Argentina va a las urnas con la moneda aún en el aire
Fernanda Hernández Orozco/ Reuters
Argentina, la tercera economía más grande de América Latina, está por elegir a su presidente por los próximos cuatro años, en un momento en el que la elevada inflación ha obligado a muchos ciudadanos a ingeniárselas cada día para sobrevivir.
Los candidatos son dos personas que, por lo menos hace un año, parecían opciones imposibles. Del lado del oficialismo se encuentra Sergio Massa, actual ministro de Economía, que ha visto como durante su gestión la inflación se disparó hasta 140% anual, con perspectivas de cerrar el año en una tasa de 185%.
La otra opción es Javier Milei, un economista ultraliberal que ha prometido desterrar a la “casta política” y terminar con el “cáncer de la inflación” con medidas como la dolarización de la economía y el cierre del Banco Central.
Para muchos argentinos, la moneda aún está en el aire. Las encuestas no dan a un ganador claro. Algunas le dan una ligera ventaja a Milei, quien sorprendió en las elecciones primarias de agosto de este año al convertirse en el candidato más votado. Otras le dan la victoria a Massa, el candidato más votado en la primera vuelta, celebrada el 22 de octubre.
“En Argentina, los balotajes no suelen ganarse con una ventaja muy grande”, dijo la consultora política Carolina Lourdes Muñoz en una entrevista con Expansión. El país sudamericano solo ha tenido que ir a segunda vuelta en dos ocasiones desde 1995, en 2003 y 2015.
En el primer caso, uno de los candidatos –el expresidente Carlos Menem– se retiró cuatro días antes de la contienda para evitar una derrota vergonzosa. En el segundo, la diferencia entre Mauricio Macri, el ganador, y Daniel Scioli, fue de menos de tres puntos porcentuales.
Muñoz explicó que Milei, un comentarista televisivo que saltó a la escena política durante la pandemia gracias a sus discursos a favor de la libertad individual, ha sufrido de una campaña de miedo por parte del oficialismo, gracias al personaje estridente e inestable con el que ha ganado también popularidad. Más que propuestas, tanto Massa como Milei han apelado a las emociones del votante.
“Todo voto es emocional, pero el voto del argentino lo es aún más”, dijo Muñoz y aseguró que solo un suceso de última hora puede cambiar la decisión de los electores.
Recuerda que en las primarias de Juntos por el Cambio, la alianza opositora de centro derecha, el asesinato de un hombre de clasemedia en el centro de Buenos Aires definió la victoria de Patrcia Bullrich, una partidaria de la mano dura que ahora apoya a Milei.
Un periodo complicado
Argentina se enfrenta a un duro panorama económico, por lo que el ganador de la elección tendrá retos importantes durante su gestión, que van desde el combate a la inflación y el aumento del costo de vida que trajo, hasta la gestión de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, de 44,000 millones de dólares.
El candidato ganador, que asumirá el cargo el 10 de diciembre, deberá arreglar una economía con una inflación de 143%, una confusa serie de controles de capital, una recesión inminente y reservas netas de divisas que JP Morgan estima en -15,300 millones de dólares.
“No queda margen para salir adelante con la actual postura de política económica y el presidente entrante tendrá que dar un giro en la política económica”, dijo la economista de Barclays para América Latina, Pilar Tavella, en una nota el miércoles. “Qué tan brusco sea el giro dependerá de una combinación de su compromiso con la reforma y la fuerza política para ejecutarla”, estimó.
Massa representa la continuidad de las medidas económicas del gobierno actual, aunque propone un cambio gradual, con recortes al déficit fiscal y estímulos a las exportaciones con el fin de reconstruir las reservas.
“El problema es que no es lo mismo apostar a la continuidad cuando tienes dinero que cuando no lo tienes. Ahora Argentina no tiene recursos”, dice Muñoz.
Argentina había acordado reducir su déficit fiscal primario a 1.9% del PIB este año para cumplir con un programa de 44,000 millones de dólares del FMI que ha ayudado a mantener las luces encendidas mientras uno de los mayores exportadores agrícolas enfrentaba una devastadora sequía.
Se espera que el déficit sea mucho mayor; Itaú lo fija en 3% del PIB para fin de año. El FMI ha endurecido internamente su visión sobre el programa y podría volverse más estricto con los desembolsos, lo que significa que los próximos 3,000 millones de dólares ya no son un hecho.
“El escenario más probable es que veamos a ambas partes sentarse con una hoja de papel en blanco y rediseñar el programa”, dijo Alejo Czerwonko, CIO para Mercados Emergentes de América de UBS Global Wealth Management.
“El marco y el acuerdo existentes están dañados sin posibilidad de reparación, por lo que un cambio de gobierno ofrece a todos la oportunidad de idear un nuevo plan”, añadió.
Es probable que la economía ya esté en recesión y se espera que se contraiga nuevamente el próximo año.
Poco después de prestar juramento como ministro de Economía, Massa se comprometió en agosto de 2022 a dejar de imprimir dinero para luchar contra la inflación.
“Cuando una persona que hizo algo fiscalmente irresponsable te dice ‘una vez que sea elegido seré fiscalmente responsable’, creo que es razonable dudar”, dijo Carlos de Sousa, estratega de deuda de mercados emergentes de Vontobel Asset Management, a Reuters.
“Esa es la paradoja de Massa. En la comunicación política decimos que es importante ser conocido y tener credibilidad. Y Massa es conocido, pero nadie le cree”, indicó Muñoz, consultora política.
De Sousa explicó que los mercados pueden preferir una victoria del candidato opositor solo porque tienen más credibilidad para implementar un ajuste fiscal, agregó.
Seguir desmantelando los subsidios a la energía, que ascendieron a 12,000 millones de dólares el año pasado, ocupará un lugar destacado en la agenda.
Los inversores también coinciden en que el peso argentino está sobrevaluado, lo que significa que es probable que se produzca una devaluación. El cambio oficial ronda los 350 pesos por dólar mientras que el del mercado negro ronda los 1,000.
Pero una devaluación desencadenaría un nuevo aumento de la inflación, que afecta más a los pobres. Dado que dos de cada cinco personas ya se encuentran bajo el umbral de pobreza en Argentina, existe la preocupación de que si el número crece mucho más, las calles se inundarán de manifestantes y el malestar social explotará.