La recuperación de Rocha(I)

José Luis López Duarte

Después de poco más de un año del gobernador Rubén Rocha, luego del nivel de expectativas que levantó su elección, estas han decaído y proyectado una imagen de fracaso hasta ahora, por múltiples razones que lo están caracterizando en esa imagen.

El primero, la identidad cada vez más marcada del continuismo del gobierno de Quirino Ordaz en sus características más sobresalientes: La opacidad y el grupismo priista.

En cuanto a la opacidad, solo hay que remitirnos en cuanto a que no existe una conclusión informada a la sociedad de cómo concluyó Quirino Ordaz su gobierno, después del acto de entrega – recepción un mes antes de que concluyera su mandato y se le diera “carta blanca”, o simplemente se le denunciara por lo que correspondiera.

Pues se le dio “carta blanca” y Quirino Ordaz fue enviado a España como embajador sin mácula alguna de su gestión, al extremo que quién sabe qué hicieron con la deuda pública de corto plazo que siguió apareciendo en la cuenta pública 2021, que presentó la Auditoría Superior del Estado la semana pasada y aprobó el congreso en su gran mayoría.

Lo peor, es que Rubén Rocha en su primer informe del pasado 23 de noviembre reporte que solo se tiene de deuda pública de corto plazo mil millones de pesos de contratos que él solicitó en noviembre y diciembre del 2021, pero de lo que dejó Quirino Ordaz (3,800 millones) quién sabe qué pasó con ello, porque se contradice el informe de Rocha de noviembre con la cuenta pública, que aprobó el congreso del estado, sin explicar también ¿Qué pasó con las cuentas públicas del gobierno anterior de 2017 y 2018 que reprobó la legislatura anterior que encabezó Graciela Domínguez Nava?

¿Será ese el curso de alfabetización política que le recomienda que estudie Feliciano Castro a Miguel Calderón, titular del Consejo Estatal de Seguridad Pública (CESP)?

El segundo rasgo fue convertir la campaña electoral de MORENA de 2021, sin triunfo y composición gubernamental, en un gobierno del grupo priista más influyente de Sinaloa, que ha cogobernado por lo menos los últimos 25 años, quienes hoy mantienen el control y orientación adheridos a la 4T y AMLO, pero susceptibles de cambiar si los vientos políticos del 2024 no les favorecen, lo que de suyo reflejan un gobierno igual a los de antes pero con todas las debilidades de MORENA y AMLO.

El desgaste y deterioro del gobierno que parecía rutilante hace un año, es tal que merece una reflexión del mismo y no para que busquen cambiar de partido, como ya se ha hecho, sino para modificar su estrategia económica y política en busca de un saldo social más apropiado para la mayoría de la gente y la vida democrática de Sinaloa.

Quizá el gobernador y su equipo piensan que seguir de incondicionales a la 4T y al presidente López Obrador les permitirá recuperarse de los fallos y omisiones cometidos, pero hay muchas cosas qué hacer aun en ese contexto, pero también pueden cambiar, porque para empezar el engaño y la mentira no son buenas insignias y los equipos no son para pagar lealtades a nadie, sino para desarrollar el mejor desempeño institucional.

Hay en mi opinión una veta de recomposición, pero lo más importante será la política. Ya veremos.

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