López Obrador pide a las ‘corcholatas’ renunciar a sus cargos para participar en la encuesta de Morena

Zedryk Raziel

El mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho que los aspirantes de Morena a la candidatura presidencial deben separarse de sus cargos públicos para poder participar en la encuesta con la que se definirá quién abanderará al partido en los comicios de 2024. López Obrador ha afirmado que, si el Consejo Nacional agendado para el próximo domingo aprueba ese mismo día la convocatoria al proceso interno de selección, tan pronto como la siguiente semana las corcholatas deberán dejar sus cargos en el Gobierno, una resolución que puede ir de la licencia temporal a la renuncia definitiva. El mandatario puso esta condicionante en la cena que tuvo la noche de este lunes con gobernadores morenistas, dirigentes del partido y los cuatro aspirantes más notables: la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; el secretario de Exteriores, Marcelo Ebrard; el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y el líder de la fracción de Morena en el Senado, Ricardo Monreal. Gobernadores y fuentes de la dirigencia del partido han confirmado a EL PAÍS detalles del discurso de López Obrador, que duró alrededor de una hora en el marco de una comilona en el restaurante El Mayor, ubicado a unos metros de Palacio Nacional.

La petición del mandatario implica que los interesados dejen sus puestos para poder dedicarse de lleno a hacer campaña en las semanas previas al levantamiento de la encuesta. La medida también garantiza que no utilicen los recursos públicos a su disposición para promover sus intereses personales, algo que por lo demás está prohibido por la ley. La regla impuesta por López Obrador afecta de manera diferente a las corcholatas (nombre que el mandatario dio a los aspirantes presidenciales). Ebrard ha sido quien más ha insistido en que el partido apure el establecimiento de fechas para que los interesados renuncien. Por el contrario, Sheinbaum ha sostenido que se separará del Gobierno capitalino solo si resulta arriba en las encuestas. López Obrador ha establecido que el orden de las cosas es al revés: primero renunciar, luego la encuesta.

La reunión convocada por el presidente es una demostración más de que ha asumido las riendas de la contienda interna de su partido, en un esfuerzo por evitar que la pugna sucesoria descarrile el proceso y provoque divisiones en su movimiento. También sella su urgencia de que el partido acelere la definición de la candidatura presidencial. Las corcholatas deben preparar en cuestión de días cómo será su salida del Gobierno: si renunciarán de manera definitiva o si pedirán licencia al cargo, y, quizá lo más importante, a quién dejarán en su lugar.

Algunos de los militantes de Morena citados por López Obrador en Ciudad de México, la noche de este lunes.
Algunos de los militantes de Morena citados por López Obrador en Ciudad de México, la noche de este lunes.ANDREA MURCIA MONSIVAIS (CUARTOSCURO)

El presidente no hizo pronunciamientos sobre si debería levantarse una sola encuesta o dos —una de filtro y una “segunda vuelta”— ni sobre si debería hacerse una única pregunta o varias, de valoración de atributos, de acuerdo con las fuentes consultadas. López Obrador planteó que se conforme una comisión o comité de representantes de las corcholatas para que estas puedan dar seguimiento a la evolución del proceso, de manera transparente. También propuso que los aspirantes propongan nombres de casas encuestadoras y que en un sorteo se elija a las que tendrán la encomienda de hacer el levantamiento. López Obrador remarcó el llamado a que los aspirantes acepten el resultado de las encuestas y mantengan la unidad. Incluso, pidió que los interesados firmen un compromiso de que se quedarán en el movimiento y darán su respaldo a quien gane la candidatura.

Las fuentes han afirmado que el ánimo de López Obrador anoche fue celebratorio, tras el resultado de la jornada electoral del domingo, en la que Morena y sus aliados del Partido Verde y el Partido del Trabajo arrebataron al PRI su histórico bastión en el Estado de México. La abanderada morenista, y ahora gobernadora electa, Delfina Gómez, fue invitada a la reunión. Su presencia cristalizaba las enseñanzas que quería impartir López Obrador: en el Edomex la alianza se mantuvo unida y la candidata venció a la priista Alejandra del Moral. Al contrario, en Coahuila se fracturó la coalición morenista: Morena, el PT y el Verde impulsaron a candidatos distintos, y el PRI retuvo el poder en el Estado con una enorme ventaja de más de 35 puntos.

El ambiente en la reunión se sintió de alguna manera enrarecido, en primer lugar porque no se llevó a cabo en Palacio Nacional, como rutinariamente sucede cuando el convocante es el presidente. Algunos gobernadores fueron invitados con anticipación, mientras que otros, la mayoría, fueron llamados el mismo lunes, con poca oportunidad de maniobra. Ni los mandatarios, ni los aspirantes, ni los dirigentes del partido quisieron dar declaraciones a la prensa al llegar al restaurante. Las fuentes consultadas refieren que Ebrard fue visto distante e incómodo. Interactuó poco con los gobernadores, y al final de la noche —llovió todo el tiempo— se marchó apresurado, cuando un buen grupo de liderazgos morenistas se quedó un rato para tomarse fotos y platicar. Es elocuente la foto donde aparecen Sheinbaum, Monreal y Adán Augusto rodeados de mandatarios y la dirigencia del partido, pero no Ebrard. López Obrador pidió que el menú de la noche fuera una sopa de frijoles y un platillo de carne rellena, con agua y café. Hoy por la mañana el presidente dijo que entre todos pagaron la cuenta.

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