Un mortal asalto químico a la naturaleza

Alejandro Saldívar

En un rincón de lo que alguna vez fue un próspero vergel, yacen más de una docena de cajones para abejas, como recuerdos de una cosecha que nunca más florecerá. Refugios abandonados de un ejército alado que alguna vez fue cómplice de la naturaleza. Las telas mosquiteras, guardianas de las colmenas, están apiladas una sobre otra, sin propósito alguno más allá de acumular polvo.

El propóleo, alguna vez utilizado por las abejas para sellar los agujeros y fortalecer sus defensas, quedó endurecido. Francisco Ramírez Rojas, un apicultor y profesor de desarrollo rural de 65 años, se asume como un testigo de la tragedia a la que se enfrentan los apicultores en todo el país.

“Desgraciadamente la abeja y la producción de miel van a la baja a nivel nacional, afectando la producción agropecuaria en lo cuantitativo y cualitativo”, asegura Francisco, nostálgico por el eco de las abejas que alguna vez llenaron de vida esos cajones ahora vacíos.

En este huerto, las abejas –apis mellifera– ya no son guardianas de la fertilidad y la vida misma. Están ahí apiladas en las orillas, derrotadas, como si lo último que buscaran fuera abrazarse con sus traslúcidas alas.

Abandono. Foto: Alejandro Saldívar

Francisco es un arúspice de la tragedia, que en la muerte de las abejas ve un gesto de nuestro propio exterminio. Pesticidas y fertilizantes inorgánicos se infiltran en los suelos y fluyen en los ríos, envenenando no sólo a las abejas, sino también a la tierra y al agua que sustentan la vida.

–¿Cuáles son los agroquímicos responsables de la disminución de las poblaciones de abejas?.

–Técnicamente no tenemos los medios para identificarlos, pero los efectos están a la vista, son químicos inorgánicos que están dañando, que están fuera de la convivencia armónica con la naturaleza.

Francisco muestra los cajones de las colmenas vacíos pintados en colores deslavados azul, rojo y verde. Según su experiencia, los agroquímicos utilizados con la intención de mejorar la producción en los huertos aledaños, están contribuyendo a la disminución de las poblaciones de abejas, menguando su actividad polinizadora.

Baja polinización. Consecuencias para la naturaleza… y la vida. Foto Alejandro Saldívar

En agosto pasado, Francisco decidió emprender una defensa de la salud del ecosistema, pues a raíz de que se instalaron huertas de aguacate, fresa, arándano y zarzamora, las abejas perdieron su factor polinizante. A principios de ese mes, hizo un viaje a la Ciudad de México con un oficio en mano dirigido al presidente Andrés Manuel López Obrador y al gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, donde explica la alarmante disminución de las poblaciones de abejas y el papel que estas criaturas desempeñan en la producción de alimentos.

“Se debe considerar que todo lo que se utiliza en la producción agropecuaria que no es natural, daña en forma sensible y trascendental a todo lo que tiene vida”, asienta el documento firmado por un grupo de apicultores de la región.

Un punto crucial en la propuesta trata de equiparar los daños contra la salud causados por el uso de agroquímicos con delitos relacionados con el tráfico y la distribución de drogas, tal como se establece en el Código Penal Federal. Esta propuesta busca destacar la gravedad de la situación, resaltando que el uso irresponsable de agroquímicos no solo daña el ecosistema y las abejas, sino que también tiene un impacto directo en la salud humana.

Según los apicultores, este enfoque legal incentivaría un cambio inmediato en las prácticas agrícolas, al tiempo que promueve la adopción de fertilizantes e insecticidas naturales y orgánicos, menos perjudiciales para la vida en la producción agropecuaria.

“Es necesario convocar a las instituciones de educación superior para que presenten alternativas no dañinas a todo lo que tiene vida”, explican.

Carta para AMLO

También se solicita el otorgamiento de apoyo económico o en especie a los apicultores previamente censados y acreditados. Esto podría llevarse a cabo mediante la creación de una ventanilla específica para apicultores en el Banco del Bienestar, donde aquellos que puedan acreditar de manera adecuada su actividad, reciban los apoyos correspondientes.

Asimismo, solicitan la implementación de un plan piloto en el municipio de Acuitzio, respaldado por los tres niveles de gobierno y los ámbitos legislativos correspondientes, con la finalidad de servir como modelo de referencia para abordar la problemática actual de los agroquímicos y la apicultura en esa región. Una vez que esta experiencia demuestre su efectividad, los apicultores buscan extenderla a todos los municipios del país, promoviendo así prácticas más sostenibles en la producción agrícola y la protección de las abejas.

–¿Cómo el uso de agroquímicos afecta directamente a la salud humana en su comunidad?

–Tengo un amigo que sufre malestares cuando fumiga. Le arde el estómago y le causa irritación en la mucosa debido a la exposición a pesticidas. Esto, a su vez, afecta la salud humana en general. Creo que es una cuestión ética: debemos respetar a los árboles, los animales y los insectos para dejar un ambiente más saludable a las futuras generaciones.

–¿Las abejas tienen salvación?

–Las abejas están buscando nuevos lugares y se agrupan en busca de hábitats más saludables. Los apicultores nos sentimos aislados, ya que la gente no muestra interés en trabajar con las abejas, a pesar de que, por ejemplo, en Colombia, la abeja es considerada como el ave de Dios y ha sido fundamental para combatir las hambrunas. Creo que debemos fomentar que los niños cultiven hortalizas sin el uso de agroquímicos.

Según datos de los apicultores, la producción de miel está en declive, con una disminución de hasta el 80%. “La situación es preocupante y nos afecta a todos por igual”, asegura Francisco.

Ante el panorama de violencia que atraviesa el estado de Michoacán, Francisco es muy sensato. No quiere meterse en problemas, el sólo quiere defender a las abejas. “Temo por mi seguridad, pero no puedo quedarme indiferente ante esto, debemos enfocarnos en lograr la autosuficiencia alimentaria”, apostilla.

Mortalidad mundial en aumento

El artículo “Los agroquímicos interactúan sinérgicamente para aumentar la mortalidad de las abejas”, publicado en la revista Nature en agosto de 2021, encontró que la exposición a una combinación de agroquímicos puede tener un efecto sinérgico, es decir, multiplicar los efectos individuales de los agroquímicos, aumentando drásticamente la mortalidad de las abejas.

Los resultados de este estudio son alarmantes. La sinergia entre los agroquímicos puede ser devastadora para las abejas, cuyo papel como polinizadores es esencial para la producción de alimentos en todo el mundo. La exposición a estos productos químicos combinados no sólo aumenta la mortalidad de las abejas, sino que también debilita su capacidad para resistir otros factores de estrés, como enfermedades y falta de alimento.

Agroquímicos. Efecto sinérgico. Foto: Juan José Estrada Serafín

El estudio sugiere que las políticas de regulación actuales en el uso de agroquímicos pueden no ser suficientes para proteger a las abejas de los efectos dañinos de la exposición a múltiples productos químicos.

Según la investigación, la desaparición de las abejas tendría un impacto significativo en el ecosistema y en la vida humana en general, ya que las abejas son polinizadores clave para muchas plantas, incluyendo cultivos alimentarios como el del aguacate. Su desaparición podría llevar a una escasez de alimentos y un aumento de los precios. Además, afectaría la biodiversidad, ya que muchas plantas dependen de las abejas para su reproducción, lo que podría tener un impacto en otros animales que dependen de esas plantas para sobrevivir.

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