Estudiante de la UNAM termina licenciatura a los 18 años
Fabiola Méndez / Daniela Gutiérrez
Isabel Espino Gutiérrez se describe como una joven normal que pasa tiempo con sus amigos, que se enoja, se entristece y se frustra. También se dice una apasionada de los temas de ciberseguridad y de las series de mafiosos, así como una amante de correr para escapar del estrés. A sus 18 años está a sólo dos materias de graduarse como licenciada en Ciencias de la Computación en la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.
Y es que su capacidad intelectual se manifestó temprano. Al concluir la primaria cursó la secundaria abierta y la terminó en tres meses. De forma simultánea, estudió para ingresar a la educación media superior y, a los 13 años, entró al plantel 6 de la Escuela Nacional Preparatoria, Antonio Caso, tras conseguir 121 de los 128 aciertos del examen de admisión.
Desde siempre supo qué quería. “Me gustaba el diseño y deseaba ser arquitecta. Leyendo descubrí que los científicos computacionales no sólo programaban, sino que diseñaban algoritmos, lógicas de programas y software, es decir, usaban las matemáticas para diseñar, y el sólo pensar que yo podía hacer lo mismo me pareció apasionante”, dijo.
En 2022, a los 16 años, ingresó a la FC para estudiar Ciencias de la Computación, una carrera, asegura Isabel, muy difícil, aunque con el apoyo de sus profesores ha sido mucho más llevadera.
Sus ganas de aprender la motivaron a cursar más asignaturas de las que establece el plan de estudios. “A partir del segundo semestre metí 10 materias pues quería aprender cosas nuevas, como inteligencia artificial. Deseaba saber más, pues la IA es mágica. Había noches en las que, al saber que cometía errores al programar, no dormía, pero la satisfacción de lograr que algo se ejecute como es debido resulta gratificante”.
Durante este proceso de aprendizaje no todo fue fácil. “Hay días en los que te rompes, momentos en los que dices ‘no puedo más, ya no quiero esto, no lo entiendo’; sin embargo, al final vale la pena”, asegura.
A decir de Isabel, la perseverancia y el amor por el conocimiento son claves. “La magia de las matemáticas y las ciencias de la computación me hicieron avanzar en esta carrera con rapidez”, explicó.
Para aprobar materias en tiempo récord el apoyo de sus padres ha sido crucial. En dos años ya cursó 38 asignaturas y le falta un par para concluir. La joven asegura que las matemáticas le apasionan tanto que también aprendió a ser resiliente cuando las cosas no le salían bien.
A su corta edad es profesora adjunta en la FC y trabaja en una empresa de Reino Unido como directora de tecnología desarrollando software. Combina su trabajo a distancia con las clases y coincidir con sus compañeros de generación, pero ahora como docente, es algo que la llena de orgullo, no sólo por ella, sino por poder transmitirles lo aprendido.
Isabel está próxima a titularse; eligió hacerlo por vía de la excelencia académica, pues tiene un promedio de 9.7. “Quiero investigar y seguir dando clases en la FC. Ahora soy ayudante de profesor en dos materias: Computación distribuida y Computación concurrente. Deseo mostrar a las nuevas generaciones que las matemáticas tienen magia”. Entre sus planes está el realizar una maestría y un doctorado. “La Universidad me lo ha dado todo. Mis aspiraciones se las debo a la UNAM y quiero regresarle tantito de lo que me ha brindado, pues me ha abierto puertas en todos lados, incluso del otro lado del mundo”, finalizó.