Los aciagos meses por venir

Joaquín Narro Lobo

En los próximos meses es previsible que en México sucedan distintos acontecimientos que marcarán nuestro futuro en lo inmediato y un poco más allá. En el terreno local, el número de víctimas de homicidio en el sexenio rebasará las 200 mil; la variante Pirola de Covid-19 causará estragos en un número importante de personas que estarán indefensas por contar con vacunas de deficiente calidad; el magnicidio de Luis Donaldo Colosio será utilizado para revivir viejas afrentas y capitalizar políticamente, a 30 años de distancia, aquella tragedia; los escándalos en torno al primer círculo del presidente López Obrador continuarán y como respuesta se iniciarán persecuciones en contra de personajes del sexenio pasado.

En lo internacional, los flujos de caravanas de migrantes que ingresan a México con el objetivo central de llegar a Estados Unidos continuarán; Donald Trump será confirmado como el candidato republicano para las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos; el gobierno de Joe Biden buscará presionar a México en materia de flujos migratorios y tráfico de drogas, particularmente fentanilo; la polarización regional en América Latina arreciará con Javier Milei a la cabeza, quien utilizará el caso mexicano como arquetipo de los gobiernos autocráticos a los que busca erradicar; desde algunos de los principales medios de comunicación norteamericanos, se filtrará información que involucre a personajes de la política mexicana con la delincuencia organizada.

Todo lo anterior, además de lo cotidiano en lo nacional y lo internacional, sucederá con una gran probabilidad mientras se desarrolla el proceso electoral más grande de la historia y en el que más de 100 millones de personas podrán votar para decidir entre la continuación de un gobierno que se ha autodenominado como transformador y una oposición que señala estar interesado en sacar a México del desfiladero. Los mexicanos tendremos que sortear los discursos descalificantes de quienes se asumen como adalides de la honestidad y de nostálgicos para quienes tiempos pasados fueron mejores. Al final, en medio de estas opciones, pareciera que no existirá una alternativa, pues Movimiento Ciudadano no logrará entusiasmar lo necesario para ser opción a la Presidencia y el grueso de sus votos se encontrarán en ámbitos locales, como Jalisco, Colima y Nuevo León, así como en las candidaturas al Congreso.

En prácticamente un mes, el 1 de marzo, iniciarán las campañas y uno a uno se irán sucediendo estos y muchos otros acontecimientos. Por supuesto que las campañas cuentan y el tono y frescura de las candidatas y el candidato jugarán un papel, pero junto con los tres debates que organizará el INE, serán estos hechos, más que las propuestas o las promesas de campaña, los que moverán las preferencias. Las campañas son espacios en los que las emociones juegan un papel preponderante, incluso por encima de la razón y la inteligencia. Los spots y las líneas discursivas buscarán apelar al miedo, la desconfianza, el rencor, la traición y el odio. En segundo plano quedarán los mensajes que intenten mover en los votantes sentimientos de esperanza, alegría u optimismo. Los tonos que hasta ahora han utilizado las tres fuerzas políticas que competirán así lo dejan ver: “el PRIAN representa el pasado al que no debemos regresar”; “Morena y el presidente están destruyendo a México”, “tenemos que sacar a la vieja política”.

Los meses por venir serán aciagos para el presidente y su gobierno que se juegan la continuidad de su proyecto y, en no pocos casos, la libertad; para las candidatas y el candidato presidenciales que no tienen mañana, pues juegan sin red de protección; para las burocracias de los partidos políticos que decidieron apostar por lo mismo de siempre en sus listas de plurinominales para el Congreso; para miles de candidatos a puestos de elección popular que harán campaña en la zozobra de la violencia y la inseguridad, para los medios de comunicación que se verán presionados y tendrán frente a sí la tentación de la autocensura; para los empresarios que han apostado, unos y otros, el retorno de su inversión al triunfo de su candidato patrocinado. Los meses por venir serán aciagos para una ciudadanía a la que le urge despertar para comprender el verdadero significado de la democracia y lo que su pérdida podría implicar para el futuro de todo un país.

Share

You may also like...