La persecusión de los simpatizantes de Adán

Álvaro Aragón Ayala 

La censura política-mediática en torno a la inclusión de una corriente cuenista en la elección de delegados del Consejo Político Estatal, con olor a persecución política, pretende excluir de la participación en Morena a una corriente de ciudadanos que simpatizan con la candidatura presidencial de Adán Augusto López Hernández. El cuenismo y el Partido Sinaloense apoyan el proyecto del Secretario de Gobernación.  

Los cuenistas que estaban afiliados al Partido Sinaloense, fundado por Cuén Ojeda, y que participaron en la jornada de los comicios internos de afiliación y votación de delegados, dejaron en automático de pertenecer al PAS al registrarse en Morena convirtiéndose en militantes legítimos de ese partido político con todos sus derechos a salvo. Ninguna ley prohíbe a los ciudadanos participar en el partido que más acomode a sus intereses.   

En efecto. La Ley Electoral no impide el traslado de un partido a otro. Morena convocó abiertamente a todos los ciudadanos mexicanos mayores de 18 años a afiliarse y participar en sus comicios internos de elección de sus delegados en una jornada en la que en Sinaloa acudieron a registrarse pasistas, priistas, panistas y perredistas. Morena no impuso candados para evitar la afiliación de militantes de otros partidos. 

Las tendencias de la opinión pública se manifiestan en organizaciones políticas. Los partidos constituyen la infraestructura de la democracia. Su existencia significa una garantía de la pluralidad y una barrera contra cualquier asomo de dictadura. Los cuenistas que se afiliaron a Morena son afines al lopezobradorismo ya que comparten el proyecto de oposición al PRI y al PAN que planean regresar al poder en el 2024. El PAS, el cuenismo y Morena participaron en alianza en las elecciones del 2021. 

La acusación mediática sobre la presencia de pasistas-cuenistas en la elección de delegados de Morena, con la que se pretende “acalambrar” y crear mal ambiente y excluir a los simpatizantes de Adán Augusto López Hernández de la Convención Estatal de Morena, no sirvió para ocultar los mega-operativos que montaron los alcaldes, diputados locales y federales para acarrear votos con el propósito de meter a sus delegados al Consejo Político Estatal de Morena. 

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Los cuenistas que estaban afiliados al Partido Sinaloense solo podían participar en elecciones locales -de regidores, diputados locales, alcaldes y de gobernador- porque pertenecían a un partido estatal, pero su inclusión en Morena, del que ya son militantes legítimos, les permitirá concurrir a los procesos para elegir diputados federales y Senadores.    

Antes de la elección de delegados, al interior de Morena únicamente se movían corrientes o tribus que le apostaban a las candidaturas presidenciales de Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum Pardo y convivían grupos que “cerraron” el partido al ingreso de nuevos ciudadanos, pero su dirigencia nacional decidió abrirlo a la sociedad para fortalecer su estructura. 

La censura, con olor a persecución y criminalización política, en perjuicio de los cuenistas-morenistas llevan una lectura muy clara para Adán Augusto Santiago. Los ebraristas quieren tomar por asalto todo el andamiaje de Morena-Sinaloa. El atropello mediático y político contra los derechos participativos del grupo de ciudadanos cuenistas es vergonzoso y preocupante, propio de regímenes totalitarios. 

En su accionar contra el proyecto de Adán Augusto, los ebraristas intentan negar la posibilidad de que una corriente de ciudadanos se exprese al interior de Morena. Los detractores se asumen como la única y verdadera representación de la voluntad popular intentando dictar todo el quehacer de la política estatal. Les estorba la diversidad y el disenso. No conciben una ciudadanía plural y participativa. 

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