Los aranceles y los trabajadores de a pie

Manuel Fuentes
En las fábricas, en el transporte público, los obreros, los empleados, los que andan a pie, los que corren a toda prisa para llegar a sus centros de trabajo se preguntan, ¿qué es eso de los aranceles? que ahora se escuchan por todos lados.
¿Qué tanto podría afectar el empleo en México? ¿haría que bajen o se congelen los salarios? ¿Habría cierres de empresas? ¿Habrían miles de despidos? ¿Aumentaría la informalidad? ¿Subirían los precios de todos los productos?
Lo que sí es cierto es que, de aplicarse estos aranceles en cualquier modalidad, el primer golpe sería resentido por la industria manufacturera, maquiladora, y de servicios de exportación tanto en la declinación del nivel de empleo y de ingreso de los trabajadores, como en la disminución del número de establecimientos y de sus ingresos de exportación; especialmente en aquellos estados de nuestra frontera norte, quienes resentirían la primera onda expansiva de estas medidas anticomerciales.
La industria de exportación concentra 6 mil 520 establecimientos, y de éstos 5 mil 210 desempeñan actividades manufactureras y mil 310 ejercen actividades relacionadas con la agricultura, la pesca, el comercio y los servicios.
Baja California concentró el mayor número de establecimientos, representando 17.6% del total. Siguieron Nuevo León con 13.5%; Chihuahua con 9.1%, y Coahuila, con 6.8%, entre otros.
Las actividades se concentran en la industria automotriz, de transporte y autopartes, productos metálicos, equipos de computación y accesorios electrónicos, del plástico y del hule, la alimentaria, y fabricación de productos derivados del petróleo y del carbón.
Con cifras de diciembre de 2024, el personal ocupado total sumó 3 millones 232 mil 585 personas. Por entidad federativa, el personal ocupado se concentró, principalmente, en Chihuahua (12.8% del total), Nuevo León (12.7%), Baja California (12%), Coahuila (8.5%) y Tamaulipas (7.4%), principalmente.
Las remuneraciones medias reales pagadas al personal que se contrata directamente por el establecimiento ascendieron a 25 mil 517 pesos mensuales, donde hay cierta dispersión en el tipo de actividad y categoría en el que se encuentren trabajando.
Los ingresos de venta de estos establecimientos IMMEX (Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación) en México alcanzaron la cantidad de 702 mil 724 millones de pesos.
Sin embargo, un elemento muy delicado de los que poco mencionan es la ausencia de contratación colectiva y sindicación auténtica en más del 90% de esta industria que incide en una mayor explotación obrera.
¿Ante estos retos, qué papel deben jugar los sindicatos?

Primero que nada, los sindicatos deben evitar seguir jugando al gremialismo (del mundo cerrado) y es obligado tener una visión de país participando en las decisiones fundamentales para resguardar la soberanía nacional y laboral.
Se requiere subir el nivel de miras de las organizaciones laborales, desde una visión no solo nacional sino global, estando montados desde los talleres más sencillos hasta los centros de operación más complejos en los que se prioricen un mayor nivel de capacitación y preparación de la fuerza de trabajo para mejorar sus niveles de vida.
Es indispensable que se deje de marginar a los trabajadores en las decisiones fundamentales de Nación. Por todos lados se escuchan críticas por la actitud de algunos funcionarios que solo abren espacios a los empresarios, como si fueran la única voz que cuenta.
Recientemente se ha convocado a eventos magnos con organizaciones sindicales para cerrar filas con el gobierno actual, pero esos actos parecen más de lucimiento personal y no de compromiso real, para una inclusión efectiva de los trabajadores en estos tiempos cruciales.
Se requiere la formalización de un Consejo Laboral plural que aporte la visión de los trabajadores en propuestas y recomendaciones de políticas públicas, para la solución de los variados problemas nacionales que tenemos. Que su propósito sea fortalecer el diálogo social y una cultura de relaciones laborales justas, modernas y colaborativas ante los grandes retos de la integración, o desintegración comercial como parece ocurrir con Estados Unidos, ante los serios desafíos de la globalización y de la competencia internacional.
Una vez que se esclarezca qué pasará con el TMEC o de qué manera continua, el Consejo Laboral, integrado por representantes de trabajadores, deberá aportar su visión en las mismas discusiones que se tengan con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá. Hay en el sector obrero personas altamente calificadas que pueden contribuir en la hechura de este tipo de convenios comerciales y su efecto en el campo laboral.
Un Consejo Laboral, que no sea solo de empresarios, que impulse una intensa capacitación especializada dirigida a crear nuevos puestos de trabajo y adiestramiento laboral que satisfagan las necesidades de los sectores productivos; de una reconversión laboral ante la irrupción masiva de la Tecnología Digital, de la Robótica y de la Inteligencia Artificial, que, en lugar de desplazar puestos de trabajo, complementen nuestras habilidades y funciones.
Los problemas nacionales deben atenderse de manera incluyente ante la alta informalidad laboral que padece el país, con propuestas concretas, y posibles de alcanzar.
Se necesita un Consejo Laboral para tener una mayor proporción de trabajadores cubiertos por convenios colectivos, y el fortalecimiento de la representación sindical de los trabajadores que ahora se necesita más que nunca fortalecer.
Tenemos que evitar que se construyan aranceles de facto contra nosotros mismos, como si fueran barreras internas que impidan y obstaculicen que la voz de los trabajadores sea escuchada para atender las tareas apremiantes que vive el país.