Provocación contra la UAS ¿Gobierno responsable?

Alfonso Carlos Ontiveros Salas

La pretensión de modificar el sistema de elección de las autoridades en la universidad Autónoma de Sinaloa obedece a una consigna nacional de control de la universidad pública desde el gobierno central

Un populismo muy peligroso que quiere desestabilizar la academia con escandalosas formas de hacer política sin importar el daño que se le haría a este tipo de instituciones y a la juventud que acude a ellas para recibir el conocimiento que los formará para incorporarse en un mundo laboral competitivo y exigente.

No es solo la Universidad Autónoma de Sinaloa la que tiene sobre ella todas las instancias represivas como la ASE, la Fiscalía estatal a través de su Unidad de Inteligencia Patrimonial y Económica. También se han emprendido acciones del mismo tipo contra las Universidades Autónomas de Nuevo León y Colima, pero siguen en la lista otras muchas.

Van por las instituciones públicas autónomas porque han decidido imponer el control absoluto y acabar con la autonomía, modificar su régimen laboral, desaparecer los sindicatos y sus contratos colectivos de trabajo, y convertirlas en órganos educativos sujetos al control de las autoridades estatales.

Les importa el control político, es el sistema de un régimen autoritario, y su justificación ha sido difundir por todos los medios un ambiente de corrupción que obliga imponerles un sistema de rendición de cuentas cuando se sabe que estas instituciones no están excluidas de esa obligación, que la Auditoría Superior de la Federación es la encargada de auditarlas.

Es el momento para que se cierren filas y defiendan por todos los medios la autonomía que les ha permitido crecer y educar a cientos de miles de jóvenes mexicanos con estándares de calidad en las diversas áreas del conocimiento y la productividad.

Es urgente que la ANUIES se manifieste de manera abierta y decidida, debe asumir la posición de liderazgo que le corresponde y convertirse en la guía de las medidas que deben instrumentarse para detener los embates gubernamentales que ponen en riesgo de una confrontación nacional.

Pretender que las comunidades universitarias que incluye a los estudiantes y a los maestros, no resultarían nada saludables para la estabilidad y la calidad de la educación que se imparte en esas instituciones de educación superior. Se corre el riesgo de regresar a un pasado de desorden y de inestabilidad educativa en aras de privilegiar una participación colectiva que en nada abonará a la enseñanza y a la educación.

Los intereses políticos serán los que se impongan al empujar a la masa estudiantil a manifestarse en favor de sus candidatos rectorales o de directores de unidades académicas. Son procedimientos peligrosos que deberán ponderarse sobre su conveniencia y dar oportunidad escuchar en todo caso a los Padres de Familia.

Los hechos ocurridos en la rendición del informe de labores del Rector ante el H. Conejo Universitario, es un claro aviso de la radicalización de acciones que pueden emprenderse desde el exterior y que mucho dañan en la imagen de una institución educativa por los intereses políticos que mueven esas agresiones y que ponen en grave riesgo la seguridad de los estudiantes y los maestros.

Apenas se conocían los hechos ocurridos en el campus universitario uaseño, y desde el Congreso del Estado ya declaraban y exigían a la Fiscalía Estatal que se debería investigar a la UAS por esos altercados. Las investigaciones en todo caso no deberían de enfocarse a ese sector del gobierno, cuyos personajes están muy bien identificados como la fuente de provocación y agresión en las instalaciones de la UAS. Fue un hecho a todas luces planeado.

Es tiempo de analizar con cuidado lo que seguirá. Pareció surgir la posibilidad de diálogos constructivos para conciliar el conflicto provocado por el Estado. Las diversas aristas del problema llevarán a una reflexión que puede redireccionar las cosas. Temor no lo hay, coraje hay bastante, ganas de responder hay de sobra, sin embargo, la prudencia aconseja ser cautelosos y emprender las acciones que resulten pertinentes. Rostros aparentemente serenos, amigables y sonrientes, pueden ser los del anticristo que quiere destruir la autonomía y la universidad de los sinaloenses.

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