Rubén Rocha Ruiz y su camioneta austera

Juan Manuel Partida Valdez 

Nada para sorprendernos, la historia de Rubén Rocha Ruiz y su camioneta austera.

Le costó poco más de 4 millones 300 mil pesos.

Una Range Rover-Land Rover, modelo 2023, completamente equipada.

Los primeros reportes nos llegaron desde el estadio de beisbol de los Tomateros, donde se vio al hijo del gobernador en esa unidad, y ha llegado también con ella a la unidad administrativa estatal.

Aunque la puso a nombre de la constructora CHOCOSA, es muy obvio que para nada es un equipo de trabajo porque se trata de una camioneta de súper lujo y de uso familiar.

Nos tardamos algo, pero conseguimos información que aquí les compartimos.

Tenemos la confirmación plena del equipamiento al más alto nivel.

Información de la agencia nos dice que el costo inicial de esa camioneta es de 2 millones 800 mil pesos, pero ya con los aditamentos el precio quedó en casi 4 millones 400 mil pesos.

Un gasto que para nada se acomoda con las proclamas del presidente Andrés Manuel López Obrador y del propio gobernador Rubén Rocha Moya.

Esas cantaletas de que debemos ser austeros; que el dinero y los lujos son cosas del diablo; conformarnos con unos pantalones, con un par de zapatos… y un carrito modesto.

Los cuatro hijos del gobernador de Sinaloa viven en mansiones de súper lujo que compraron en los sectores residenciales de mayor exclusividad.

Tras las primeras exhibidas, comenzaron a maniobrar para evitar que esos gastos tan suntuosos fueran del conocimiento público.

Usar nombres distintos, y el ocultamiento en los registros públicos.

Las cuatro casas en que los juniors viven superan fácilmente en la suma los 50 millones de pesos.

Muy austeros los ternuritas.

Estos lujos son consecuencia de las múltiples raterías que cometen con el total apoyo de su papi el góber “honesto”.

Por algo se llama ya al actual como “el gobierno de los moches”.

Rubén Rocha Moya y sus hijos usan empresas creadas por ellos mismos, con prestanombres.

Lucran en casi todo.

Son dueños de toda la obra pública, de los servicios estatales, de las compras a “terceros” mediante licitaciones dizque públicas.

Hay muchas pruebas públicas, que el ejecutivo estatal elude con el mayor de los cinismos.

Como los moches oficiales a CHOCOSA, con las facturas correspondientes.

Las irregularidades demostradas e “investigadas” -sin castigo, obvio- por el SAT con montones de facturas canceladas y el uso de empresas factureras de operaciones simuladas.

Los numerosos vuelos en jets privados de lujo por parte de los hijos del gobernador, acompañados de sus esposas, con gastos millonarios.

Son algunas corrupciones demostradas, mientras don Rubencito el corruptísimo se tira al suelo por las “difamaciones”.

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