El calor llegó para quedarse y aumentar día tras día, con una tendencia a que la sequía pase de ser un tema regional a un problema global
El 2023 uno de los años donde cada día se superó en temperatura, al promedio de lo que se tenía registrado desde el siglo XIX a la fecha, por lo que, no hay nada para celebrar en el Día de la Tierra, consideró César Romero Higareda.
El investigador de la Facultad de Biología, señaló que con datos en mano se comprueba que cada vez hace más calor.
“Todos los días del año del 2023 superaron unos más que otros, los registros que se tienen de más de cien años, esto es alarmante, es una situación donde ya no hay una cuestión de reversa, lo que se está viviendo para los tomadores de decisiones ya no debe pasar de un discurso político”, expresó.
Como científico, dijo entender la cantidad de energía que se encuentra en el sistema que hace que las temperaturas se eleven en todo el planeta, pese a las explicaciones, señaló la trivialidad que hacen del problema los tomadores de decisiones quedando solo en el discurso y la propia humanidad tomado a la ligera lo que se avecina.
El escenario, menos agua y mayores temperaturas, donde la sequía pasará de una cuestión alarmante a catástrofe vaticinó de no tomar cartas en este asunto, esta es una tendencia ya no regional, sino a nivel global, en lo que atañe al noroeste de México el escenario es difícil y nada halagüeño.
En relación a los modelos que observa y estudia el gobierno de Estados Unidos relacionados al monzón mexicano, compartió pronostican que de continuar lo que está pasando en estos momentos el monzón será bastante débil que no habrá agua suficiente.
Otro factor que presenta la tierra en sus cambios y contribuye y que cada vez se presenta constante, dijo, son los sistemas anticiclónicos que inhiben el desarrollo de tormentas locales las cuales podrían expandirse a escala regional comportándose como un tapón que no deja fluir el desarrollo de la lluvia, que de persistir como ya se ha establecido la sequía continuará con temperaturas cada vez más altas.
Ante todos estos escenarios, un elemento que podría llegar a mitigar sería el desarrollo de “la Niña” en el verano favoreciendo las lluvias locales, un fenómeno que monitorean todos los días, dijo, pero es un factor a esperar y observar con las condiciones atmosféricas.
Sin la llegada de agua no hay vida, finalizó, va a llover, pero esta no será la cantidad suficiente para llenar las presas, lo que traerá como consecuencia afectaciones en la agricultura, la ganadería, en la actividad biológica primaria, la pregunta como biólogo es, cómo van a responder los ecosistemas plantas y animales, de la ciudad y del campo.