¿Velar por la seguridad de los sinaloenses es prioridad estatal?
Alfonso Carlos Ontiveros Salas
¿Qué es prioridad? Partiendo de su concepto, es todo aquello que se considera más importante que otra.
¿La seguridad de los sinaloenses será en realidad una prioridad en las políticas públicas del gobierno del estado? La opinión de las mayorías parece que no le favorece a las autoridades gubernamentales.
La inseguridad crece de manera desmedida y la impunidad se arraiga como premisa natural en la superficie de las autoridades responsables de castigar el delito. El Consejo Estatal de Seguridad Publica ha permanecido callado respecto en dar a conocer al pueblo de Sinaloa cual es el rezago histórico de los delitos sin resolver.
Cínicamente se declara que los delitos de mayor impacto en Sinaloa como el homicidio, el feminicidio, el robo de vehículos, entre otros, van a la baja, cuando las cifras que se dan a conocer por los diversos medios de comunicación dan cuenta que en Sinaloa continuamente se cometen esos delitos y sin que los responsables de cometer esos delitos sean detenidos.
La estadística delictiva permanece intocada. Pero no solo es eso. El rezago criminal en el Estado es impresionante y ni siquiera el mencionado Consejo se atreve a informar del número de homicidios, feminicidios y robos de vehículos sin resolver. El número es aterradoramente alto. La sociedad y los Colegios de Profesionistas particularmente los de Abogados poco interés muestran en exigir el esclarecimiento de esos delitos.
No se advierte voluntad política del gobierno del estado de exigir a las autoridades de investigar los delitos que se pongan a trabajar y que aporten resultados. Que se de a conocer cuantas ordenes de aprehensión están sin ser ejecutadas y cuyo número tendrá que ser, cuando menos, el número de delincuentes que andan libres y cometiendo nuevos delitos.
La prioridad de este gobierno es de no creerse, privilegia al extremo una persecución política contra autoridades universitarias que dedicarse a programar estrategias para evitar que se sigan cometiendo más crímenes y los que por su incapacidad se cometieron que se pongan a buscar al delincuente y que los atrapen.
Ya basta que un gobierno distraiga todas sus capacidades en un conflicto que nada le aporta al Estado y a los sinaloenses, la estadística criminal es tan alta que no debe permitirse que se priorice una persecución que no resolverá la incidencia delictiva pero que si puede ser motivo que el Estado se convulsione ante la galopante inseguridad que se padece.
La detención del jefe de sicarios del grupo criminal de los “Chapitos”, alarmó de inmedito a la población ante el temor de que se ocasionara un nuevo Culiacanazo. Las autoridades de policía tuvieron que salir a decirle a la población que continuara con su actividad natural porque la tranquilidad ciudadana no se vería quebrantada.
Que contrariedad, mientras el Estado se desmorona por la criminalidad, por otro lado la Fiscalía estatal se amogota en sus escritorios para armar carpetas de investigación en contra de funcionarios universitarios indignados porque el Rector Jesús Madueña Molina se atrevió a rechazar la Ley de Educación Superior de Sinaloa. El instrumento legislativo diseñado a modo por el Gobierno de Sinaloa para apoderarse de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Un capricho político perverso de la autoridad gubernamental que le estallará en su cara ante la garra del águila rosalina. La Autonomía universitaria no será el trofeo del Gobernador Rocha Moya, porque la UAS es mucho más que esas ambiciones personales y de apetitos políticos del poder estatal arbitrario.
La autonomía universitaria es la esencia de la lucha histórica y del sacrificio de universitarios que la defendieron con honor y que dieron su vida para tener la Universidad de Buelna como un orgullo de la educación de nuestros hijos.
El Estado se hunde en las arenas movedizas de la inseguridad y se asfixia ante una impertinente impunidad que ha cobrado carta de naturalización en Sinaloa. la inseguridad crece y el revanchismo político contra las autoridades universitarias se polariza muchos más, pero en todo el Estado se escuchará la frese “de rodillas, nunca”.