajo a Rubén Rocha: el “caso Inzunza”, los negocios en la obra pública de la dinastía Rocha Ruiz y su vinculación con los poderes fácticos armados.

La conspiración contra Rocha Moya fue matemática y fríamente calculada. Es de alto calado. Lo del pleito con la familia Sánchez es pecata minuta comparado con la operación política silenciosa que se teje y mueve en las catacumbas del Senado de la República- incluso con el apoyo de grupos feministas-, y en el círculo de allegados a Claudia Sheinbaum, integrantes a los que le recalcan que el gobernador osó desafiar a la presidenta electa en la precampaña y en plena campaña para imponerle candidatos a modo. El plan es quitarle poder para que no decida quién será el próximo candidato de Morena al gobierno de Sinaloa

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