Feliciano y su vinculación con el asesinato de Atilano Román, líder de La Picachos
Álvaro Aragón Ayala
Atrapado ahora por el escándalo de los “cheques robados” del Congreso Local, Feliciano Castro Meléndrez, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso Local, carga con el lastre de la sospecha por el crimen de Atilano Román Tirado, líder de la presa de Picachos, asesinado a balazos el 2014 en la cabina de la estación de radio del Sol de Mazatlán.
Un paquete de cheques fue “sustraído” y cobrado de manera ilegal por empleados del Congreso Local protegidos por Feliciano Castro Meléndrez. La sustracción derivó en una “tibia demanda” ante la Fiscalía General de Justicia por el saqueo subrepticio de recursos del Congreso. En el centro del escándalo se localiza Feliciano, quien en el pasado se ha visto involucrado en casos similares con todo y sus miserias.
En el 2014, quien fuera líder de los desplazados de la presa Picachos, Atilano Román Tirado, denunció que Feliciano Castro Meléndrez coludido con funcionarios de Banamex se habían apropiado de cheques por el orden de los 40 millones de pesos de una partida de 250 millones de pesos destinados al pago de la expropiación de los terrenos expropiados para la construcción de la obra hidráulica (VER NOTA: DENUNCIAN PRESUNTO FRAUDE EN PAGO A DESPLAZADOS DE LA PRESA PICACHOS
Días después, dos hombres armados atacaron a balazos a Atilano Román cuando transmitía “al aire” un programa de radio en la estación de El Sol de Mazatlán referente a los desalojados de la presa y el regateo en el pago de las indemnizaciones. El líder de los comuneros falleció minutos después en un hospital de Mazatlán.
A raíz del asesinato se “congeló” la denuncia de los 40 millones de pesos en cheques desaparecidos y se cortó así la línea de investigación que conducía a Feliciano Castro en torno al latrocinio. La Procuraduría de Justicia (hoy Fiscalía) abrió una averiguación (hoy carpeta de investigación) que después cerró. Nunca se citó a declarar al actual presidente de la JuCoPo pese a ser considerado sospechoso o un elemento clave para para el esclarecimiento del proditorio crimen.