Salinas Pliego, economista pinochetista neoliberal

Carlos Ramírez

El empresario y comerciante Ricardo Salinas Pliego tiene el reloj político atrasado medio siglo: en un artículo publicado esta semana en la revista Vértigo, el dueño de TV Azteca y de Elektra está descubriendo nada menos que al economista neoliberal Milton Friedman y lo está proponiendo como el nuevo santón del futuro económico de México.

Nacido a la política de la mano de Carlos y Raúl Salinas de Gortari en el sexenio 1988-1994, Salinas Pliego regresa a un debate que los economistas de mercado ya superaron, al grado de que el templo mayor del neoliberalismo mundial, el Fondo Monetario Internacional, está autorizando la consolidación del Estado como el eje económico de los países y el enterrador de la historia, Francis Fukuyama, ha tenido que aceptar también la existencia del Estado como estatalidad.

En su texto, Salinas Pliego revela una lectura superficial y de tarjetas de la doctrina monetarista –no liberal filosófica– de Friedman, cuyo dogma dominó a Estados Unidos, el FMI y el Banco Mundial hasta finales de siglo pasado sobre la relación de la inflación del circulante monetario. La tesis de Friedman –que no supo explicar el empresario mexicano– se resume en una frase: “la inflación es en todo tiempo y en todo lugar un fenómeno monetario”.

Y si la inflación era estimulada por el dinero circulante, entonces las políticas económicas de control inflacionario debieron de someterse a restricciones como condicionantes del Fondo para acceder a créditos estabilizadores que atendieran las devaluaciones como efecto de la inflación, una doctrina de aportación mexicana durante dos sexenios por el secretario de Hacienda Antonio Ortiz Mena y su modelo de desarrollo estabilizador: subordinar el presupuesto público y la dinámica del desarrollo vía el Estado a un circulante monetario menor a la inflación. El liberalismo-monetarismo-neoliberalismo en México condujo al país a un estado subordinado a la inflación y por lo tanto responsable directo del deterioro del bienestar social. Y el economista mexicano Juan F. Noyola aportó en la CEPAL el enfoque de la inflación como efecto de la estructura productiva.

Friedman estuvo simbólicamente en México durante los sexenios de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, pero también –para información de Salinas Pliego– con la presencia directa como asesor de la Secretaría mexicana de Hacienda de Arnold Harberger, el socio de Friedman en las asesorías económicas a las dictaduras militares latinoamericanas, sobre todo a los conocidos como los Chicago Boys chilenos del general golpista Augusto Pinochet.

La presencia de Friedman y Harberger en políticas económicas mexicanas estuvo estimulada a través del que ha sido considerado como el jefe de los Chicago Boys mexicanos: Francisco Gil Díaz, economista egresado del ITAM, jefe del departamento económico del mismo ITAM, subdirector de estudios del Banco de México y profesor adjunto en una materia de Friedman en la Universidad de Chicago, subsecretario de Ingresos de Hacienda con Salinas y secretario de Hacienda con Fox.

El autor de Indicador Político, como reportero de la revista Proceso a finales de los setenta en la primera mitad de los ochenta, reveló la presencia en Hacienda de Friedman y Harberger y publicó la primera lista de Chicago Boys mexicanos: economistas friedmanianos porque Friedman mandaba desde la Universidad de Chicago. Gil Díaz impuso todo el pensamiento neoliberal de Friedman en el ciclo presidencial de De la Madrid a Peña Nieto (1982-2018) que hoy acaba de descubrir Salinas Pliego y esas tesis desquiciaron la política económica y social posrevolucionaria.

Como jefe de los Chicago Boys mexicanos, Gil Díaz fue la pieza clave de la transición partidista en la presidencia manteniendo la Secretaría de Hacienda como la garante de la continuidad neoliberal durante el Gobierno de Fox y Felipe Calderón extendió en su sexenio ese dominio del pensamiento neoliberal en la política económica mexicana nada menos que con Agustín Carstens como secretario de Hacienda, traído al gabinete de su cargo nada menos como segundo hombre clave en el FMI como subgerente general.

La formulita de Friedman que ha deslumbrado a Salinas Pliego circulante-inflación ha sido la responsable del caos presupuestal mexicano: para contener la inflación, el ciclo neoliberal de De la Madrid a Peña Nieto controló el gasto a través de tres instrumentos: disminución de los salarios reales, baja en el crecimiento del PIB y cancelación de gasto social, pero dejando la inflación en el periodo 1982-1994 en 34.5% anual, y el pago del costo social del 80% de mexicanos en condiciones de desigualdad económica y restricciones sociales.

En términos reales, el texto de Salinas Pliego en Vértigo pide el regreso a los años del ciclo neoliberal De la Madrid-Peña Nieto y la restauración del neoliberalismo que empobreció a la sociedad mexicana y terminó con el proyecto ideológico y social de la Revolución Mexicana.

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