Monreal: Regresó sin gloria
Francisco Chiquete
Ricardo Monreal había estado ya en Sinaloa, más concretamente en Mazatlán. Ocurrió antes de las turbulencias entre él y López Obrador, cuando era invitado frecuente a los desayunos en Palacio Nacional.
Después del evento en que participó aquella vez, se fue sin compañía oficial a comer en un restaurante de mariscos donde estuvo tan a sus anchas, que los ayudantes lo tuvieron que presionar para que se fuera, pues ya llegaba la hora en que su vuelo debía salir.
Ayer no. Aunque el gobernador lo placeó y lo atendió muy cálidamente, no tuvo la exposición que tuvo Adán Augusto López Hernández, en actos masivos y de significación, ni mucho menos la que alcanzó Claudia Sheimbaum, a quien le organizaron un acto en el Salón Gobernadores, del palacio de gobierno.
No fue por falta de ganas de parte de Rocha. Es que Monreal arrastra consigo la etiqueta de aspirante incómodo, y pocos dentro de Morena, y todavía más pocos empresarios o sectores de interés, se atreven a desafiar las iras presidenciales.
El jefe formal de la mayoría morenista en el senado sigue tratando de actuar como si fuera el niño terrible de la familia y también como si de veras creyese que sigue contando con alguna consideración del presidente, y posibilidades reales de ser nominado a la Presidencia.
Sus protestas siguen siendo válidas. No puede haber piso parejo en un partido donde la voz del presidente genera cargadas indetenibles como la que cobija a Claudia Sheimbaum y en menor medida a Adán Augusto. Hasta Ebrard ha sentido el frío de la indiferencia.
Pero es una quimera pensar que le van a hacer caso en su llamado de detener la carrera de las corcholatas para reanudarla más adelante, cuando todos tengan las mismas posibilidades. Gavilán que agarra y suelta no es gavilán.
Tiene de aquí al mes de noviembre para convencer a la base militante, a los cuadros activistas de Morena y sobre todo al presidente, de que deben cambiar las reglas para las encuestas en que se definirá al candidato. Quizá ni ampliando indefinidamente el plazo.