Sin disimulos: Rubén Rocha, el retén y del dinero del narco

Álvaro Aragón Ayala 

La difusión de una fotografía de un retén de gente armada, con vestimenta similar a la de los militares, por una carretera en lo alto de la sierra, en plena gira del presidente Andrés Manuel López Obrador, imprime una enseñanza que se debe incluir en los libros de pedagogía política: mantener un arreglo no escrito o la política de “abrazos y no balazos” para institucionalizar la “Pax Narca”, esto es, dejar operar a los delincuentes a cambio de tranquilidad en las calles y registrar los crímenes únicamente “necesarios” derrumba el Estado de Derecho y exhibe como presuntos cómplices del crimen organizado a las autoridades de los tres órdenes del gobierno. 

La masificación del retrato de la “narcogarita”, una sola de las decenas que los grupos delictivos instalan todos los días en los municipios de la sierra y en los valles, sirvió de aliciente para sembrar la versión ad hoc a los intereses políticos-electorales de personajes que se mueven en estrategia mediática de la oposición -PRI-PAN-PRD y Sí Por México-, en la dirección de que los malhechores “cuidaban” o “resguardaban” al presidente Obrador que tenía programado un evento en lo alto de la montaña por la carretera Badiraguato-Guadalupe y Calvo. 

¿A que vino a Sinaloa el presidente de la República?, es la interrogante que se sembró y germinó motivando especulaciones, alimentando el morbo colectivo. Que el presidente de la República fue a “pactar” o renovar acuerdo con el narco por las elecciones que se celebrarán el domingo en 6 estados del país, fue la respuesta que brotó a borbotones de las catacumbas de los lujosos cuartos de guerra de los “conservadores” o de los “neoliberales”. La “aduana narca” da materia y nutre de perspicacia a los columnistas nacionales, principalmente de los periódicos a los que Andrés Manuel López Obrador ha calificado de mentirosos, mercenarios y mercantilistas. 

La pluma del gobernador Rubén Rocha Moya creó el libro “El disimulo: así nació el narco”. En el programa digital “Sel Sinaloa”, Rocha Moya dijo que la novela pretendía describir el modus operandi de las bandas del narcotráfico, ubicando el fenómeno en la zona de donde nace: la sierra de Sinaloa, tratando de darle una vista más justa a los calificativos o el estigma que hay en torno a la sierra y sus pobladores.   

En la contraportada del libro, se explica que “el disimulo es una forma de ocultar o de fingir que la realidad es otra o inexistente; encubrir o permitir la trasgresión de la ley, del precepto, a cambio de prebendas y sobornos. Rubén Rocha Moya (…) traza en esta ficción una historia donde los pacíficos habitantes de Chepederas ven alterada la convivencia por la permisividad del cultivo, comercio y trasiego de estupefacientes. La violencia y la ambición se apoderan de la voluntad de la mayoría de los nativos del pueblo. En poco tiempo las opciones de vida son casi inexistentes si no es por el camino del narco”. 

“Rocha Moya desvela los orígenes y las causas que propician la ausencia de valores éticos, ciudadanos, para abrir las puertas de par en par a la simulación y la fantasía de un poder fundado en la crueldad, la corrupción, la negación de la vida. Ficción o no, esta historia nos muestra también la resistencia de hombres y mujeres que logran forjarse otro camino por el lado de la educación, la ciencia, los ideales de una patria y un hogar donde el disimulo es innecesario cuando dignidad y porvenir son parte del mismo concepto. El disimulo, síntoma o causa de un mal”, se lee en la contraportada. 

La magnificación periodística del retén derivó incluso en un artículo en torno al supuesto “lado obscuro del Presidente”, escrito por Raymundo Rivapalacio, de El Financiero, impide ver en su máxima expresión el problema del narcotráfico y sus raíces y la generación de riqueza y muertes que ha provocado en Sinaloa este fenómeno con el que han tenido que bregar los gobernadores, algunos acusados de colusión con los capos de las bandas del crimen organizado. 

Por los sucesos como el “Culiacanazo” y asesinatos como el del periodista Javier Valdez, ambos registrados durante el régimen de gobierno de Quirino Ordaz Coppel, quien fue omiso al crecimiento exponencial y territorial del narco, y por la movilización de los grupos narcos y los retenes que instalan en casi todos los municipios, el imaginario colectivo y los analistas políticos han construido la tesis de que en Sinaloa el poder del Estado es inferior al de la delincuencia organizada.   

Si se trata de no disimular, hay que aceptar que el narcotráfico ha generado riquezas en Sinaloa. Dejando a un lado la visión hipócrita del fenómeno, se tiene que admitir que la “divisa narca” convirtió en vergeles amplias zonas agrícolas de Sinaloa y provee de flujo financiero a diferentes sectores de la sociedad sinaloense. La siembra y cultivo de mariguana y amapola, la producción y tráfico de sustancias ilícitas ha traído violencia, miedo, extorsiones y, sí, muertes. Pero también ha generado millonarias sumas de dinero. 

¿Qué pasaría si en Sinaloa y en México se acaba el negocio del narcotráfico? Hace más de diez años el periodista Jacobo Zabludovsky (+) empezó un artículo sosteniendo que “si la divinidad dispusiera que esta noche terminara el narcotráfico en México, mañana estaríamos muriéndonos de hambre. O casi.” (El Universal 12/04/2010). Sí, lo cierto es que el negocio ilícito de las drogas significa ingresos extraordinarios y un flujo de capital para los países comercializadores y productores de drogas.   

El negocio de las drogas significa asesinatos, muerte, veneno y la destrucción del tejido social, pero paradójica y perversamente, la otra cara de Jano, también representa ingresos, ventas y empleos. Encarna dinero fresco circulando y activando la economía. Dinero ilegal o el “dinero de la muerte” que, tras un proceso de lavado, se inyecta de manera directa en el desarrollo de la región y se convierte en inversión. 

El narco retén es el árbol que no deja ver el bosque, es el tema que dispersa el análisis profundo, sin disimulos, sobre la “Pax Narca”, el narcotráfico en Sinaloa, sus complicidades y sus derivaciones…. 

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