Más gobernadores al exilio político
Álvaro Aragón Ayala
A tres días de que el bloque opositor al proyecto de nación de la Cuarta Transformación se reunió para hacer público “un encuentro para avanzar en los acuerdos”, el presidente Andrés Manuel López Obrador asestó un nuevo golpe a la estructura de esa alianza, operando el exilio político de los gobernadores que van entregando sus cargos.
Sobre vigilados y “agarrados en las manos en las cuentas públicas” ningún gobernador le puede decir que no al presidente de la República: tienen encima las auditorias estatales, la Auditoria Superior del Estado, el SAT y la Unidad de Inteligencia Financiera. Sobre la mayoría de ellos pesa la sospecha de haber incurrido en peculados y en enriquecimiento inexplicable.
Para mermar la resistencia del PRI-PAN-PRD y los empresarios afines a Claudio X. González, el presidente López Obrador hace uso de la expulsión del país de los gobernadores salientes de estos partidos, nombrándolos embajadores. En sí, es el exilio político.
Los dirigentes del PRI, Alejandro Moreno; de Acción Nacional (PAN), Marko Cortés, y de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano, y Claudio X. González de Si por México y Gustavo de Hoyos de Coparmex se reunieron para que “nadie lo dude (que) somos una coalición sólida, que se fortalece cada día”, expuso Moreno Cárdenas, anfitrión de la reunión sostenida en la sede del PRI y quien difundió fotografías en Twitter.
En la reunión del lunes estuvieron los líderes parlamentarios del PAN, Jorge Romero Herrera y Santiago Creel Miranda, el perredista Luis Ángel Espinosa Cházaro y el priista Rubén Moreira.
El presidente Andrés Manuel López Obrador calificó como una “vergüenza” y como “promiscuidad política” una fotografía en la que se ven a líderes de la alianza Va por México y a empresarios, entre los que se encuentra Claudio X. González y al expresidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos.
“Están los dos, Coparmex y Claudio y los líderes de los partidos del bloque conservador. Una vergüenza, imagínense lo que pensaría el general (Lázaro) Cárdenas, Adolfo López Mateos, incluso (Manuel) Gómez Morín, ‘Maquío’, ¿qué es esto?, deveras, una promiscuidad política nunca vista, pero todo es esto, los ‘billullos’”, criticó el mandatario federal.
Tres días después, el jueves, López Obrador ratificó “la jugada de las embajadas” y ofreció “chamba” a quienes ya son ex gobernadores y a otros más que dejaran los cargos de mandatarios para que se sumen al Proyecto de la Cuarta Transformación, pegándole así en la “línea de flotación” a la alianza opositora PRI-PAN-PRD: sus gobernadores.
En una pregunta arreglada en “la mañanera” para la respuesta certera, el inquilino de Palacio Nacional dijo que “si van a participar servidores públicos, ex gobernadores en nuestro gobierno. En unos días más voy a dar a conocer que van a representar a México en embajadas, consulados, ex gobernadores y dirigentes de distintos partidos y también ciudadanos sin partido y van a seguir ayudando, todos los que quieran contribuir a ayudar a la transformación del país tienen las puertas abiertas, mujeres y hombres honestos con deseos de servir”.
Luego ponderó el trabajo de mandatarios priistas: “Están terminando gobernadores como el caso de Quirino Ordaz (de Sinaloa), el gobernador que va a terminar de Guerrero, que no hicieron mal trabajo”.
En el caso de Guerrero, abundó, quienes conocen, saben que no es un día de campo gobernar Guerrero, porque ha sido un estado muy olvidado por la federación. Es de los estados más pobres, por eso me siento satisfecho, porque es el estado que más recursos ha estado recibiendo ahora.
El primer apuntado para una embajada de España es el gobernador de Sinaloa Quirino Ordaz Coppel, cuyas cuentas públicas “están en el aire” y sobre quienes pesan acusaciones de los morenistas de haber realizado un gobierno altamente corrupto, frívolo y dispendioso.
El presidente Andrés Manuel López Obrador pudiera sacar también de la jugada rumbo a las elecciones del 2022 y el 2024, mandándolos al exilio, a Miguel Aysa González, del PRI, quien fue gobernador del estado de Campeche y dejó el cargo el pasado 15 de septiembre del presente año; a Carlos Mendoza Daviz, del PAN, quien el pasado 9 de septiembre entregó la gubernatura de Baja California Sur.
Además pudiera “paralizar” son sendas embajadas al panista Javier Corral Jurado cuyo periodo como gobernador venció el 2 de septiembre; a José Ignacio Peralta, del PRI, que concluirá su administración en Colima el próximo 31 de octubre; a Silvano Aureoles Conejo, del PRD, que entregó el 12 de octubre la gubernatura de Michoacán; a Antonio Echevarría García, quien el 9 de septiembre finalizó su mandato en Nayarit; a Francisco Domínguez Servién, del PAN, quien el jueves 20 de septiembre dejó de ser gobernador de Querétaro; al de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras del PRI; a la sonorense Claudia Pavlovich Arellano, también del PRI, y al zacatecano Alejandro Tello Cristerna del Partido Revolucionario Institucional.
Nombrándolos sus aliados, exiliándolos con rango de embajadores, López Obrador desarticula los liderazgos de la estructura operativa del PRI-PAN-PRD en varios estados del país.