A 30 años del asesinato de Colosio aún se desconoce el móvil

Mario D. Camarillo

Al cumplirse tres décadas del asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, el 23 de marzo de 1994 en la comunidad de Lomas Taurinas, en Tijuana, Baja California, existe sólo un asesino confeso, Mario Aburto Martínez, hay varios sospechosos y versiones sobre los motivos que llevaron a cometer este magnicidio, pero no hay certeza de las causas o quién ordenó cometer este crimen que conmovió a todo México y cuya herida no se ha cerrado.

A las 19:12 horas del 23 de marzo de 1994 durante una masiva concentración de simpatizantes del tricolor en la populosa Lomas Taurinas, en una barranca de Tijuana, el presidenciable priista, quien figuraba como el inminente sucesor de Carlos Salinas de Gortari estaba arropado por miles de personas que veían en el candidato a un hombre diferente que daría un giro a la política de gobierno del Partido Revolucionario Institucional.

El sitio elegido para llevar a cabo el mitin de Luis Donaldo Colosio fue un parque terregoso que se encontraba entre las calles La Punta, Torrecillas, López Mateos y Mariano Arista. Sin embargo, esa tarde resultó trágica e inolvidable, ya que de entre la multitud surgió un diminuto personaje, un obrero de almacenes de Tijuana, quien con pistola en mano y a pesar de los aventones de la gente, logró estar a unos centímetros de Luis Donaldo Colosio, a quien una vez que tuvo casi cara a cara, apuntó con su arma a la cabeza y apretó el gatillo en un par de ocasiones, una bala atinó en la cabeza y otro impacto más en el estómago, con lo que se consumó lo que se conoce hasta la fecha como el día que México cambió el rumbo de su historia política electoral del siglo XX. En medio de la confusión, los guardaespaldas de Colosio capturaron a Aburto, en ese entonces de 25 años, complexión delgada, tez morena y pelo rizado, y quien vestía pantalón de mezclilla y una chamarra negra.

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A Mario Aburto le fue asegurada el arma Taurus calibre .38 con la que hizo los disparos. El magnicida, un ciudadano común originario de Tijuana, fue identificado de inmediato y mientras allegados al presidenciable le brindaban ayuda, otro grupo de personas logró detener a su agresor, quien no pudo escapar, dado que una muralla humana se lo impidió, por lo que tras ser golpeado y sometido fue llevado a una comisaría local para ser entregado a las autoridades del Estado Mayor presidencial y de la extinta Procuraduría General de la República (PGR), para su interrogatorio, lo que en aquel momento se dijo y que hasta ahora se mantiene, es que la única versión clara es que Aburto actuó sólo.

CONFUSIÓN

Durante la confusión por lo ocurrido y mientras se aclaraban las ideas del asesinato, un grupo de seguridad protegía a Mario Aburto de una multitud enardecida que quería lincharlo en ese momento. Asimismo, surgieron gritos de entre priistas de la localidad y organizadores del mitin de que el presunto agresor era Vicente Mayoral, uno de los integrantes del grupo de seguridad de Colosio, y quien también fue detenido.

A pesar de haber estado en prisión y sometido a intensos interrogatorios, donde prevalecieron las denuncias de tortura contra el asesino confeso de Luis Donaldo Colosio, no se ha logrado conocer cuál fue el motivo real de esta magnicidio, ya que han surgido versiones, entre ellas las de un complot orquestado desde la misma cúpula del PRI, de que la orden de privar de la vida a su presidenciable surgió desde Los Pinos (entonces recinto presidencial) o desde la sede del Revolucionario Institucional.

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En el año 2000, el último fiscal del caso, Luis Raúl González Pérez, subrayó que no existían evidencias sólidas para señalar a otros posibles cómplices de Mario Aburto en el asesinato de Colosio Murrieta, por lo que según las indagatorias, todo apuntaba a que el homicida del presidenciable fue autor intelectual y ejecutor, lo que derivó en que hace 14 años el caso fuera cerrado, pese a que existían muchas dudas, entre ellas ¿cuál fue el móvil?.

Con varias dudas en el aire y sin las declaraciones claras del asesino confeso ni la de algunos testigos, la FGR reabrió el caso en 2022.

La Fiscalía General de la República (FGR) reabrió el caso y desmontó la teoría de que Aburto actuó en solitario. La fiscalía especial para el caso Colosio ha retomado una línea de investigación que conduce a un complot y a un segundo tirador.

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La FGR creó en 2022 una fiscalía especial, a cargo del fiscal Abel Galván Gallardo, para reabrir el caso, subsanar las inconsistencias y llegar a la verdad del crimen. La fiscalía del caso Colosio ha identificado con plenitud a un segundo tirador que presuntamente participó en el magnicidio junto a Aburto, y ha pedido al juez una orden para su captura. El acusado es Jorge Antonio Sánchez Ortega, un exintegrante del Cisen, el órgano de inteligencia del Gobierno, que estaba asignado al equipo de seguridad del candidato presidencial del PRI. La Fiscalía también ha implicado en el caso a Genaro García Luna, entonces subdirector Operativo en el Cisen, y posteriormente designado titular de la Seguridad Pública Federal y zar contra los cárteles de la droga, pero preso actualmente en Estados Unidos acusado de narcotráfico. Un juez rechazó los nuevos argumentos de la Fiscalía y no vinculó a ninguno de los imputados.

SENTENCIA

Mario Aburto fue sentenciado en diciembre de 1995 a 45 años de prisión por este homicidio, pero a tres décadas de distancia aún prevalecen muchas dudas, la principal, ¡por qué asesinar a Colosio o si recibió la orden de alguien?

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