Rubén Rocha participó en la desaparición de 24 programas de apoyo al campo
Álvaro Aragón Ayala
Rubén Rocha Moya engaña a los agricultores, ejidatarios y campesinos de Sinaloa con sus falsas gestiones en la Secretaría de Agricultura y Segalmex ya que nunca respaldará al sector agrícola porque como Senador de la República formó parte de la estructura legislativa que apoyó al presidente Andrés Manuel López Obrador en la desaparición de 24 programas destinados al campo y en la cancelación de alrededor de 300 mil millones de pesos que anualmente llegaban a todos los productores del país en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Rocha Moya logró el voto en busca de un asiento en el Senado de la República prometiendo que impulsaría políticas de apoyo al campo, pero una vez en el Poder Legislativo le dio le espalda a los productores plegándose a los caprichos y el proyecto del desmantelamiento del sector agrícola de López Obrador. En busca de la gubernatura cacareó la misma promesa; una vez empoderado en el Poder Ejecutivo no ejerce ninguna presión para que bajen los recursos a los productores agrícolas.
La verdad es que ni el gobernador ni los diputados y Senadores de Morena en funciones ni los aspirantes de ese partido a ocupar curules en el Congreso de la Unión garantizan apoyo al campo porque fueron, como activos de la Cuarta Transformación y miembros del equipo del presidente de la República, quienes avalaron y aplaudieron la destrucción del campo mexicano.
El martes un grupo de productores agrícolas sinaloenses ingresaron por la fuerza a una sesión del Consejo Estatal de Desarrollo Rural Sustentable para exigirle al gobernador que los apoye en la creación de un esquema de comercialización de granos que impida que caigan en quiebra. Rubén Rocha “se esfumó”. Se fue. La reunión “reventó. Sin embargo, cuando se retiraron los manifestantes el gobernador regresó a presidir la asamblea; ahí comunicó que sostendría una reunión con Víctor Manuel Villalobos Arámbura, de Sagarpa, y Leonel Cota Montaño, director de Segalmex, para analizar el asunto de la comercialización.
La mentada reunión es solamente para la fotografía. La verdad es que Rubén Rocha es corresponsable de la desaparición de 24 programas del campo, entre ellos el de comercialización. El gobernador, en funciones de Senador de la República, avaló que los recursos agrícolas se fueran a los programas estelares de López Obrador como el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas que no refina nada, un aeropuerto que no recibe vuelos, y también al reparto de dádivas que no producen nada.
Rubén Rocha legitimó también la desaparición de la Financiera Rural que respaldaba a los campesinos para que accedieran a créditos con intereses del 7 por ciento anual, poniendo como garantía la cosecha, de acuerdo con las reglas del sexenio anterior, pero con el presidente Andrés Manuel López Obrador y el apoyo de los Senadores de Morena subieron los intereses hasta alcanzar más del 17 por ciento, casi igual que la banca comercial.
El gobierno de López Obrador quitó los programas históricos del Procampo y el Progan, que eran apoyos directos para la producción agrícola y ganadera, y luego canceló las coberturas de precios del maíz y el algodón, que aseguraba el precio de las cosechas en caso de un desplome del mercado. Por ejemplo, si caía el precio del maíz de 10 a 6 pesos, el productor vendía a ese precio y el resto lo cubría el seguro.
Quitó los programas de Concurrencia para la compra de tractores, rastras, arados, tejabanes, trailas o pipas para llevar agua al ganado en la sierra. Todo lo que el productor compraba para equiparse, tecnificarse a baja escala y ser más eficientes, ya no es posible hacerlo porque no hay recursos de apoyo. Si un tractor costaba 700 mil pesos, el Gobierno Federal aportaba alrededor de 250 mil pesos y el campesino pagaba el resto en tres o cuatro años con la misma producción, pero el equipo ya era de él, sin necesidad de pagar por la maquila de la tierra.
López Obrador también desapareció el Seguro Catastrófico, para proteger los cultivos y cosechas ante los efectos de fenómenos meteorológicos, como granizadas y sequías, con lo cual los ejidatarios al menos obtenían el reembolso de las semillas y fertilizantes. Rubén Rocha Moya, pues, avaló y participó en el desmantelamiento del campo mexicano. Jamás apoyará al sector agrícola sinaloense, pero destila promesas, a sabiendas de que es corresponsable de la catástrofe y la ruina de miles de productores.