“Los niños ya no quieren juguetes”

Carlos Ramírez Castañeda

La siguiente columna no tiene para nada el sentido de dejar de lado totalmente a los juguetes o afirmar un reemplazo total en la vida de las infancias de hoy en día, es más bien un sutil análisis de una de las realidades que estamos viviendo, una sociedad influenciada por la tecnología en todas las edades.

Y todo parte con algo que seguramente han escuchado en conversaciones de personas con hijos de manera directa o indirecta, en donde sale a relucir la frase: “es que los niños ya no quieren juguetes”, haciendo referencia a que en sus cartas para pedir regalos a los Reyes Magos , los juguetes han comenzado a pasar a último lugar, ocupando los primeros puestos dispositivos tecnológicos.

Trabajo con infantes de 3 a 12 años desde hace más de 14 años, en todo este tiempo cada año que pasa tengo pequeños que en sus cartas de reyes piden tabletas, teléfonos, cámaras, drones.

Y hasta aquí todo está “bien”, sin embargo, la reflexión es para los Reyes Magos y personas facilitadoras de tecnología para las infancias, debemos comenzar a razonar qué tan viable es el hecho de abrirle la puerta a un dispositivo con conexión a internet para que cualquier tipo de contenido pueda llegar a ese menor.

O bien, pensemos en el abismo que se abre al darle a un menor un móvil, una tableta y dejarlo sin supervisión navegando entre las apps de moda, quizá interactuando con desconocidos, lo cual puede dar lugar a toparse con un groomer, pues, en internet el anonimato a veces cobija a seres con malas intenciones hacia los menores. Y seamos realistas, no existe una supervisión de los Reyes Magos al estar atendiendo sus ocupaciones cotidianas.

Los controles parentales pueden convertirse en un gran aliado, sin embargo, es menester para los padres que tienen en casa pequeños que piden tecnología el comenzar a adentrarse a este mundo digital y quitarse la bandera reacia a lo tecnológico; con ello, estar al tanto de los actos nocivos, protección y resguardo a la integridad digital propia y del menor se convierten en las mejores herramientas para navegar sorteando peligros en internet.

Ojo, y como aclaración, tampoco se trata de satanizar a la tecnología o de inhibir el consumo de esta, soy un total partidario de las TIC, pero más del buen uso de las mismas.

Entre las múltiples ventajas que una consola de videojuegos puede dar a un menor, está la coordinación entre manos y vista, así como el impulso a la lectura con los juegos que conllevan diálogos, sin embargo no todo es miel sobre hojuelas al hablar de infantes, pues, con algunos juegos de interacción a través de modalidades multijugador volvemos al mismo escenario donde no sabemos quién puede estar detrás de la otra consola.

Si bien los chats de voz son una grata herramienta para las almas solitarias, también pueden ser el portal de acercamiento nocivo para un menor sin supervisión. Los padres deben adentrarse a saber qué están jugando sus hijos, pero sobre todo con quién están jugando y saber configurar para deshabilitar todo tipo de contacto directo con desconocidos.

Lo anterior son solo pequeños ejemplos del vasto mundo tecnológico que hoy piden los pequeños y es una total realidad el hecho de comenzar a adaptarnos a la tendencia solicitada y reiterando profundizar en el buen uso y sobre todo el resguardo necesario.

Los niños están listos para dejar los juguetes y pedir tecnología, pero la pregunta verdadera aquí es si los padres están aptos para poder facilitarles la misma sin exponerlos a un riesgo digital sobre su integridad.

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