El Juez de Control salvó del ridículo al gobernador

Álvaro Aragón Ayala

Desesperado, exhibido, el gobernador Rubén Rocha Moya apapacha al Juez de Control, Adán Alberto Salazar Gastélum, quien lo salvó del ridículo al dictar la ilegal vinculación a proceso del Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Jesús Madueña Molina.

Pese a la vinculación a proceso, el plan de Rocha Moya falló, pues exigía la destitución del Rector y su encarcelamiento mediante el montaje de las tortillas. La Fiscalía no pudo comprobar el gasto excesivo de la UAS en la compra de ese alimento.

No hubo, pues, pruebas en el juicio. No las hay. Ni para vincular a proceso ni destituir ni encarcelar al Rector. El montaje de las tortillas, tuvo su origen en una factura “fantasma”, que nunca existió, por 18 millones de pesos, con la que el gobernador le fabricó dos delitos al Rector.

El gobernador estuvo a un tris de quedar en ridículo, pues al exhibir en el juicio como una farsa el caso de las tortillas lo lógico es que el Juez de Control hubiera exonerado al Rector, pero sería tanto como haberle colgado el collarín de mentiroso y perverso a Rubén Rocha.

En efecto ¿Qué hubiera pasado si el Juez de Control no le dicta al rector la vinculación a proceso? La respuesta es sencilla: el gobernador sería blanco de la burla sinaloense. El Juez de Control lo salvó, pero aun así el mandatario fue exhibido porque el “caso de las tortillas” quedó desmontado.
Fue propio gobernador quien ordenó prefabricar demandas penales contra el Rector usando una factura “fantasma” de 18 millones de pesos, que nunca existió, que sirvió a los medios de comunicación pagados por Rubén Rocha para inventar otras versiones en el sentido de que la UAS había gastado 45 millones de pesos en tortillas.

Pero para desgracia y enojo de Rubén Rocha el montaje de las tortillas se cayó. La propia Fiscalía de Justicia reconoció que no había daño al erario de la Universidad ni a los recursos del estado, lo cual era suficiente para cerrar el caso, sin embargo, la consigna del gobernador era vincular a proceso y destituir al Rector Jesús Madueña. Y meterlo a la cárcel.

Al quedar claro de que el Juez de Control Adán Alberto Salazar obedece las consignas del gobernador y de que tuvo que emitir la vinculación a proceso para salvarlo del ridículo, el propio Rubén Rocha se mete ahora al tema: el Juez es su ángel salvador.
Si jurídicamente el montaje de las tortillas quedó al descubierto como una vil farsa, como la fabricación de una infamia, lo obvio es que así se manejara en los medios de comunicación, como una patraña, pero al gobernador le interesa que el caso, aunque lleno de mentiras, se siga manejando como cierto y para eso paga generosamente.

El gobernador avala al Juez de Control, Adán Alberto Salazar, porque este es parte de su equipo político y porque además le ha servido para cocinar otras perversidades como el de operar para quitarle la presidencia de Culiacán a Jesús Estrada Ferreiro para que fuera nombrado alcalde al “nene consentido” Juan de Dios Gámez Mendívil.

Share

You may also like...