A cinco años de la pandemia: los estragos del covid en el sector médico

Miranda Cadena y Fabián Evaristo

En marzo de 2020, México registró la primera muerte de una persona por Covid 19, una enfermedad contagiosa originada en China, de la que se sabía muy poco y obligó a cerrar escuelas, detener numerosas actividades y decretar un encierro obligatorio que duró meses.

De acuerdo con datos oficiales, más de 200 mil personas murieron entre 2020 y 2021 por covid o enfermedades asociadas a ese mal, sin embargo, uno de los sectores más afectados por la pandemia fue el de los trabajadores de salud (médicos, enfermeras, rescatistas, entre otros).https://8e0a61c6341ef44fa91e9ac6e22c4e7d.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-41/html/container.html?n=0

Un trabajo elaborado por médicos e investigadores mexicanos que se encuentra en la biblioteca en línea de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos establece que hasta abril de 2021, pasada la segunda ola letal de la epidemia, 3 mil 829 trabajadores de la salud de nuestro país habían muerto a causa del covid 19.

“Del total de muertes, 64.9 por ciento se concentraron en 10 estados: Ciudad de México (803), Estado de México (354), Puebla (264), Veracruz (227), Jalisco (209), Guanajuato (166), Chihuahua (124), Hidalgo (115), Tabasco (114) y Sonora (112), mientras que 35 por ciento del resto de los casos se distribuyó entre los 22 estados restantes del país”, indica el trabajo elaborado por César Esquivel, Yolanda Valero-Princet, Luis Alberto Gaitán-Cepeda, Carlos Hernández, Alejandro Macías, Delina Montes, Daniela Carmona y Karol Rosen, entre otros, que puede consultarse en este vínculo.

 El estudio señala, con base en estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud, que México fue el tercer país en América con mayor número de trabajadores de la salud contagiados de Covid, con  229 mil 458, por debajo de Brasil (753 mil 089) y Estados Unidos (462 mil 905).

No obstante, hasta la elaboración del trabajo, en abril de 2021, nuestro país registró la mayor cantidad de muertes en ese personal, con 3 mil 534; seguida de Estados Unidos en donde murieron mil 538 y Brasil, que registraba 656 decesos de médicos y enfermeros, cinco veces menos que nuestro país.

Médicos mexicanos, a su suerte

Xavier Tello, médico y consultor, quien en los días de la pandemia se convirtió en una de las voces más críticas al manejo de la situación por parte del gobierno señala en entrevista con La Silla Rota que desde el inicio del contagio médicos y personal de salud enfrentaron no solo el riesgo de contagio, sino también un sistema incapaz de garantizar su seguridad.

“La mortalidad en este sector alcanzó cifras alarmantes sin que las autoridades tomaran medidas efectivas”, afirma.

Tello recordó que en los primeros meses de 2020 la falta de equipo de protección personal como cubrebocas, batas, overoles especiales, era evidente. No solo por la escasez global ya que todos los países demandaron esos insumos que en México no se fabricaban sino porque nuestro país no aseguró suministros suficientes ni de calidad.

A pesar de las advertencias de la comunidad médica, el gobierno falló en la adquisición de mascarillas N95 y trajes adecuados, lo que elevó el riesgo de contagio. 

Además, la falta de experiencia y preparación del personal encargado de las compras derivó en la distribución de equipos deficientes, como batas desechables de papel que no cumplían con estándares internacionales. 

Desde que comenzó la pandemiamédicos solicitaron equipos de protección personal suficientes y adecuados porque tenían que tratar con pacientes de una enfermedad desconocida y altamente contagiosa.

En abril de 2020, el responsable de la atención de la pandemia, el ssubsecretario de salud Hugo López-Gatell, dijo que esos equipos, como  las mascarillas N95, sólo debían entregarse a quienes tomaran muestras de “secreciones respiratorias para el diagnóstico de Covid-19”, o quienes hacían incisiones de la vía respiratoria.

También dijo que se había detectado “desperdicio de materiales escasos en el mundo” porque personal de las unidades de salud habían usado esos materiales de manera inapropiada y “eso consumió los recursos disponibles en México y hubo una escasez”.

Las pérdidas en el sector de la salud

En septiembre de 2020, la Organización Panamericana de la Salud hizo eco de una información publicada por Amnistía Internacional, un organismo de defensa de derechos humanos con sede en Londrés, en el sentido de que el sector de trabajadores de la salud de México era el más golpeado por el Covid en el mundo.

En ese momento, señaló la OPS, mil 410 médicos, enfermeras y personal hospitalario habían muerto a causa del virus; 542 de esos fallecimientos correspondieron a enfermeras, 380 a médicos y 296 a técnicos y personal de limpieza y mantenimiento.

La Silla Rota conversó con médicos y enfermeras que estuvieron en primera línea de combate a la enfermedad, quienes hicieron un balance de las pérdidas y el significado de las muertes de esos trabajadores.

Olivia, una urgencióloga del hospital general de Zona 2-1 del IMSS en la Ciudad de México, que pide sólo usar su primer nombre, recuerda que tres de sus compañeros murieron durante su trabajo de combate a la pandemia.

Uno de ellos, el infectólogo Vargas, murió a los 32 años, apenas tres días de contagiarse de Covid durante el servicio en el hospital.

“Lo ingresamos al área de observación y me piden que le tome gasometría y recuerdo que en ese momento no nos dábamos abasto para la sedación y él estaba despierto porque no quería ser dormido por completo. Recuerdo que cuando le iba tomar la gasometría, me toma la mano y me voltea a ver, y medio movilizaba la mano, y nos pidió buscar a su esposa”, recuerda Olivia. 

Ante la petición de ver a su esposa embarazada y el riesgo de que ella se contagiara al entrar al área Covid, los médicos optaron por hacer una videollamada entre el doctor Vargas y su mujer.

“Recuerdo cómo al doctor se le salían las lagrimas porque no podía contestar y ese mismo día se decide dormirlo por completo,  ya era mucho lo que estaba peleando”, recuerda.

Unas horas después de la videollamada, el infectólogo falleció. Olivia no olvida el dolor que sintieron ella y sus compañeros al presenciar la muerte de un médico joven y recién llegado.

Su papá falleció un jueves y él regresa a guardia el domingo”

El periodo donde se registró el mayor número de muertes por Covid 19 fue entre marzo de 2020 y junio de  2021.  Según la OPS, del primero de enero de 2020 a la fecha, en América se registraron tres millones 50 mil muertes por Covid-19.

Además de que se registraron más de 193 millones de casos de Covid-19 y 14 millones 190 mil hospitalizaciones por este virus.

Uno de quienes atendió a las decenas de pacientes que llegaban al hospital de Zona 2-1 del IMSS fue el urgenciólogo Guerra, rememora la doctora Olivia.

Mientras él ayudaba a combatir la pandemia supo que su padre ingresaba a Urgencias en el área de Covid de la clínica en la que trabajaba.

“En esa época en al área de urgencias se tocaban dos timbres para paciente con Covid, el timbre sonó dos veces y los doctores de guardia me dijeron ‘que no venga Guerra’, yo dije que estaba bien. Se intubó al paciente y se metió al área de Covid, pero yo no entendía por qué no querían decirle al doctor Guerra”, relata.

La gravedad del caso orilló a sus compañeros a decirle que su familiar había sido ingresado de gravedad al área covid.

A pesar de que los compañeros del urgenciólogo hicieron lo posible por salvarlo, el padre de su compañero murió.

Pese a la tragedia, y obligado por la falta de médicos, el doctor Guerra, regresó a trabajar sin tomar los días que le habían otorgado para el duelo por la muerte de su padre.

“Lo admiro mucho porque con el Covid no podías tener sepelios normales, todo eran cremaciones, su papá falleció un jueves y él regresa a su guardia el domingo, pese a todo lo que pasó él regresó”.

“El doctor Hernández siempre estuvo en primera línea”

A pesar de que la propia Organización Mundial de la Salud señala que el aumento de la inmunidad dio lugar a la disminución de los casos de muertes, aún existen decesos por Covid 19, en el periodo del 14 de octubre al 10 de noviembre pasado se confirmaron 27 muertes a nivel mundial.

Otro de los casos de médicos que enfermaron de gravedad en el cumplimiento de su deber fue el del doctor Hernández, jefe de turno. Ante la urgencia sanitaria, capacitaba a otros médicos para intubar a los pacientes que lo requerían.

Fue durante la segunda ola de contagios que el jefe de turno enfermó de Covid. El doctor Hernández se fue de incapacidad a su casa, pero tres días después volvió en ambulancia.

“Llega la ambulancia y no lo esperábamos, llegó desaturando, con daño pulmonar intenso, no quería que lo intubáramos pero tampoco se quería morir”.

Al doctor se le intubó y se le envió al área de choque debido a su estado de salud, sin embargo, siguió decayendo y se le trasladó a otra clínica de terapia intensiva.

Afortunadamente, sobrevivió a su contagio por Covid, aunque su salud ya no fue la misma, tras contagiarse combatiendo la pandemia.

“El destino le dio la oportunidad de vida de ver crecer a su hija, él ya no trabaja en el instituto, él en lugar de decir que no había personal, dijo ‘soy administrativo pero también soy urgenciólogo’, se echó el saco a la espalda y ayudó mucho”.

Enfermeras, la más afectadas

Enfermera particular de 47 años, madre de tres hijas y abuela de cuatro pequeños, Mary era el pilar de su hogar. Vivía con tres de sus nietos y su hija mayor, Amairani, quien se encargaba de los labores domésticas mientras que ella proveía el hogar económicamente.

“Mi mamá era enfermera, en su último servicio ya había durado casi dos años, asistía a una señora mayor a la que sus hijos no podían cuidar. Ella tenía un don, era muy querida por sus pacientitos y afortunadamente siempre tuvo ese ingreso durante la pandemia”.

Amairani cuenta que en las primeras semanas de enero, la familia con la que trabajaba su mamá planeaba viajar pero prefirieron no hacerlo para evitar algún contagio para la señora de la tercera edad a la que cuidaba. En cambio, uno de los hijos de la paciente arribó al hogar donde Mary trabajaba, para visitar a su madre.

Fue él quien una semana después dio positivo a Covid-19, su madre, la paciente de Mary obtuvo en primera instancia un falso negativo y nunca presentó síntomas, por lo que el aislamiento no fue inmediato.

 “Estuvo con la señora dos días, al tercero la regresaron en lo que pasaba el tiempo de incubación del virus, pero al siguiente día, amaneció con síntomas. Lo primero que hicimos fue llevarla a hacerse la prueba, en cuanto supimos que era positivo, se encerró en su cuarto y le dijo a todo el mundo que tenía Covid, se asustó mucho, pero ahora siento que tal vez quiso despedirse de toda su familia, mientras estaba bien y podía hablar… En realidad la enfermedad la atacó muy rápido, duró un par de días con el tratamiento inicial porque al poco tiempo dejó de oxigenar bien, le costaba respirar y no paraba de toser”.

“Mis hermanas y yo nos encargábamos de ella y de los niños que también tuvimos que encerrar en su cuarto para evitar que el virus se propagara, yo también salí positiva pero fui asintomática y qué bueno porque en ese tiempo amamantaba a mi bebé”.

Describe que una semanas después del diagnóstico positivo, Mary dejó respirar por sí misma y necesitó ayudarse de un tanque de oxígeno, que al pasar de los días, dejó de ser suficiente.

“Se escuchaba como si se ahogara, ya casi no podía hablar, no podía ponerse de pie, toda se deshacía. El hecho de llevarla al hospital nos daba miedo por lo que podía pasar pero obviamente tampoco la íbamos a dejar así, de verdad ya no respiraba”.

Marita, como algunos familiares le llamaban, permaneció casi una semana intubada en el Hospital General Las Américas, en el Estado de México. Solo una de sus hijas pudo entrar para hablar con ella por videollamada, pero estaba inconsciente.

Aimarani recuerda que no todos los servicios funerarios de la zona recibían cuerpos que habían fallecido por Covid.

“Mi mamá regresó a su casa en una cajita. No estuvimos mucho tiempo ahí, como tramitamos un apoyo del gobierno y junto con el dinero de la señora, logré vivir bien como tres o cuatro meses, pero era lógico que me pedirían el departamento donde rentábamos, así que mi abuelita nos hizo un espacio, a mi y a mis tres hijos, en su casita. Ahora vivo aquí, con ella”.

Uno de los valientes

Damaris Estefanía Navarro, doctora del hospital “Valentín Gómez Farías” del ISSSTE en Jalisco, relató a La Silla Rota como su compañero, el urgenciólogo Luis Guillermo Chávez, fue uno de los ejemplos entre el personal de salud.

El doctor, señala, hizo todo lo indicado para no contagiarse: siempre usó su equipo de protección personal, no salía a comer, lavaba su ropa del hospital y jamás se quitó el cubrebocas.

Muchos de los trabajadores de urgencias dejaron de trabajar y dijeron que no lo harían hasta que “el hospital tuviera suficiente equipo” para protegerlos del contagio de Covid.

“Quedamos muy pocos trabajando y el doctor Chávez fue uno de los valientes”, recordó la doctora.

Luis Guillermo tenía más de 60 años y estaba diagnosticado con diabetes, pero sus colegas confiaron en que él iba a estar bien porque sabían que tomaba medidas para cuidarse del contagio con los pacientes y era estricto con su medicación.

El especialista y presidente de la Sociedad Médica de la representación del ISSSTE en Jalisco, resistió trabajando durante los peores momentos de la pandemia, en 2020 y 2021. A principios de 2022, cuando ya había recibido su vacuna, se contagió y volvió al sanatorio como paciente.

Él mismo solicitó un taxi de aplicación y llegó a la bahía dispuesta para atender a los pacientes de Covid. A su llegada sus compañeros le dieron oxígeno suplementario porque su saturación era demasiado baja y le asignaron una cama pero unos días después falleció.

“De buenas a primeras y casi al final de todo este caos,  mi colega, mi abuelito, mi mano derecha y mi compañero de tanto tiempo murió. Le tocó. Fue algo muy muy impactante.” 

“Las pérdidas no se reducen a cifras”

Una doctor del Hospital Juárez de México que accedió a contar sus experiencia en la pandemia a La Silla Rota a condición de que no se usara su nombre rememora: “uno a uno fueron cayendo y aunque sabíamos que lo que se avecinaba iba a estar cabrón, nunca pensamos que falleceríamos tantos de nosotros”.

Cuando inició el periodo de pandemia había una sensación de terror en ese hospital del Centro de la CDMX que atiende a personas sin seguridad social. Los médicos consideraban que no estaban preparados para algo así porque ni el hospital tenía la capacidad de recibir a la cantidad de pacientes que ingresaron ni contaban con los insumos necesarios.

“Era horrible, era horrible iniciar cada guardia porque te despedías a la distancia de tu familia sin saber cuándo vas a regresar o siquiera si lo ibas a hacer, ¿no? Así pasó con muchos compañeros, amigos, enfermaron dentro del hospital y a los días los veías como pacientes”.

Describe además, la crisis que padecían los trabajadores del sector salud al enfrentarse a constantes pérdidas humanas en un breve periodo de tiempo. “Tengo bloqueadas ya ciertas partes de la pandemia, o sea éramos robots que sabían que hacer pero ya no sentían, no recuerdo en qué momento pasaron años y de eso uno ya no se recupera. Te empieza a caer el veinte cuando de plano, el número de pacientes Covid era mínimo, y que algunos compañeros ya no están, que hay medidas sanitarias nuevas y más rígidas, que incluso tu familia está incompleta… Las pérdidas fueron contables pero no se reducen a cifras”. 

Con información de Fernanda Rangel

Share

You may also like...