Injerencia en la vida universitaria puede replicarse en otras entidades, alerta UNAM

Karla Alva

El lunes, la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) inició un paro de labores para mostrar su inconformidad por la aprobación a la Ley Orgánica de la Universidad avalada por el Congreso de Sinaloa, representan una violación a su autonomía, a la Constitución mexicana y a la Ley General de Educación Superior, señalaron César Astudillo Roberto Rodríguez Gómez, investigadores de la UNAM.

Ambos, académicos de la máxima casa de estudios afirman que esta reforma es un signo de preocupación porque evidencian un intento, desde la política, por tener injerencia en la vida universitaria, por modificar de manera profunda la educación superior del país y una señal de que esto pueda replicarse en otras entidades.

De acuerdo con Astudillo, la reforma a la Ley Orgánica de la UAS implica una violación a la Constitución que en su artículo tercero, fracción VII considera la autonomía de las universidades, así como del artículo segundo, párrafo III de la Ley General de Educación Superior, donde establece que cualquier iniciativa o reforma a las leyes orgánicas deberán contar con los resultados de una consulta previa, libre e informada a su comunidad universitaria, a los órganos de gobierno competentes, así como de una respuesta explícita de su máximo órgano de gobierno colegiado.

El académico y exabogado general de la UNAM puntualizó que aun cuando hubo una consulta fue manipulada, porque no se incluyó a toda la comunidad universitaria -conformada por el alumnado, trabajadores académicos y administrativos, personal directivo, incluso los egresados-, pues ese ejercicio estuvo muy limitado y se dirigió básicamente a solo un sector.

César Astudillo y Roberto Rodríguez, académicos del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. 

Para Roberto Rodríguez, la actuación sobre la UAS tiene visos de intento de réplica en otras instituciones autónomas, universidades estatales y en las universidades federales.

Los académicos señalan que la autonomía de las universidades no es un privilegio, sino un derecho de las comunidades de esas casas de estudio, el cual está asociado a una gran responsabilidad: tomar sus decisiones en busca de la mejora académica, del fortalecimiento de la investigación, la ciencia, la tecnología y la innovación, a partir de criterios académicos y no políticos.

“La autonomía es un valor que hemos construido a lo largo de décadas y ponerlo en riesgo puede afectar las condiciones de desarrollo y de un mejor futuro de la educación superior en México”, señalan Rodríguez Gómez y Astudillo.

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