Paola y Berna ¿Expulsarán o no del PRI a Sergio Mario y a Ricardo Madrid?
Álvaro Aragón Ayala
Una insólita jugada en el PRI empotró a Paola Garate en la presidencia estatal y a Bernardino Antelo Esper en la secretaría general de ese partido, ofreciendo la lectura de que el tricolor puede seguir en estado cadavérico. Otra señal es en el sentido de que el Revolucionario Institucional pudiera morenizarse totalmente. Todo dependerá del precio o del carácter de los nuevos responsables en ciernes de este partido. Diputados del PRI ya operan con el herraje de Morena-Rubén Rocha Moya.
El cambio de dirigentes ya decidido -Paola identificada con la corriente de Quirino Ordaz Coppel y Bernardino con el grupo de Mario López Valdez-, se desarrollará, para certificarlo legalmente, por el método de la planilla única, en un proceso de consulta a las bases que a nadie convencía toda vez que la militancia del PRI abreva en su mayoría de los favores del gobierno de Rubén Rocha Moya o de los programas del Bienestar del presidente Andrés Manuel López Obrador. Distinguidos priistas son funcionarios u “operadores por contrato” del gobierno rochista.
Aunque hay quienes ven en Paola Garate y Bernardo Esper la “fórmula” para el rescate priista, otros no les ven espolones para sacar al partido de su estatus espectral dada la “suavidad” o aterciopelado de ambos personajes que no van más allá del discurso florido, y porque no alcanzan aun el rango de líderes que atraigan o arrastren masas. El padre de Bernardino, de apellido Antelo Vilchis, toca la puerta del gobierno de Rocha en busca de contratos de obras.
Paola Garate y Bernardino Esper encontrarán un PRI en calidad de cadáver con los sectores -CTM, CNOP y CNC-, penetrado por los operadores del Tercer Piso amamantados por el gobierno de Morena. Decenas de priistas de estos sectores mantienen negociaciones abiertas o soterradas con el gobierno de Rocha Moya con el pretexto de que necesitan subsistir económicamente.
Obligadamente, el primer reto de los “nuevos” responsables de dirigir el PRI será meter al orden o expulsar a la casi totalidad de los diputados locales del PRI -principalmente a Sergio Mario Arredondo y Ricardo Madrid Pérez- definidos con la línea de gobierno rochista y usados como títeres o “bocas de ganso” en el Congreso Local por el presidente de la Jucopo, el morenista Feliciano Castro Meléndrez
Los personajes que se adjudican el haber colocado a Paola Garate y Bernardino Esper en la dirigencia del PRI en una alianza con el líder nacional Alejandro Moreno Cárdenas, buscarán aprovechar la coyuntura para pelear alcaldías, la Senaduría de primera mayoría y las diputaciones locales y federales plurinominales. No se les ve ninguna intención transformar al PRI en una verdadera oposición mucho menos enfrentarse al gobierno de Rubén Rocha Moya.