Estrategia Woldenberg para INE: trinchera política socialdemócrata
Carlos Ramírez
Los cuatro consejeros presidentes del IFE-INE productos de la alianza PRI-PAN para evitar un órgano electoral absolutamente autónomo del Ejecutivo han emprendido una campaña para impedir la iniciativa de reforma del presidente López Obrador y sus objetivos de despolitización del organismo y construir en el actual INE un bloque político socialdemócrata.
Las últimas colaboraciones periodísticas de José Woldenberg, cabeza del grupo y cacique burocrático del Instituto, están buscando con desesperación a la izquierda no-socialista que sobrevivió en el sindicalismo no-obrero de las universidades públicas y colocar en el otro lado del ring al populismo que nadie definió con mayor precisión que Arnaldo Córdova en su ensayo La ideología de la Revolución Mexicana. La formación del nuevo régimen (editorial ERA, 1973).
En su artículo publicado el 8 de febrero en El Universal, Woldenberg lanza un “S.O.S a mis excompañeros”, que se convirtió en realidad en una botella echada al mar que no obtuvo ni una sola respuesta. El exconsejero presidente del IFE impuesto por Salinas de Gortari enlista una serie de puntos conflictivos que tienen que ver solo con el Gobierno del presidente López Obrador y desde luego nada en absoluto que responsabilice de la crisis política y de bienestar al proyecto neoliberal del salinismo.
Más tarde, en la edición de mayo de la revista Nexos de Héctor Aguilar Camín, de la que fue director de 2004 a 2008 justo después de terminar su ciclo en el IFE, Woldenberg hace preguntas desde la izquierda, pero de nueva cuenta evita definir el concepto de izquierda en el modelo binario de socialismo-capitalismo. Y en catorce temas define Woldenberg qué entiende por izquierda solo pasa revista a comportamientos procedimentales que se colocan en automático en el escenario ideológico de una socialdemocracia aguada que es la que sobrevivió a la disolución del Partido Comunista Mexicano como último refugio de la izquierda marxista.
Woldenberg está encabezando una campaña contra la reforma electoral del presidente López Obrador, con el bloque de exconsejeros presidentes del Instituto: él mismo, Luis Carlos Ugalde que fue impuesto por un pacto Fox-Elba Esther Gordillo, Lorenzo Valdés Zurita como concesión al PRD influido por Cárdenas y López Obrador en 2008 y desde luego en la actual Lorenzo Córdova Vianello que fuer apadrinado por el presidente Enrique Peña Nieto en 2014 y que ha abandonado sus funciones institucionales, formales y legales para participar en este bloque político INE que se ha dedicado solo a desprestigiar la reforma lopezobradorista para mantener la actual estructura de privilegios y autonomía burocrática del Instituto en poder del grupo Woldenberg.
Las convocatorias de Woldenberg a una invisible, inexistente y fantasmal izquierda socialdemócrata aguada pueden ser muy válidas en tanto que se orienten al espacio estricto de participación política vía asociaciones o un partido, pero de manera tramposa pudiera estar llevando al INE a peculado al utilizar espacios, recursos humanos y partidas presupuestales para promover esta corriente de izquierda intelectual socialdemócrata.
Woldenberg y Córdova Vianello están utilizando su vinculación institucional con el IFE-INE para desvirtuar la iniciativa política de un partido en el poder legislativo y de un debate que puede involucrar a la sociedad en tanto que se especifiquen con claridad las pertenencias de grupo. Al carecer de un bloque político real, Woldenberg y Córdova Vianello –apoyados por su escudero Ciro Murayama Rendón– están explotando de manera tramposa su participación en el IFE o en el INE para hablar en nombre de su cargo, porque como figuras políticas solamente se suman a sí mismos.
La estrategia amañada de Woldenberg y Córdova Vianello oculta el hecho de que hablan a título personal, pero ponen por delante su participación en el Instituto electoral. Los dos tienen espacios libres para participar en el debate público, pero a condición de aclarar su representación limitada y no sobreexplotar su participación en el Instituto electoral en sus dos etapas que han terminado en desastres electorales: el IFE con el fraude de 2006 avalado por Luis Carlos Ugalde y el INE con la consulta revocatoria manipulada para restarle casillas y asistencia a la votación a favor o en contra del presidente López Obrador.
El Instituto electoral de Woldenberg y Córdova Vianello terminó su ciclo ante la nueva composición de equilibrios partidistas en el Congreso y en la sociedad y su función como órgano de poder del PRI y del PAN agotó su credibilidad.