Feliciano Castro, la lucha contra corrupción y la traición de la auditora estatal

Álvaro Aragón Ayala 

Bajo el teorema de “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”, el trabajo para diputado local electo Feliciano Castro Meléndez, quien fungirá como presidente de la bancada de Morena y presidente de Junta de Coordinación Política de la 64 Legislatura del Congreso Local, rebasará el umbral de lo “tradicional” o lo “normal” para encauzar las grandes reformas jurídicas-legislativas que requiere Sinaloa para cimentar las bases del estado del Bienestar. 

Para cumplir con su encomienda histórica, Feliciano Castro contará con el apoyo de 8 diputados del Partido Sinaloense, dispuestos a contribuir a la transformación de Sinaloa, estado que necesita cambios profundos en materia legislativa para suplir lo arcaico y lo no funcional por un andamiaje que permita el andar de una nueva estructura que tenga como puntales los principios de la Cuarta Transformación. 

La tarea de Feliciano Castro no será fácil: enfrentará inercias y los intereses de grupos de poder representados en el Congreso Local por los diputados del PRI y del PAN con ramificaciones con personajes con alta capacidad económica e injerencia en los medios de comunicación que faenan en el Proyecto Nacional 2014 que busca ya el retorno de las “fuerzas más obscuras” a Palacio Nacional y el rescate en el 2027 del gobierno de Sinaloa que les arrebató en las elecciones del 6 de junio Rubén Rocha Moya bajo la fórmula Morena-PAS.   

Esos grupos neoliberales le apuestan al ejercicio de una política gatoparda en el Legislativo con el propósito de que el estatus quo estatal permanezca inalterable para seguir gozando de prebendas gubernamentales y de otros beneficios colaterales que ofrece el influyentismo, el amiguismo y el compadrazgo. En concreto: para que persista el estado de corrupción. 

El futuro presidente de la JuCoPo ha ofrecido varias declaraciones a la prensa en donde delinea su ruta legislativa, posicionamientos que, al decodificarlos, ofrecen la lectura de que va con fuerza, con el apoyo de los legisladores de Morena y del PAS y de quien se quiera agregar al proyecto de la 4T, para iniciar una batida en serio contra la corrupción, la simulación, la ineptitud y otros males que flagelan la buena marcha de una administración humanista y con amplio sentido social. 

La lucha corrupción no será sencilla por el “blindaje” creado por Quirino Ordaz Coppel para que no profundicen en su “desastroso estado administrativo”. El analista político Antonio Quevedo Susunaga, en su columna Brecha – “La transparencia, una quimera/gobierno abierto”, ofrece las “pistas” de la “administración obscura” de Quirino Ordaz que maniató a los órganos de transparencia y de auditoria para hacer y deshacer con el presupuesto público. Dice Quevedo: 

Los sinaloenses en éste sexenio que están cerrando los priistas, nos quedamos con las ganas de tener un gobierno abierto, que Quirino Ordaz Coppel tuvo la oportunidad de llevar a la práctica; sin embargo, incurrió en los mismos vicios de la cerrazón, de no transparentar su quehacer, de informar sólo lo que (le) convenía, pero en materia del manejo de los recursos públicos, de las inversiones hechas, de la forma que se ejecutaron, de la impartición de justicia, de la operación de las policías, en fin, de muchos temas, hay una absoluta obscuridad. 

Precisamente, Feliciano Castro dijo que “Morena cuenta con una fuerza suficiente para lograr cambios sustanciales desde el Congreso, pues tiene 20 diputados en su grupo parlamentario más otros 8 del Partido Sinaloense que participó en alianza común en las elecciones locales del 2021”. 

Sin embargo, para lograr alcanzar esos cambios sustanciales y darle forma a la reforma jurídica-legislativa que el estado necesita, se requiere también dotar mayores facultades de fiscalización a la Secretaría de Transparencia y Rendición de Cuentas y rescatar a la Auditoría Superior del Estado y reformarla. 

Pero, sobre todo, se necesita “limpiar” primero esa Secretaría de Transparencia convertida “tapadera” del gobernador Quirino Ordaz Coppel y del resto de los funcionarios estatales y quitar el control de la Auditoría Superior del Estado al gobernador. Quienes dirigen en particular estas dependencias no han cumplido cabalmente con sus funciones porque se plegaron a los caprichos e intereses personales del jefe del Ejecutivo Estatal. 

A la auditora Emma Guadalupe Félix Rivera se le puede culpar incluso de traición al Poder Legislativo. Es obligación, entonces, de Castro Meléndrez cabildear o procesar su cese inmediato para dar paso a un nuevo auditor estatal que trabaje para el legislativo como su real y efectivo ente fiscalizador. Félix Rivera prostituyó la Auditoría Superior del Estado y la “desprendió” del Poder Legislativo para convertirla en un “apéndice” o instrumento del gobernador Quirino Ordaz para efecto de encubrir sus corruptelas. 

Feliciano Castro tiene como prioridad -por las irregularidades y omisiones con que viene actuando- poner de patitas en la calle a la auditora Emma Guadalupe Félix y proceder a auditar el manejo del presupuesto a su cargo que se reparten con cinismo los principales funcionarios de esa dependencia del legislativo, para en caso de encontrarle más anomalías armar su procesamiento legal. 

El principal obstáculo para que la 64 Legislatura trabaje sobre bases firmes en su lucha contra la corrupción lo es Emma Guadalupe Félix Rivera. Sin esa carga los diputados de la Cuarta Transformación y sus aliados trabajarán más “tranquilos” en el aterrizamiento de las grandes reformas jurídicas-legislativas para construir las bases del estado del Bienestar. 

La Cuarta Transformación está en la antesala del Congreso Local…. 

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