El cadáver político de “El Químico” Benítez y el “Mal Humor” del carnaval de Mazatlán

Álvaro Aragón Ayala 

Guillermo –“El Químico”-Benítez Torres es un político muerto, cadaverizado, que será sometido a un juicio histórico por faltas y delitos graves en su desempeño como presidente municipal y aunque los tribunales pudieran ser blandos o complacientes en la aplicación de la ley, el pueblo de Mazatlán quiere verlo simbólicamente en la pira carnavalesca.  

Quienes le entienden a la grilla y a la “congeladora”, a la recurrencia del impasse político, aseguran que “El Químico” Benítez ya estaba muerto desde el día en que anunció su retiro como alcalde de Mazatlán y su incorporación ficticia, estratégica, como secretario de Turismo, posición que desempeñó como un convidado de piedra en el gabinete de Rubén Rocha Moya.    

El ex alcalde Mazatleco enfrentará solamente dos acusaciones, una por un contrato millonario, irregular, suscrito con la empresa Azteca Ligthting, y otra por la compra de automóviles con recursos públicos, vehículos que regaló en el marco del Día de las Madres. El pueblo exige otro juicio aparte, el popular, ese en el cual puedan descargar su odio acumulado contra “El Químico” Benítez.  

Quieren que la figura caricaturizada de El Químico”, un mono, sea la viva estampa del “Mal Humor”, que el muñeco represente simbólicamente al ex alcalde de Mazatlán y que sea quemado. El pueblo llamaría así a cuentas al ex presidente políticamente muerto para que sirva de ejemplo de que con el pueblo no se juega, que “el pueblo es sabio”, como dijo el gobernador Rubén Rocha, quien pidió no hacer leña del árbol caído.  

EL PAPA JUZGADO DESPUÉS DE MUERTO 

En enero del año 897 se celebró en Roma un sínodo o “impeachment” (Proceso) en él que fue juzgado el entonces último pontífice, Formoso (Papa desde 891 a 896). El único problema era que Formoso llevaba siete meses muerto cuando comenzó el juicio. Pero el nuevo Papa, Esteban VI, era de la firme opinión de que incluso cuando los líderes habían dejado su cargo, podían ser castigado por sus infracciones. El sínodo se llevó a cabo en circunstancias macabras. Esteban VI llevó el cadáver a la Basílica de San Juan de Letrán, en Roma, para ser juzgado. 

El cuerpo putrefacto fue ataviado con los ornamentos papales y colocado en un trono para enfrentarse a las acusaciones que sostenían que Formoso había roto las reglas de la Iglesia. Cerca de él se encontraba un diácono para responder en nombre de Formoso. Esteban VI acusó al cadáver romper el juramento de no volver a Roma y de haber obtenido ilegalmente el título de Papa porque ya era obispo en el momento en que fue elegido. 

Los supuestos delitos tuvieron lugar mucho antes del juicio. En julio de 876, Formoso había sido excomulgado por inmiscuirse en la política de poderes europeos y se le había prohibido celebrar misa por el papa Juan VIII. Pero, tras morir este último, la sentencia de excomunión fue retirada por el sucesor de Juan, Marino I, en 878, y Formoso volvió a su cargo de obispo de Oporto. 

A pesar de haber manchado su historial, Formoso fue elegido papa el 1 de octubre de 891, e inmediatamente se involucró de nuevo en la política. En Italia, Formoso alentó la insurrección, persuadiendo a Arnulfo de Carintia para que avanzara hacia Roma y expulsara al emperador reinante.  

Esteban VI declaró culpable a Formoso basándose en que no podía recibir legalmente el título papal, ya que era el obispo de otra sede y se había retractado de su juramento de no celebrar misa. Todas sus medidas, actos y decisiones legales fueron anuladas, así como sus órdenes sacerdotales, que se declararon inválidas. 

Sus vestiduras papales fueron arrancadas de su cuerpo. Los tres dedos que el papa muerto había utilizado en las consagraciones fueron cortados de su mano derecha; y el cadáver, enterrado en una fosa del cementerio destinada a desconocidos, pero solo para ser retirado a los pocos días y arrojado al río Tíber.  

El pueblo de Mazatlán sabe de la muerte política de Guillermo- “El Químico”- Benítez. Entiende que su carrera ya terminó y que muy probablemente se le salve de ir a la cárcel, pero pese a ello, aun cuando comprende que es un político cadaverizado lo quiere ver en la hoguera carnavalesca, que su figura simbólica, que su mono, sea quemado a la vista de tirios y troyanos. 

La “Quema del Mal Humor” es un ritual popular que se encarga de simbolizar la eliminación de todo lo negativo que aqueja al mundo. Durante este acto carnavalesco se suele prender fuego a diversas figuras, pueden ser personalidades, objetos, palabras, etc. El pueblo aprovecha este momento para mantenerse unidas y para dejar ir todo lo malo y darle paso a energía positiva. 

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